
Para mí este punto es el que más desbarata la visión del Realismo Moral : no existe una única comunidad moral humana, no existe una única moral, hay por lo menos dos morales: la moral del endogrupo y la moral del exogrupo, la moral del Nosotros y la moral del Ellos. Entender esto es fundamental y no entenderlo es errar el tiro irremediablemente al hablar de moral. Intereses distintos implica morales distintas. Es duro y contraintuitivo pero todo indica que es cierto. No es sólo teoría sino que la realidad que vivimos todos los días es muy elocuente. Vamos primero con un poco de teoría.
Richard Alexander, un biólogo evolucionista conocido por sus trabajos sobre el comportamiento social y la moralidad, aborda en sus escritos la idea de que la moralidad está influenciada por los intereses de los individuos o grupos. Alexander argumenta que la moralidad no es un conjunto universal de reglas absolutas, sino que surge como un producto de la evolución y las interacciones sociales, moldeado por los intereses de quienes la practican. En su visión, los seres humanos, como organismos sociales, desarrollamos sistemas morales que reflejan nuestras necesidades, deseos y estrategias para sobrevivir y prosperar en un entorno competitivo. Esto implica que lo que consideramos "moral" puede variar dependiendo de los intereses en juego: lo que beneficia a un individuo o grupo puede entrar en conflicto con lo que beneficia a otro, dando lugar a diferentes códigos morales.
Por ejemplo, Alexander sugiere que comportamientos como el altruismo o la cooperación, que a menudo asociamos con la moralidad, no son intrínsecamente "nobles", sino que pueden entenderse como estrategias que evolucionaron porque favorecen a quienes las practican (o a sus genes) en ciertos contextos. Sin embargo, cuando los intereses divergen —digamos, entre dos grupos compitiendo por recursos— las normas morales de cada uno pueden justificarse internamente, pero parecer inmorales desde la perspectiva del otro. Este relativismo moral no significa que todo sea arbitrario, sino que está anclado en las condiciones materiales y sociales que enfrentan las personas. La visión de Richard Alexander, y otros autores que tienen en cuenta la teoría de la evolución, con su énfasis en la moralidad como un producto de intereses evolutivos y sociales, plantea tensiones interesantes con el realismo moral, que sostiene que existen hechos morales objetivos independientes de las creencias, deseos o contextos de los individuos.
El realismo moral argumenta que ciertas afirmaciones morales (como "matar por placer está mal") son verdaderas o falsas en virtud de hechos objetivos sobre el mundo, no simplemente porque las personas o culturas las acepten. Estos hechos morales serían tan reales como los hechos físicos, existiendo independientemente de nuestras percepciones o intereses. Filósofos como Derek Parfit o David Enoch han defendido esta postura, sugiriendo que la moralidad tiene una base normativa que trasciende las contingencias humanas. Pero la perspectiva de Alexander, arraigada en la biología evolutiva, ve la moralidad como una adaptación funcional. Para él, lo que llamamos "moral" es un conjunto de reglas y comportamientos que emergen porque han sido útiles para la supervivencia y la reproducción, y estos están moldeados por los intereses de los individuos o grupos. Desde este punto de vista, la moralidad no sería objetiva en un sentido absoluto, sino relativa a las condiciones y necesidades de quienes la practican. Si los intereses cambian, las normas morales también podrían hacerlo, lo que choca con la idea de una moral fija e independiente.
El realismo moral requiere que haya verdades morales que no dependan de factores subjetivos como los intereses, mientras que Alexander sugiere que los intereses son precisamente lo que da forma a la moralidad. Un realista moral podría argumentar que Alexander solo describe cómo los humanos descubrimos o aplicamos la moralidad en la práctica, pero no refuta que existan hechos morales objetivos subyacentes. Por ejemplo, podrían decir que el interés en cooperar no inventa la bondad de la cooperación, sino que revela una verdad moral preexistente. Sin embargo, Alexander podría contraargumentar que esta apelación a hechos objetivos es una ilusión: si la moralidad siempre está vinculada a intereses evolutivos, entonces cualquier "objetividad" que percibamos es solo una proyección de lo que nos ha funcionado como especie. Desde su perspectiva, el realismo moral podría ser una especie de autoengaño útil, una narrativa que refuerza la cohesión social, pero no una descripción de la realidad última.
Algunos filósofos han intentado puentes entre estas posturas. Por ejemplo, el "constructivismo moral" podría decir que la moralidad es objetiva en el sentido de que surge de principios racionales o universales (como la reciprocidad), pero sigue siendo dependiente de las condiciones humanas, lo que podría alinearse parcialmente con Alexander. Sin embargo, un realista moral estricto probablemente rechazaría esto como insuficiente, insistiendo en que la objetividad debe ser independiente incluso de nuestra naturaleza como especie. La visión de Alexander (y evolucionista en general) pone en jaque al realismo moral al mostrar cuán profundamente nuestras intuiciones morales están ligadas a factores contingentes. Pero el realismo moral podría sobrevivir si logra demostrar que hay principios morales que trascienden esos intereses, algo que no es fácil de probar empíricamente.
Vamos a bajar al barro, porque todo esto suena muy teórico y abstracto y personalmente no me gustan las cosas abstractas. Es que tenemos pruebas muy claras de que todo esto que dice la teoría de la evolución de que hay una moral del Nosotros y otra moral del Ellos es verdad. La realidad que estamos viviendo ahora por ejemplo en el conflicto Israel/Hamas confirma que al haber intereses distintos hay morales distintas y que tiene razón Alexander. O el conflicto entre Ucrania y Rusia. No existe en la especie humana una norma moral objetiva y universal de no matarás. Al del grupo rival, al del grupo enemigo sí le puedes (e incluso debes) matar. Hamas, cuando secuestra o mata gente, cree que está haciendo algo justificado que es luchar contra un enemigo que les está robando la tierra y les esta oprimiendo. Israel también cree que bombardear y matar niños está bien porque son acciones de defensa propia ya que están en juego no ya sus intereses sino su propia supervivencia. En el conflicto Ucrania/Rusia ocurre lo mismo con matices.
Si consideras que eso es malo moralmente no lo harías. En el fondo para eso esta la moral, para que no hagamos ciertas cosas que consideramos malas. La esencia de un juicio moral es la producción de un daño intencionado por un agente sobre un paciente. Bombardear ciudades es una acción moral porque inflige un daño intencionado a personas desarmadas que no pueden defenderse.
El segundo argumento es que Hamás o Israel no son agentes morales, que los agentes morales sólo son las personas. Yo considero que el gobierno de Israel que toma la decisión de bombardear es un agente moral porque es el que origina la acción cuya moralidad estamos juzgando. También el núcleo de dirección de Hamas es el que pone en marcha la acción de secuestrar violar y matar a gente que está en un festival de música. Evidentemente, tanto el gobierno de Israel como la dirección de Hamás está compuesta por personas, vale. Pero imaginemos por ejemplo que un gobierno o institución tiene que indemnizar a un ciudadano por algo que ha hecho mal. Es obvio que no vale decir que la gente que está en esa institución no es la misma y que tienen que pagar los que estaban en el gobierno entonces. Pero en el fondo me da igual, la acción es inmoral la haga quien la haga. Y esas acciones tienen un actor, no se hacen solas. Y tienen unas víctimas. Y como estoy explicando es evidente que las personas de un lado y las del otro difieren con respecto a lo que está bien y lo que está mal.
Estos conflictos muestran cómo lo que un grupo considera moralmente justificable (o incluso obligatorio) puede ser visto como aberrante por otro. Para Hamas, atacar a Israel, incluso con métodos que matan civiles, puede encuadrarse como una defensa legítima contra la opresión, un acto de resistencia moralmente necesario. Israel, por su parte, justifica bombardeos que matan niños como una respuesta inevitable para protegerse frente a una amenaza existencial. En Ucrania y Rusia pasa algo similar: Rusia ve su invasión como una protección de sus intereses geopolíticos y culturales, mientras que Ucrania y sus aliados lo enmarcan como una lucha moral por la soberanía y la libertad. En todos estos casos, el mandato "no matarás" no es universal; se suspende cuando el "otro" es el enemigo, y cada lado tiene una narrativa moral que lo respalda.
Y todo esto no es solo política desprovista de moral. Bombardear ciudades, matar niños, secuestrar civiles —estas acciones están cargadas de implicaciones morales, porque la moral existe para guiar lo que hacemos o evitamos. Si un grupo no viera sus acciones como justificables en algún nivel moral, sería difícil sostenerlas. Incluso en la guerra, las partes suelen apelar a principios éticos (autodefensa, justicia, liberación) para legitimarse, lo que refuerza la idea de Alexander: la moral no es un estándar fijo, sino una herramienta moldeada por intereses.
A mi modo de ver, la evidencia histórica y actual sugiere que la moral humana es profundamente relativa a los contextos y los intereses. No vemos una norma universal aplicada consistentemente; vemos normas que se adaptan a las necesidades de supervivencia, poder o identidad de cada grupo. El "no matarás" se convierte en "no matarás a los tuyos" o "no matarás sin una razón que tu grupo acepte". Los conflictos que acabo de mencionar son prueba de ello: cada lado tiene su propia moral, y ninguna parece imponerse como objetivamente verdadera para todos.
Pero hay otro lado en este debate. Un realista moral podría usar el siguiente argumento. Podría decir que aunque la moral en la práctica sea relativa, esto no descarta la posibilidad de una moral objetiva en teoría. Por ejemplo, un realista moral diría que el hecho de que Israel y Hamas discrepen no significa que no haya una verdad moral sobre si matar niños está mal; solo significa que los humanos somos malos descubriéndola o que los intereses nublan nuestro juicio. Es decir, la moral universal y absoluta existe “en teoría…en el papel” pero los humanos son imperfectos y no la ven y por tanto no la aplican en la práctica. Este movimiento me parece estéril y no gana el debate.
Cuesta ver cómo esa objetividad moral se sostiene frente a la realidad: si existiera una moral universal, ¿no deberíamos ver al menos algún indicio de convergencia en casos tan extremos? Lo que observamos se explica mejor entendiendo que la moral es una construcción humana, no un reflejo de algo eterno. Sirve para cohesionar grupos, justificar acciones y navegar conflictos, pero no trasciende nuestros intereses. Los niños que mueren en Gaza o Ucrania no lo hacen porque haya una moral objetiva débil, sino porque las morales en pugna son lo bastante fuertes como para priorizar la supervivencia de un lado sobre la vida del otro. Estamos de acuerdo en que el “papel lo aguanta todo”, como se suelde decir. Podemos refugiarnos en que matar está mal o que hay principios morales escritos en declaraciones de derechos humanos (de las que luego hablaremos) pero que no se aplican en la realidad. En mi opinión, es un movimiento inútil y vacío ya que ignora el funcionamiento de la moral humana en las situaciones reales de la vida.
Los israelíes o Hamás, como acabo de decir, no reconocen que tengan la obligación de hacer algo cuando su enemigo sufre, el enemigo no es un “prójimo”. Asistir a un herido o impedir una agresión no son objetivamente buenos. Todo lo contrario, a los enemigos hay que herirlos y agredirlos. Y no sólo a los enemigos, sino también a las personas de nuestro grupo que son inmorales o delincuentes y tenemos que castigar. En general hay que respetar la libertad de las personas pero no todas las personas cualifican como sujetos de esos derechos. Por ejemplo, a un delincuente lo privamos de libertad. Y a un enemigo también, como vengo repitiendo.
La empatía y la compasión las apagamos ante un delincuente o un enemigo. Cuando los americanos en la playa de Omaha matan soldados alemanes desconectan la empatía, como hacen los israelíes cuando bombardean o Hamas cuando mata y secuestra.
La Declaración de los Derechos Humanos de 1948 se suele presentar como prueba de que la moral es única, objetiva y universal. Pero me parece que es en realidad prueba de todo lo contrario, de la existencia de más de una moral ya que contamos por lo menos con dos declaraciones de los derechos humanos, la de la ONU de 1948 y la del Cairo o musulmana de 1990. Pero es importante señalar, por ejemplo, que los que aprobaron la declaración de la ONU dejaron de lado el tema de fundamentarla para no meterse en un charco. Es fácil decir que todo el mundo tiene derecho a una vivienda pero es más complicado buscar ahí afuera, en la realidad, la objetividad o el fundamento de ese derecho. Es obvio que los derechos humanos son consensos. Tremendamente importantes, pero consensos.
Pablo Malo, Una crítica de la moral objetiva, Pablo's Substack 18/04/2025