Escrito por Luis Roca Jusmet
Vivir es sentir. Estar vivo quiere decir sentirse vivo. Si nos preguntamos por lo que sentimos entramos en una maraña de palabras cuyo significado es confuso y ambiguo. Son las pasiones, las sensaciones, los sentimientos, las emociones,los afectos y los deseos. Los conceptos deben deben ser, como nos enseñaba Descartes, claros y distintos. Hemos de saber que los conceptos, aunque sean convencionales, no son arbitrarios. Esto quiere decir que aunque los humanos inventamos las palabras y con ellas su significado, que es el concepto, siempre lo hacemos intentando captar formas reales. Voy ha intentar, para ello, hacer un trabajo de clarificación sobre estos términos, sin dejar de referirme nunca a las formas que configuramos con ellas, que deben servirnos para entender mejor los complejos procesos y las estructuras reales.
La primera diferencia hemos de establecerla entre sensaciones y emociones, que hacen referencia en los dos casos a lo que siente el cuerpo. Las sensaciones se producen en la superficie corporal y sus receptores son los que llamamos los sentidos. Pero profundicemos un poco más. Las sensaciones referidas al sentir son siempre, aunque con una intensidad variable, agradables o desagradables. Lo que es muy agradable es lo que llamamos placer y lo que es muy desagradable es lo que llamamos dolor. Es lo que entendemos por sentir físicamente, aunque la terminología es discutible porque tiene una base dualista. Aunque el dolor y el placer táctil se manifiestan en la superficie del cuerpo, también existe un dolor orgánico interno que consideramos sensación, como el dolor de cabeza.
Tenemos después
las emociones, que deberíamos entender como un tipo de sentir diferente. La diferencia es cualitativa. Son movimientos corporales, como nos ha argumentado el neurocientífico Antonio Damasio.Son internos y no localizables. Tienen una duración relativamente corta. Son efectos de percepciones o recuerdos. Los llamamos alegría, tristeza, amor, odio. Spinoza decía que experimentamos amor delante de lo que produce alegría y odio frente a lo que nos causa tristeza. Son agradables o desagradables, crean bienestar o malestar. Son independientes de los sentidos. Damasio considera que las emociones son comunes con muchos otros animales, pero los sentimientos no.
Un sentimiento es una emoción consciente y en este sentido sería exclusivamente humana. Responde a una organización cerebral que nos permite sentir algo como propio, presume un sentimiento de sí y es por tanto autoconsciente. Pero también lo representamos a través de palabras, es decir de conceptos. Se considera también que tiene más estabilidad, por lo que sería más un estado emocional que una emoción momentánea. La palabra
afecto será sinónima de sentimiento.
La palabra
pasión tiene una historia diferente. Viene del griego y esta relacionado con pasividad, en el sentido de que sería una emoción que nos domina. Para los griegos era contrario a la libertad interna porque nos esclaviza. En la época medieval se continua este significado, que llega hasta la modernidad y se acaba elaborando de una manera completa y definitiva por Spinoza. Posteriormente la palabra
pasión ha adquirido un sentido positivo al identificarse con
entusiasmo. De esta manera la
pasión parece la manera como se describe una manera de vivir con sentimientos fuertes, intensos. La falta de pasión parece entonces propia de una vida fría o anodina.
¿ Qué podemos concluir de todo lo dicho ? Que el lenguaje con el que describimos las emociones es confuso. Foucault nos ha enseñado que no hay que interpretar este fenómeno como una incapacidad de aclararnos respecto a algo natural, que sería lo que sentimos. De lo que se trata es de la dificultad en la construcción de este objeto de conocimiento. La subjetividad humana aparece porque hacemos de nosotros mismos un objeto de reflexión. Quizás es en este campo de lo que sentimos cuando aparece más claramente la dificultad de distanciarnos.Pero la confusión conceptual tiene como efecto la propia confusión de la experiencia. Estaría bien hacer un esfuerzo para avanzar en esta clarificación. Hagamos una propuesta :
La primera está en la diferenciación entre sensación y afecto, dos maneras diferentes que tiene el cuerpo de sentir, una más "física" y otra más "interna".
La segunda está en la diferencia entre emoción y sentimiento, la primera de las cuales es menos estable, consciente y conceptualizada y la segunda más. Serían las dos manifestaciones del afecto.
La palabra
pasión quizás se podría mantener para referirse a un afecto muy profundo. Lo cual, por supuesto, no implica que nos domine en un sentido negativo. Sería un sinónimo de vitalidad.
Tenemos finalmente la cuestión del deseo. Si seguimos a Spinoza el deseo es un impulso consciente. Esto quiere decir que es consciente porque lo sentimos y lo entendemos. Podría haber impulsos no conscientes, que no los sentimos o no los entendemos. Podríamos considerar que esto sería un antecedente del psicoanálisis. Pero no es así porque la palabra
deseo en Freud está vinculado al inconsciente. Es un impulso indestructible que está ligado a la represión. Lo que reprimimos entonces es la representación, es decir la imagen a la que está ligada el impulso y por esto es indestructible. Nunca puede ser satisfecha porque el objeto es imposible. Lacan elabora más la cuestión. Lo que queremos de manera consciente es la demanda, que sería entonces lo que sentimos. El deseo es inalcanzable, nunca lo podemos sentir ni entender. Pero aquí la confusión es que este deseo es la causa del deseo y no el deseo en sí, que de hecho no existe, es ilusorio.La cuestión es compleja pero lo que quiero remarcar aquí es que el deseo, para los psicoanalistas, no lo sentimos. Quizás habría que buscar otra palabra porque lo que entendemos en lenguaje ordinario cuando hablamos es precisamente lo que sentimos como querido.