Como demuestra
David Reich en su recién publicado
Quiénes somos y cómo hemos llegado hasta aquí (Antoni Bosch editor), la genómica revela que las tres familias lingüísticas de Greenberg corresponden a las tres migraciones de pueblos eurasiáticos que
descubrieronAmérica por el puente de tierra (actual estrecho) de Bering, un proceso que comenzó hace 15.000 años, tan pronto como el fin de la glaciación lo permitió. En particular, el lingüista neoyorquino tenía razón en que la gran mayoría de las lenguas nativas americanas pertenecen a la misma familia, por muy distintas que puedan parecer. La genómica ha confirmado a la lingüística.Quizá Greenberg era el más
genético de sus colegas. La lingüística convencional acepta la evolución de los lenguajes, por supuesto, pero calcula que la señal de un origen común se pierde en unos pocos miles de años. La técnica de Greenberg consistía en centrarse en unos pocos cientos de palabras del núcleo duro de las lenguas, como verbos auxiliares, negaciones, marcadores interrogativos y los nombres de los objetos más comunes. Es un enfoque muy de genetista, y cuyas propuestas van mucho más allá de las lenguas americanas.En África central, el número uno se dice
tok, tek o
dik. Muchas lenguas asiáticas (y sí, también americanas) utilizan
tik para el dedo índice. Y en el indoeuropeo ancestral,
deik significaba señalar con el dedo (de ahí
daktulos, digitus, doigt o dedo). Seguramente un testimonio de nuestro origen común. Es el poder de la lengua.
Javier Sampedro,
El poder de la lengua, El País 13/06/2019
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