Es cierto lo que decía
Hegel que la lechuza de Minerva alza su vuelo en el atardecer de la historia, cuando esta ha hecho su trabajo y la filosofía lo traduce en conceptos. Pero, por una vez deberíamos pensar que es muy importante dar nombres a las cosas antes de que estas existan.
En un espacio de posibilidades cercanas, dar nombre puede significar despejar un poco la niebla del futuro. A mí personalmente siempre me ha interesado la naturaleza ciborg pero tal vez es el momento de distinguir ciborgs de monstruos nada prometedores. Hay muchas razones de orden moral para hacerlo, aunque a mí me interesan más las políticas: ¿Cuánto van a costar estos inventos en términos de sostenibilidad ecológica y social?, ¿quiénes van a pagar estos costos? Porque mucho me temo que sean los de siempre y que los beneficios se los lleven los de siempre.
La bioética y la biopolítica (no la de
Foucault) tienen trabajo que hacer. Lo tenemos todos los ciudadanos y los gobiernos. Pero también la metafísica. La cadena del ser parece tener ahora extraños eslabones.
Fernando Broncano,
Organismos, organoides, ginoides e inteligencia artificial, El laberinto de la identidad 02/06/2019
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