Escrito por Luis Roca Jusmet
La biopolítica la inició Michel Foucault a finales de los años 70 en el capítulo del primer volumen de su
Historia de la sexualidad (
La Voluntad de saber )
que llamó "Derecho de muete y poder sobre la vida".
y en los cursos que dió entre 1976 y 1980 en el Collège de France. La biopolítica la definía como una política orientada a la vida y no a la muerte. El poder soberano era un poder porque la ley la podía eliminar en cualquier momento. El emperdaor, el monarca, el señor feudal imponía su ley y podía matar a quien no obedecía. por tanto su lema era : "Dejar vivir, hacer morir".
Con el capitalismo se inicia la biopolítica en sentido amplio, que era un "Hacer vivir, dejar morir". la muerte ya no es importante porque no es el acto de matar la ejecuación d ela soberanía. porque ni siquiera se ritualiza como un paso del poder soberano terrrenal al poder soberano divino. Se moría y punto. Lo importante para el mundo moderno, es decir capitalista, es que la vida sea productiva. Es potenciar la vida en los términos de hacerla productiva, de optimizarla. Aquí es donde se orienta inicialmente la biopolítica, en el siglo XVIII, en el poder sobre los cuerpos a través de la disciplina. Vigilar los cuerpos, disciplinarlos y castigarlos si no cumplen con las expectativas que las redes de poder ponen en ellos.
Pero Foucault ya vio que partir del siglo XIX aparece una biopolítica más sofísticada. es la biopolítica en el sentido más estricto de la palabra. No se orienta hacia los cuerpos individuales sino hacia las poblaciones. No hay que disciplinar sino regular estadísticamente. No normalizar en el sentido de imponer una norma sino en el de mantener unos límites. Límites estadísticos, por supuesto. Aquí es cuando Foucault relaciona claramente la biopolítica con el liberalismo. Es un gobierno indirecto de las conductas.
A partir del horizonte que abrió Foucault lo más interesante que se ha elaborado desde la biopolítica son los trabajos de Nikolas Rose. Rose ha desarrollado excelentes trabajos que combina de una manera muy equilibrada el desarrollo teórico con las contrastación empírica. Rose nos habla d ela biopolítica del seiglo XXI. Por supuesto que no se trata que una forma de poder sustituya a las anteriores. Todas van coexistiendo pero es interesante ver las formas nuevas que van apareciendo.
La biopolítica del siglo XXI está ligada al neoliberalismo. Pero no hablamos aquí de las políticas económicas desrreguladas y de la privatización de todos los campos de la economía. Esto existe, por supuesto, pero lo que tratamos aquí es de otra cosa. Hablamos del sujeto neoliberal como aquel que desde la información y la formación elige su vida de la mejor manera posible. Es una racionalización de las conductas en las que la propia vida se convierte en una empresa. esto significa que hay que pensarla en término de rentabilidad, recursos, inversión y resultados. Pero esto se complementa con la ciudadanía biológica de la que habla Rose. Los ciudadanos deben tener una mínima información y formación biológica, es decir en términos de salud/enfermedad y de genética. hay que planificar con conocimiento de causa.
Un ejemplo interesante es la propuesta de sos empresas punta, Facebook y Appel, de abonar hasta 10.000 euros a sus empleadas si quieren congelar óvulos. El objetivo es facilitar el máximo rendimeinto laboral de sus empleadas aplazando su maternidad.
Tenemos en nuestro país un caso concreto, que apareció en la prensa a principios de noviembre. Jessica Tejera, canaria de 32 años, ha congelado sus óvulos por iniciativa propia. Es decir, que prefiere invertir ahora en su vida laboral y luego en la maternidad. La inversión laboral tiene una retribución económica y otra personal. Ella quiere demostrar "su valía" en la empresa aparte de ganar dinero para vivir bien. La maternidad es una inversión personal. Si se plantea en términos económicos no es rentable, pienso, porque está claro que los hijos implica mucho tiempo, esfuerzo y dinero que ellos no podrán compensar. Hay que plantearse, continuo razonando yo, porque tener hijos. Será por una satisfacción personal. La retribución es por tanto emocional y psicológica. Hay un riesgo ( un hijo enfermo o desagradecido) pero Jessica piensa que vale la pena intentarlo. Pero no ahora. Lo hará cuando Ella lo hace por si acaso porque ha calculado que el 2015 ya estará en condiciones de quedarse embarazada. Lucía, en cambio, que es otro caso real que aparece , tiene 34 años. Quiere una pareja estable y dos o tres hijos. Pero necesita más tiempo para situarse mejor laboralmente y encontrar una pareja adecuada.
Es importante no escandalizarse de manera apresurada. Si entramos en la bioética deberíamos preguntatnos si estas posturas tienen algo de criticable y que es exactamente, de manera precisa y sin prejuicios, que es lo que les criticamos. En todo caso es un ejemplo interesante de estas nuevas subjetividades que aparecen con la biopolítica del siglo XXI.
Sin olvidarse, por supuesto, la cuestión del mercado y los nuevos negocios que aparecen para las empresas biomédicas. Este punto implica por supuesto que podemos criticar el elemento clasista de estas posibilidades. la mayoría de las mujeres no tienen acceso a esta opción. Pero invito a que discutamos que es lo que criticamos a esta subjetividad, más allá del tema de las desigualdades sociales. Suponiendo que haya algo que criticar, claro.
En todo caso sugiero una crítica. Me parece que detrás de esta subjetividad hay un neocartesianismo. Es la idea que somos una mente que controla mecánicamente un cuerpo biológico. A partir de un deseo que puede ser un deseo muy manipulado. Lo que hay perdemos es lo que los lacanianos llaman
lo real. Es decir, aquello que no puede ser simbolizado ni imaginado. No somos una mente con una cuerpo. Somos un cuerpo hablante y deseante, que no es lo mismo. Esto es lo que se pierde.Lo más importante, lo que hay en nosotros de seres vivos singulares.O como decía el otro día el bailarín Cesc Gelabert : " Un cuerpo habitado por la mente y el corazón."