Imaginemos, por ejemplo, un programa que reclute personal para una empresa y que decida según su ‘inteligencia’. La persona encargada de su programación habrá sido la responsable de ‘enseñar’ a dicho programa las cualidades que deben tener las personas que aspiren al puesto, los idiomas que deben hablar, estudios que han de tener… pero, ¿qué pasaría si la máquina debe escoger entre dos personas con la misma cualificación pero de distinto sexo?
Conocer los principios éticos básicos y aplicarlos en el funcionamiento de las máquinas se convierte en una responsabilidad que todas las empresas que trabajan con este tipo de tecnología deben comprometerse a asumir.... aplicar una sólida base ética sobre la que desarrollar procesos de Inteligencia Artificial será determinante para que esta tecnología tome las mejores decisiones. Por ello, la correcta y completa formación en ética de los programadores y científicos, así como un riguroso control de los sesgos, serán clave para una actuación éticamente responsable.
Marcos Carrascosa,
La IA decide por nosotros, pero ¿y su se aleja de la ética?, Cinco Días 17/06/2019
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