Las personas físicas habitan la ciudad, desarrollan sus vidas día tras día y, la mayoría, también son
personas jurídicas. Sin embargo, siguiendo al matemático y filósofo de la tecnología
Javier Echeverría, con la expansión de las TIC ha emergido una nueva modalidad de ser humano: la
tecnopersona, que no conviene confundir con la primera.
Las tecnopersonas no están hechas de carne y hueso, ni tampoco se constituyen por documentos de identidad u otros objetos jurídicos. Están compuestas de información digital.Las tecnopersonas se caracterizan por las relaciones e interacciones que mantienen en el entorno digital, la mayor parte de las cuales dejan rastro en los super-ordenadores de la nube.
Si
conocerse a sí mismo era ya un desafío de primer orden, ahora hay que añadir la complejidad de conocer a nuestra tecnopersona. A diferencia de la
memoria orgánica, la enorme cantidad de información de la memoria digital se distribuye por múltiples
centros de datos a lo largo, ancho y alto del planeta.
Una persona puede ser un ciudadano libre, pero como tecnopersona sus derechos pueden verse supeditados cada vez que cliquea en “acepto” en cualquiera de los contratos que gestionan los
Señores del Aire: Google, Amazon, Apple, Facebook y otras tantas entidades que han conducido al mundo a una suerte de
nuevo feudalismo.
José Luis Granados Mateo,
Cómo ser una 'tecnopersona' entrañable, público 09/12/2019
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