La automatización no es la hecatombe del trabajo sino su alteración. Tanto el microtrabajo mal remunerado como el empleo de los datos que los consumidores proporcionan sin remuneración alguna implican una radical transformación del capitalismo que puede ahora prescindir de la figura del salariado y sus inconvenientes. Como si las reglas para proteger el trabajo y los trabajadores fueran un paréntesis histórico, volvemos a la época anterior al salariado, al destajo y economía del regateo.
Se está produciendo de este modo una mezcla de tecnología del siglo XXI y condiciones laborales del XIX. El discurso ideológico que trata de inscribir el trabajo digital en un relato emancipador (autoemprendizaje y flexibilidad) pone de manifiesto la capacidad del capitalismo de apropiarse de la crítica del trabajo y convertirla en beneficio.
Daniel Innerarity,
El futuro del trabajo y los desafíos de la automatización, Clarín 18/12/2019
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