Reseña del libro
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¿ Qué es la locura ? Darian Leader( traducción de Raquel Vicedo)Madrid: Sextopiso, 2013
Escrito por Luis Roca Jusmet
De adolescente llegué a la lectura de Freud asediado por múltiples conflictos psíquicos. Los textos del fundador del psicoanálisis han sido para mí una extraordinaria caja de herramientas para entenderme mejor a mí mismo y a los otros. Mi fantasía era ser psicoanalista, pero unas instituciones académicas fuertemente conductistas y biologistas me desanimaron. Fue a través de mi trayectoria filosófica que me interesé por Lacan. O mejor dicho, en el punto de encuentro de mis intereses filosóficos y psicoanalíticos. Pero Lacan es un hueso duro de roer, un camino absoluto que para recorrerlo hay que armarse de paciencia y de esfuerzo. La ocasión me la brindó un pequeño libro que vi casualmente en una librería que se llamaba
Lacan para principiantes. Es una colección que combina el texto y las ilustraciones. Me quedé impresionado por la seriedad y el rigor. Fue mi camino de entrada a Lacan, al que he dedicado muchos años de estudio. La verdad es que incluso me olvidé del nombre del autor del libro que no era otro que Darian Leader. Me vuelve ahora Darian Leader con un libro extraordinario sobre la locura. Extraordinario por la claridad y el rigor de la exposición. Intempestivo en una época en el que la alianza entre la psicología cognitivo-conductual y la psiquiatría biologista ha eliminado el sujeto de la locura transformándolo en un objeto para manipular y un enfermo al que medicar. Porque hay que decirlo muy claro y Leader lo dice : los locos existen. Se equivocó la antipsiquiatría, a pesar de muchos de sus aciertos críticos contra la psiquiatría convencional, al decir que la locura no existía, que era una pura etiqueta social. Lo que no existen son los enfermos mentales, Porque las enfermedades son disfunciones físicas, sean del hígado o del cerebro, y la locura es otra cosa. Es una estructura y es un fenómeno, nos dice Leader, siguiendo el trabajo definido por la tradición psicoanalítica freudiano-lacaniana. Y si hay que tener valor para ser lacaniano ( exceptuando Francia, Argentina y algunos otros lugares donde ha adquirido un reconocimiento) todavía lo es más serlo en Londres. Lo es porque al margen del pragmatismo anglosajón sí que en Gran Bretaña hay una tradición psicoanalítica muy potente: Melaine Klein, Bion) y mucho prejuicio antilacaniano. Pero como decía Aristóteles hay que elegir antes la verdad que a los amigos. Y esto es lo que hace Leader, apostar por la teoría y la práctica lacaniana porque es la que le ofrece una mejor caja de herramientas teóricas y prácticas para enfrentarse al tema de la locura. Pero como no es en absoluto sectario quiere remontarse a los propios orígenes de la psiquiatría, en el sigo XIX ( Pinel, por ejemplo) para señalar que a pesar de que era un camino diferente del que él ha elegido había un esfuerzo por entender a los locos y sobre todo sus procesos de restitución, de compensación a partir de los cuales podían estabilizarse. La deriva que denuncia Leader es la de la medicalización absoluta de la locura que lleva a perder la subjetividad del psicótico para transformarlo en un enfermo mental que ha de tratarse de manera estándar. Esta manera uniformizadora es la que establece la biblia de los psiquiatras que es el DSM, actualmente en su quinta edición. Lo que es el DSM es una manual de instrucciones al servicio de las multinacionales farmacéuticas. Esto no quiere decir que los fármacos sean negativos por principio, desde luego. Pero han de tener una función estabilizadora en una crisis psicótica, es decir en el desencadenamiento de una explosión de locura en la que el sujeto está dominado por un estado de caos o por una explosión violenta.
Pero Leader cuestiona el axioma de que la psicosis es incurable y debe ser tratada como una enfermedad crónica.
¿ Qué es entonces la locura ? Lo primero que hay que hacer es no confundir los síntomas con la estructura. Aquí Leader utiliza un concepto fundamental de Lacan, que es el de estructura clínica. Para Lacan hay cuatro estructuras clínicas fundamentales, que son la neurosis, la perversión y la psicosis, que están determinadas respectivamente por los mecanismos de la represión, la negación y la forclusión. Cada una de ellas tiene formas diferenciadas ( como la histeria, la neurosis obsesiva y la fobia en el caso de la neurosis) que en el caso que nos ocupa, que es la psicosis, serían la esquizofrenia, la paranoia y la melancolía. No voy a entrar ahora en la explicación, tremendamente compleja, de las estructuras y los mecanismos que las determinan. Leader nos da, de todas maneras, la explicación más clara que jamás he leído sobre el tema, que se complica de manera artificial por el lenguaje barroco de Lacan, que afortunadamente el autor de el libro rechaza. La estructura ( que Leader, muy acertadamente y como otros psicoanalistas lacanianos, prefiere llamar psíquicas que clínicas) es la manera como el sujeto configura su propia significación, la relación con el Otro y la regulación de su libido, de su manera de gozar. La psicosis es una estructura, no un síntoma. Hay psicosis o locuras ( para Leader son sinónimos ) explosivas y silenciosas. Un loco puede convivir con un delirio y pasar por un hombre normal. Esto explica el que ciudadanos "ejemplares" sean capaces de actos atroces que nadie entiende. Pero un loco puede existir sin delirio. El delirio es propio del paranoico y no deja de ser una reconstrucción para evitar una devastación psíquica. Igual que para el melancólico el delirio de culpabilidad le permite vivir, a veces compensado con episodios maníacos. Y el esquizofrénico puede alterar estados de equilibrio con explosiones acompañadas de delirio y alucinaciones. El ser humano es lingüístico y es en el lenguaje donde se construye el delirio. Porque el loco no pierde nunca la lógica, no es este el problema. Lo que pierde es una posición en el mundo que le permita vivir y convivir con los otros. Su manera de estar en el mundo es problemática, no es capaz de sostener lo real. Necesita ayuda, pero esta ayuda no debe consistir en eliminar su subjetividad ni en encerrarlo. Puede haber un encierro puntual para evitar las consecuencias de una violencia devastadora pero este no es el lugar del loco. Lo que hay que trabajar son mecanismos de compensación que como ya señaló Lacan puede ser la escritura, la invención. No todos los locos son geniales pero pueden encontrar formas de creatividad modestas y espacios para vivir y convivir. Este es el mensaje, muy humanizador de Darian Leader. El libro está elaborado de manera sistemática, siguiendo un hilo conductor muy coherente que nos permite entender lo fundamental : que es un loco o psicótico, cuales son sus causas y cual puede ser su tratamiento. Leader no tiene soluciones ni fórmulas, critica lo que le parece un mal planteamiento y abre un horizonte para ir desarrollando, con paciencia y humildad pero arriesgándose con conceptos radicales. Expone con detalles tres casos que analiza de manera muy minuciosa. Uno es el caso Aimée, que fue el que le permitió al joven psiquiatra Jacques Lacan desarrollar, sobre bases freudianas, su teoría y su tratamiento de las psicosis. Otro un caso tratado por Freud como ejemplo de neurosis obsesiva ( "El hombre de los lobos") que psicoanalistas posteriores consideraron un caso de psicosis. El carácter polémico del caso da mucho más juego que el caso de paranoia analizado por Freud, el caso Schreber, muy interesante pero también muy estudiado. Finalmente un caso espectacular, el médico inglés Shipman, al que se le acusó, no hace muchos años, de matar a centenares de personas. El libro, insisto, me parece fundamental, no solamente para entender la locura, sino para abrir múltiples reflexiones sobre el psiquismo humano. Pero también sobre la biopolítica centrada en la dicótoma salud/enfermedad mental, que Leader considerará ficciones con un papel de normalización. Sin haberlo cotejado con la versión original me parece evidente el magnífico trabajo de la traductora, Raquel Vicedo. Entre Darian Leader y Raquel Vicedo consiguen que un tema difícil y complicado sea expuesto con un estilo y un lenguaje fluido y claro. Felicidades a los dos.¿ Críticas ? Básicamente una. Me parece que es mucho más claro hacer la distinción que hacen otros psicoanalistas lacanianos como Diana Ravinovich o Massimo Racalcati entre psicosis y locura. Porque si entendemos la psicosis como estructura y la locura como fenómeno podemos diferenciar conceptual mente mucho mejor las dos cuestiones. Una cosa es la estructura psicótica, que puede explotar o no en fenómenos de locura visible, y otra es la locura, que a veces puede ser incluso propia de una histeria grave en una situación de descontrol. Esto permite matizar un poco más la diferencia entre procesos de desintegración y de restitución, que no dejan de ser intentos de auto curación, de las psicosis. Igualmente estaría bien que Leader incorporara ( quizás ya lo hasta haciendo) aportaciones muy nuevas del psicoanálisis lacaniano, como el estudio de lo que llaman psicosis ordinarias ( sin síntomas de locura) o incluso la definición del autismo como una estructura diferente de la psicosis.