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Presencia plena significa que la mente, en efecto, está presente en la experiencia corpórea cotidiana; las técnicas de presencia plena están diseñadas para retrotraer la mente desde sus teorías y preocupaciones, desde la actitud de abstracción, hacia la situación de la propia experiencia". Francisco J. Varela
Escrito por Luis Roca Jusmet
Francisco J. Varela es un neurocientífico y filósofo chileno que posteriormente adquirió un prestigio internacional. Lo mismo que su compañero el biólogo Humberto Maturtana, con el que escribió un par de libros. Era un pensador muy interesante y comprometido políticamente con la izquierda. Tuvo una conversación sobre el tema de la autonomía ( analogía entre el individuo en relación con la sociedad y el organismo vivo y su entorno) con Cornelius Castoriaids.
En 1991 Francisco J. Varela escribe un libro que en inglés se llama
The embodied mind. Cognitive science and humana experience, que podría traducirse como
El conocimiento corporizado. Las ciencias cognitivas y la experiencia humana, pero que se tradujo en español con el chocante y equívoco título de
De cuerpo presente. Las ciencias cognitivas y la experiencia humana. En el texto colaboraron los psicólogos y expertos en budismo Evan Thompson y Eleanor Rosch. El estudio, que duró tres años ( entre 1986 y 1989) tenía un doble objetivo. Por una parte plantear una teoría alternativa al modelo informático d elos cognitivistas. Por otra establecer un puente entre las ciencias cognitivas contemporáneas y la tradición budista.
Varela reivindica la experiencia humana como base para el conocimiento. Pero la experiencia humana es corporal, es el cuerpo el que experimenta. Reivindica a Merleau-Ponty como el filósofo europeo que supo romper con el dualismo cartesiano. Dualismo cartesiano que está en la base de los modelos cognitivos del conocer. La cognición se entiende así como un procesamiento d ela información, como una computación de símbolos que siguen unas reglas lógicas. Detrás de esta concepción está también el isomorfismo entre estos símbolos y los hechos ( tal como plantea, por ejemplo, Wittgenstein en su
Tractatus lógico-matemático. El cerebro-mente se entiende como un ordenador que tiene una propiedad que es la conciencia.
La primera alternativa a este modelo cognitivo es el emergentismo, que cuestiona este modelo porque tiene un planteamiento puramente formal-lógico-sintáctico. El ordena procesa sin entender nada, no hay comprensión de los significados ( semántica). Esta es la crítica de John R. Searle, por ejemplo. Hay además una concepción del cerebro como autororganización con propiedades globales. Es una interconexión, no una propiedades secuenciasles que se rigen por unas reglas como plantea los cognitivistas. Existen las reglas locales pero están subordinadas a unas reglas transformadoras globales. Son modelos de complejidad más que de formalización.
La eneacción es la alternativa que plantea Varela. Se trata de una concepción del conocer como práctica corporal. Es el cuerpo interactuando entre otros cuerpos, formando una totalidad con ellos, el que conoce. Es el cuerpo pensante el que va construyendo su conocer a través de la interacción. No hay dualismo. No hay un sujeto separado del mundo que lo conocer como objeto. Este es un modelo dualista que deberíamos superar. Nos encerramos en un yo que conoce objetivando, separándose de sí mismo ( como cuerpo) y del mundo. Pero el mundo somos nosotros en esta interacción, nuestro cuerpo está en el mundo y nosotros no somos algo distinto de él. Occidente, en su tradición platónica-cristiana-cartesiana ha creído en una alma-mente ajena al cuerpo. Solo a partir de la fenomenología de Merleau-Ponty hemos recuperado esta visión del sujeto corporal. Enacción quiere decir acción desde el gesto y esto lo interpreta Varela como que la percepción y la acción son lo mismo : la percepción surge de la acción y ésta es perceptiva. Jean Piaget nos lo muestra a través del estudio del aprendizaje del niño, cuya inteligencia parte de esquemas sensorios-motores. Funciona antes de la adquisición del lenguaje, incluso que la capacidad simbólica. La experiencia no es ni subjetiva ni obejtiva, la experiencia es el cuerpo en su proceso de conocimiento interactivo. No podemos separar y como no lo podemos hacer no podamos dar prioridad a ninguna de las entidades separadas. Me recuerda a Spinoza cuando dice que la mente es la idea del cuerpo.
Varela y sus colaboradores nos plantean aquí el desafío de comparar estos planteamientos con los de la tradición mahayana del budismo. Hay una experientación del cuerpo y de sus procesos mentales a través de la meditación. Hay una conciencia de la presencia plena del cuerpo. Estar alerta a lo que le ocurre porque esta es la marca de nuestro conocer. Experimentos lo que nos ocurre desde una conciencia que observa pero que no se separa. No construimos una unidad imaginaria que llamamos yo para identificarnos con ella. El yo es la autororganización de la red de lo que nos ocurre corporalmente, no un imaginario centro que nos objetiva. Hay que eliminar el dualismo y esta creencia en el yo. Pero también hay que superar la angustia cartesiana a la falta de fundamentos. Hay que vivir sin fundamentos, aceptando la no-permanencia, la transformación de todo ( y nuestra como parte de este todo que e sun proceso). La meditación es una práctica que nos ayuda a entenderlo.
En todo caso me parece una manera seria, poco New Age, de buscar un diálogo entre las ciencias cognitivas y el budismo. El cuerpo y no el yo son, curisoamente, la via para entenderse.