“Durante varios cientos de años, los humanos han criado selectivamente perros para expresar características físicas y de comportamiento específicas. Erin Hecht y sus colegas investigaron los efectos de esta presión selectiva en la estructura del cerebro mediante el análisis de imágenes de resonancia magnética de 33 razas de perros”, explica la nota informativa difundida al respecto por la Society for Neuroscience, entidad editora de
Journal of Neuroscience.
Entre las conclusiones destacadas, el equipo de investigación observó una amplia variación en la estructura del cerebro que no estaba simplemente relacionada con el tamaño del cuerpo o la forma de la cabeza.La forma y tamaño del cerebro también difiere substancialmente, por ejemplo, en las razas especializadas en la caza respecto a otras seleccionadas por los humanos por su capacidad para correr.Además de la forma y tamaño, los cerebros de las diversas razas de perros forma redes neuronales sensiblemente diferentes, como han podido observar los autores de este estudio. Los expertos han agrupado estas variaciones en mapas de seis redes cerebrales diferentes, con funciones propuestas que variaban desde la vinculación social hasta el movimiento.
Estudiar la variación neuroanatómica en perros ofrece una oportunidad única para estudiar la relación evolutiva entre la estructura y el comportamiento del cerebro, destaca la Society for Neuroscience, lo que sugiere que este tipo de estudios puede ayudar a entender la estructura cerebral en otras especies, incluidos los humanos.
Joaquim Elcacho,
Así hemos moldeado la estructura del cerebro de los perros, La Vanguardia 03/09/2019
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