">[rcm-eu.amazon-adsystem.com] Un claro laberinto. Lectura de SpinozaJesús Ezquerra GómezZaragoza : Prensas de la Universidad de Zaragoza
Escrito por Luis Roca Jusmet
El inagotable y polémico filósofo Slavoj Zizek se preguntaba no hace mucho en uno de sus irónicos artículos porqué queremos tanto a Spinoza. Resulta sorprendente la "moda Spinoza" de las últimas décadas, que ha aprecido además desde ámbitos muy diferentes. Por parte de las neurocentíficos, Antonio Damasio, uno de sus representantes más prestigiosos y populares, defiende a Spinoza con el mismo entusiasmo con que critica a Descartes. En el campo político, Althusser y Deleuze fueron los que leyeron a Spinoza desde la izquierda renovada, más o menos ortodoxa. Luego, Toni negri lo presentó como el filósofo de la democracia radical a partir de la noción de
multitud. En este contexto, Jesús Ezquerra Gómez, nos presenta una lectura bastante original y sugerente de Spinoza. Digo bastante porque ya es difícil decir algo nuevo, pero este profesor de Filosofía de la Universidad de Zaragoza le saca punta a la noción de
laberinto como hilo conductor de su lectura de Spinoza. La metáfora es interesante y el capítulo introductorio en el que explica los múltiples significados que ha tenido el término resulta un buen punto de partida. El breve epílogo cierra bien el círculo y da una coherencia al conjunto. Entre uno y otro cinco capítulos en los que se abordan cinco aspectos diferentes de la filosofía de Spinoza. Después del epílogo, dos anexos donde se señala como dos itinerarios de lectura de la Ética ( que merecería más explicación, por cierto) y otro de carácter didáctico sobre las cinco partes de la Ética ( que no se corresponden a los cinco partes del libro, ciertamente, porque abordan el conjunto de escritos de Spinoza).
La primera parte, Dios y la Nada, me parece excesivamente especulativa, aunque no deja de ser sugerente. Spinoza es ateo porque su Dios es la Nada. Hipótesis fuerte. Lo compara con un místico aragonés del siglo XVII, que el autor conoce a fondo,Miguel de Molinos. También lo hace con Plotino y hay incluso referencias a Hegel, con su critica a Spinoza como negador d ela negación.. Me parece, de todas maneras, excesivamente retórico y a veces parece que la misma fuerza de las palabras nos hace perder el hilo argumental. Me convence más la exposición de Felipe martinez Marzoa sobre el Uno-Todo, por ejemplo, la segunda la titula "El individuo es un conjunto de individuos" (Arboleda) y hay aquí presenta las cosas como fuerzas que son pliegues de un conjunto global que no tiene afuera, que es la inmanencia.Continúa luego con el ethos geométrico, que es una interesante reflexión sobre el método spinozaiano, donde la síntesis ocupa el lugar que el análisis en Descartes. Síntesis que dibuja un mapa que es, y aquí retoma el título, un claro laberinto. Viene a continuación un título que llama la atención : "Spinoza el que nunca llora". Eñl tema es, por supuesto, la alegría que Spinoza define como lo bueno. Pero acaba deslizándose por un terreno cercano a Bataille y Blanchot relativo al suplicio que me parece que no tiene nada que ver con Spinoza. Llegamos entonces a la política, que es donde discrepo abiertamente de la lectura de Jesús Ezquerra. Se trata de "El poder de la multitud", donde define a Spinoza como un demócrata radical. En la línea de la lectura de Negri pero que a mí me recuerda a Castoriadis, La democracia entendida como la autogestión en la que una sociedad ejerce el poder sobre sí misma de una manera transparente. Los ciudadanos que hacen y cumplen las leyes. Pero como Jacques Rancière criticó a Castoriaidis este ejercicio del poder es un imposible. No creo que sea, de todas formas lo que defiende Spinoza. En primer lugar porque, en contra de lo que afirma Ezquerra, Spinoza es un hobbesiano. Defiende la teoría del contrato social en la que se renuncia al derecho natural a cambio de la seguridad. Cierto que Spinoza cuestiona la idea de Hobbes de que la seguridad no es una renuncia a la libertad. Porque el concepto de libertad que tiene Spinoza es muy diferente del que tiene Hobbes. Para este último la libertad es el ejercicio natural de aplicar el propio poder, que lleva al enfrentamiento y a la victoria del más fuerte. La ley se opone y este el compromiso necesario para crear ciudadanos seguros, con derechos, pero no libres. Para Spinoza, en cambio, la libertad es consecuencia de la ley.