Escrito por Luis Roca Jusmet
En las noticias televisivas hablan del suicidio. Dicen que es ( En España quizás en Europa) la primera causa de muerte violenta. Aparece un psiquiatra que dice que no es un problema de salud pública. Se habla de tratamiento terapéutico y farmacológica. la locutora dice que quizás tiene que ver con la crisis. Vamos a analizar las diferentes proposiciones que hay aquí implicadas :
1) El suicidio es una muerte violenta. Esto es un juicio de valor, no de hecho. Muerte violenta es cuando hay una agresión hacia alguien que le provoca la muerte. ¿ es un suicidio una autoagresión ? Depende. Lo será cuando un impulso agresivo hacia uno mismo le lleva a la muerte. no lo será cuando es producto de una decisión.
2) El suicidio no es problema filosófico, es un problema de salud pública. Evidentemente esto parte del discurso psiquiátrico como parte del discurso médico. El suicida es un enfermo mental ( algunas veces se ha formulado en estos términos tan claros). Pero el discurso psiquiátrico es un discurso confuso e ideológico. la psiquiatría no es una ciencia, es una técnica que se basa en una ideología. esta ideología formula un criterio de normalidad y sobre ella se establece lo que es anormal. Lo anormal es una patología mental. Se mezclan el concepto de
trastorno con conjeturas sobre el origen neurológico de los trastornos. El suicidio no es un problema de salud público. Ni siquiera es un problema. Es un acto desesperado. El acto de quién no espera nada, de quien no quiere nada.
3) Es posible que tenga relación con la crisis. Cualquier razonamiento psicológico o sociológico pone de manifiesto que la relación es evidente. La desesperación se da en una situación personal en la que la falta de recursos económicos en una sociedad, la capitalista, en la que casi todo se compra es evidente.
No voy a hacer una apología romántica del suicidio. Detrás del suicidio están lo que Spinoza llamaba con tanta precisión las pasiones tristes. Y como él mismo decía la tristeza es el mal y la alegría es el bien. Pero el dolor de existir es real. Schopenhauer, Sartre, Camus, Cioran lo han descrito de manera lúcida.
El suicidio es entonces un resultado negativo, necesariamente. Es el resultado de que la vida no merece ser vivida. Pero como los humanos somos conscientes de que estamos vivos y tenemos una posición delante de la vida podemos decidir que no vale la pena vivir. Entonces es una solución, pero al problema de vivir sin quererlo. Cioran decía que la posibilidad del suicidio era lo que le permitía seguir viviendo. Consideremos que es sincero. Lo que dice tiene mucho sentido porque la vida no es entonces una fatalidad. Uno puede decidir acabarla.
¿ Porqué no aceptamos el suicidio ? Porque no aceptamos la muerte. Al no captar la muerte nos negamos a algo que, por sentido común, tendríamos que aceptar, que es el suicidio y la eutanasia.
¿ Qué es lo que conduce a alguien al suicidio ? Hay causas psicológicas y sociológicas. Las causas psicológicas tienen que ver con la personalidad. La personalidad está impregnada de un imaginario colectivo, pero esto ya es sociológico. Lo que es psicológico es el temperamento, que es la base de la personalidad. Es la predisposición biológica a unos determinados estados de ánimo y pautas reactivas. No es genética porque la epigenética ya nos enseña que la genética no es algo tan mecánico. Que esta predisposición genéticas se concreta en el estado intrauterino y en las primeras experiencias. Esto nos marca, al igual que el contexto familiar y social de la infancia. Nos hace optimistas o pesimistas, activos o pasivos, alegres o melancólicos. Pero están también las causas sociológicas, que se remiten al tipo de sociedad que vivimos y al momento en que nos encontramos. Deberíamos entonces reflexionar siguiendo a John Stuart Mill, si esta sociedad responde a la finalidad de generar el máximo de felicidad para el máximo número de personas. Deberíamos pensar si esta sociedad adopta medidas contra la vulnerabilidad social y la miseria. Este es el problema, pero no es un problema de salud, es un problema sociopolítico. Lo cual no quiere decir, por supuesto, que no se tenga que tratar a las personas que piden ayuda, Detrás del intento de suicidio hay muchas veces una llamada desesperada al otro. Aquí es donde hay que ayudar y para ello se necesitará a veces grupos de apoyo y psicoterapia. Pero en otras es tan sencillo como garantizar unas condiciones de vida dignas. En este caso no es una llamada al otro ( al semejante) sino al Otro ( La Sociedad o simplemente el Estado). El problema y la solución son entonces políticos, no médicos.