Escrito por Luis Roca Jusmet
En 1970 Michel Foucault inicia lo que para mí es más apasionante, que son sus cursos en el Collège de France. Acaba de suceder a Jean Hyppolite en la cátedra de la Historia de los Sistemas de Pensamiento. Está pasando de la arqueología del poder a la genealogía del poder, por seguir el tópico.
La hipótesis de su "Orden del discurso" es la siguiente :
Toda sociedad produce un discurso que está a la vez controlada, seleccionada y redistribuida por cierto número de procedimientos que tiene por función conjurar sus poderes y peligros, dominar el acontecimiento aleatorio y esquivar su pesada materialidad.
Todo discurso tiene sus reglas y es un sistema de exclusión. El más evidente es la prohibición. Otro es la oposición, por ejemplo la de razón y locura. Oposición que excluye a la segunda. El tercer mecanismo de exclusión surge de la oposición verdadero/falso. Separación que está históricamente constituida, que se inicia entre Hesíodo y Platón.
Los sistemas de exclusión son, por tanto, la palabra prohibida, la propia de la locura y la voluntad de verdad. Nietzsche, Artaud y Bataille son expresiones de esta transgresión de la exclusión.
¿ Cuales son los mecanismos de control y delimitación del discurso. En primer lugar, el comentario. El comentario limitaba el azar del discurso por ,medio del juego de identidad que tendría la forma de la repetición y de lo mismo. En segundo lugar, el autor. En la Edad Media, la autoridad ( es decir, el reconocimiento del autor) era el indicador de veracidad. A partir de la ciencia moderna el nombre del autor va despareciendo del discurso verdadero.Se va introduciendo una disciplina del discurso que sustituye a la autoridad. la disciplina marca un horizonte, unos límites y unas posibilidad es. Marca un régimen de verdad ( por utilizar una expresión foucaultiana posterior) de lo que puede decirse como verdadero. Esto tiene que ver con el control del discurso, con las reglas que deben seguirse. Aunque parece que en los discursos actuales no exista el secreto de las doctrinas esto no es del todo cierto. Las doctrinas vinculan a los sujetos a determinados enunciados y al mismo tiempo la del discurso a los sujetos que hablan. Pero todo sistema educativo es una forma política de mantener o de modificar la adecuación de loa discursos, con los saberes y los poderes que implican.
Foucault hace tres propuestas : la primera es replantear nuestra voluntad de verdad. la segunda es restitituir al discurso su carácter de acontecimiento. La tercera, finalmente, es la de borrar la soberanía del significante. A partir de aquí Foucault hace una serie de propuestas metodológicas. En primer lugar un principio de trastocamiento. Cuestionar la autoría, la disciplina, la fuente del discurso. Al discurso debe aplicársele también un principio de discontinuidad. Son prácticas discontinuas que se cruzan. Hay también un principio de especificidad que quiere decir que el discurso surge de una cierta violencia que le imponemos al discurso.
En el fondo hay que dinamitar la concepción del discurso vinculada a la conciencia y la continuidad. El discursos es un acontecimiento discontinuo, que funciona con la regularidad d euna serie pero que está sometido al azar, la transformación y al desplazamiento. En último término, a la contingente. Pero el acontecimiento discursivo hay que situarlo en un lugar paradójico, el del materialismo de lo incorpóreo. Estas series discontinuas que constituyen este acontecimiento discursivo hacen desaparecer al sujeto
Foucault pasa a buscar ejemplos que conoce. En primer lugar el discurso de pretensión científica ( médico, psiquiátrico, sociológico) en que se basan las prácticas del sistema penal. Igualmente el discurso de los siglos XVI-XVII o también el de las prohibiciones que afectan al discurso de la sexualidad.
El filósofo acaba con los agradecimientos a aquellos que más le han influenciado. Son George Dumeziel, Georges Canguihem pero sobre todo Jean Hyppolite. Este último filósofo, para Foucault, es el que formula los problemas fundamentales de la filosofía contemporánea. pero entendiendo la filosofía como una tarea siempre incabada, abierta a los saberes no filosóficos, De él toma, dice Foucault en este elogio final, la posibilidad y el sentido de su propio trabajo filosófico.
En todo caso lo interesante es que plantea una concepción crítica del discurso alejada del de la visión que es el producto lógicamente ordenado de un sujeto consciente. El discurso es algo que ocurre, enmarcada en prácticas y relaciones de poder. Producto de contingencias, de luchas y de desplazamientos.
Es este un texto muy denso, aún excesivamente retórico para mi gusto, pero que iniciará este cambio de estilo hacia la sobriedad, la claridad que irán caracterizando sus últimos escritos y , sobre todo, sus últimos cursos.