Escrito por Luis Roca Jusmet
Nos encontramos frente a una película extraordinaria, dirigida por Asghar Farhadi. No conocía el cine de Irán pero he de decir que esta es una muestra que no hay que perderse. La historia en sí no tiene nada de extraordinaria. Una pareja decide divorciarse porque la mujer quiere irse a otro país y el marido no. la mujer se va y el marido se queda con la hija de 11 años y su padre con Alzheimer. Contrata a una mujer ( que luego resulta que está embarazada de cinco meses) para que cuide al abuelo pero la mujer tiene reservas religiosas. Además debe salir para ir al médico y deja al viejo atado. El hombre vuelve antes de la hora y encuentra a su padre en estas condiciones sin la mujer que debería estar cuidándolo, además de comprobar que le falta dinero. El hombre se enfada y saca a la cuidadora a empujones. Su mujer vuelve a casa de sus padres y se enteran que la cuidadora ha caído del empujón y ha abortado. A partir de aquí empiezan a desarrollarse unos acontecimientos dramáticos.
Nos encontramos frente a un drama moderno, no frente a una tragedia. La diferencia entre el drama ( moderno) y la tragedia ( antigua) está en la cuestión del Destino. En la tragedia el Destino es una fuerza que encadena las acciones humanas de una manera inevitable y necesario. En el drama el fatalismo depende de las decisiones humanas, que son contingentes. Siempre se puede decidir algo diferente de lo que se decide. En el fondo, como decía Heráclito, el carácter es el destino.
Los personajes de la película toman siempre decisiones que no les gustan. Deben elegir entre lo malo o lo peor. Es como si sus propias emociones les condujera siempre a lo peor. Como si la sociedad en la que viven les condicionará a lo peor. Los cuatro personajes adultos son, por decirlo así, buena gente. Pero están dominados por las pasiones tristes : la tristeza, el resentimiento, el miedo. Y el odio al otro, porque como decía Spinoza, odiamos al otro porque le consideramos causa de la nuestra tristeza.
La película nos permite acercarnos a un Irán donde se cruzan la modernidad y la tradición. Pero no es un buen encuentro, ciertamente, si nos guiamos por el ambiente asfixiante que transmite la película.