Escrito por Luis Roca Jusmet
"Lo visible y lo invisible" es el título que le puso Claude Lefort al manuscrito encontrado en los papeles de Maurice Merleau-Ponty, escritos desde hacía dos años y que querían acabar en un libro posterior. El manuscrito contiene ciento cincuenta páginas muy trabajadas, con correcciones y tachaduras. Viene a ser la culminación de uno de los temas que más trabajó el maestro, el de la percepción. El primer título es precisamente el de
Fenomenología de la percepción, continuado por
El ojo y el espíritu. Este último magnífico texto lo escribió el año 1960, un año antes de su prematura muerte, a los 53 años.
Una de las ideas clave es la de la fe perceptiva. Es la convicción instintiva que tenemos los humanos que somos una realidad física que formamos parte de otra más amplia: Naturaleza, Cosmos, Universo. Es la certeza de esta doble realidad. Lo visible ( lo tangible, lo que captamos a través de la configuración sensible) es lo que experimentamos como real, lo fenoménico.
Los únicos que cuestionaron esta fe perceptiva fueron Descartes y Berkeley. Pero este cuestionamiento conduce inexorablemente al solipsismo. Si dudamos de la fe perceptiva partimos de la fe en nuestra mente. En el caso de Berkeley está claro cuando considera que la experiencia es una realidad mental. Las sensaciones son sensaciones de mi mente y al final solo existe mi mente y Dios. En el caso de Descartes solo es capaz de salir del solipsismo afirmando la existencia de Dios, como garantía de la validez de nuestra razón y de nuestra experiencia. Porque existe Dios consideramos el mundo como real.
El sujeto de la percepción es el cuerpo. Esta idea está muy potenciada por el neurocientífico budista Francisco J. Varela, que considera a Merlau-Ponty como una excepción de la tradición filosófica occidental, como el único que lo planteó en estos términos. El cuerpo se percibe a sí mismo y percibe a los otros cuerpos. La percepción es una experiencia corporal que implica la presencia tanto del que percibe como de lo percibido. El cuerpo experimenta en el presente y justamente esta es la manera de entenderlo. Porque si consideramos el presente como un instante, como un punto en la línea geométrica del tiempo entonces el presenta no existe, ya es futuro. El presente es la manera como el cuerpo se experimenta a sí mismo en una realidad que es proceso. El cuerpo es una estructura dinámica que se configura en relación con su entorno.
El sujeto se constituye, de todas maneras, no desde el cuerpo que siente sino desde la relación de una función del cerebro que es la conciencia con la lengua. Digo la lengua porque es un producto humano que adquiere autonomía propia. La lengua es interiorizada y se transforma en una mediación entre nosotros y el mundo. El hombre pasa a se un animal simbólico en la medida que es a través de la lengua que da una significación a las cosas. El sujeto de la percepción es un cuerpo consciente que habla. La conciencia nos permite separarnos, mantener una distancia entre nuestro cuerpo y el no-cuerpo. Y la lengua es la forma como recuperamos el lazo de este cuerpo aislado.
Lacan, que era amigo de Merleau Ponty, le critica esta visión del sujeto centrada más en lo imaginario que en lo simbólico. El sujeto, dice, es el significante, más que la conciencia o el cuerpo. Pero habría que cuestionar la manera como entiende Lacan el cuerpo. Para Lacan el cuerpo se mueve en el registro imaginario, igual que la percepción y la conciencia. El sujeto de Lacan es simbólico, es el del significante, incluso el del inconsciente, que para él está estructurado como un lenguaje. Pero el cuerpo no es solo la imagen de un organismo, ni siquiera el cuerpo del que hablamos o el cuerpo con el que gozamos. El mismo Cualifico recupera la idea de sujeto de la experiencia a partir del cuerpo, por mucho que sea un cuerpo hablante. Es lo que Merleau-Ponty llama el cuerpo fenoménico. El cuerpo es sujeto y también objeto en la medida en que lo percibimos, y no solamente como imagen. El cuerpo fenoménico es ser en el mundo a través del cuerpo propio o vivido. En la última parte del manuscrito le llama carne.
Sigamos con el manuscrito de Merleau-Ponty " No es que haya un mundo invisible, paralelo u oculto a lo visible. El único mundo es el percibido, que es visible e invisible. ¿ Cual es la parte invisible del mundo visible ? Quizás deberíamos volver a Platón. Para Platón se trata de las formas que estructuran lo visible y le hacen ser lo que son. Se captan por la intuición y se basa en la existencia de propiedades comunes. También hablaba Spinoza de estas propiedades comunes que captamos a partir del segundo grado del conocimiento, que es el racional. Aunque para volver finalmente a las esencias singulares. Es decir que la percepción sensible nos permite entrar en contacto con lo real para ser capaces de captar estas formas comunes a partir de las cuales volvemos a lo singular.
Hay un aspecto particular de lo visible que es el de la mirada. Aquí es donde Lacan entra en polémica con Merleau-Ponty en el seminario XI, "Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis". Pero este tema no lo desarrollaré aquí. Donde sí se equivoca Lacan es cuando en el artículo que escribe el mismo año 1961 en homenaje a Merlau-Ponty poco después de su muerte le critica que “su ojo es el Ojo abstracto que presupone el concepto cartesiano de extensión y el espíritu-mente como Percepción Universal, es decir Divina. Ciertamente la Mente cartesiana viene a ser el Ojo divino que contempla el mundo físico desde afuera. Pero me parece que lo que quiere hacer Merleau-Ponty, y lo consigue es describir fenomenológicamente la percepción. El trabajo fenomenológico, dice Merleau-Ponty es la voluntad de describir la esencia a partir de la existencia, es decir de la experiencia. La percepción no es solamente lo visible. Es también la mirada metafísica detrás de la mirada sensorial. Lo ontológico es físico y metafísico. Hay que mirar más allá pero sin separarnos de lo sensible. Es lo que llama Merleau-Ponty el ojo del espíritu. Hay que mirar lo que emerge de la materia sin ser material. En “El ojo y el espíritu” trata el tema desde el punto de vista estético, en concreto de la pintura. El pintor ( habla específicamente de Paul Cezanne) hace visible lo invisible, transmite algo que está más allá de lo sensorial. En cierto sentido la mirada de Paul Cezanne es una mirada metafísica. El arte es entonces la capacidad de expresar lo que emerge del fondo primordial de la materia.
Concluyamos. Lo visible y lo invisible son los dos niveles a partir de los cuales podemos percibir en mundo físico. Quién percibe este mundo físico es el ser humano, cuerpo consciente y hablante capaz de ver algo que emerge de la materia a lo que podemos llamar lo espiritual. Son las formas que nos permiten entender, sea a través del pensar o del arte, Son formas de la materia, de lo vivo y de lo espiritual, que cada vez se van singularizando más. Lo invisible es la significación de lo visible, el sentido que aparece. Desde nuestro cuerpo, materia viva finita capaz de percibir no solo lo visible sino también lo invisible, nos orientamos hacia lo invisible de la materia que no es nunca Otro mundo. La percepción sensorial, corporal es el único punto de partida posible, pero hay que ir lo más lejos posible. Lo hace el filósofo y también el artista.
La imagen mental nos permite actualizar lo ausente. El imaginario que crea el artista es una textura que impregna su mirada, nos dice en
El ojo y el espíritu , porque es a través de él que observa el mundo sensible. Paul Cezanne es el caso que analiza, el que es capaz de expresar a través del lienzo esta mirada que va más allá de lo sensible. Es el pintor que piensa la pintura a través de la luz, el color y la profundidad. Es la apertura a un espacio que es contrario al de Descartes, que lo quiso reducir a la extensión,a lo geométrico. El pintor aporta su cuerpo en acto, vidente y visible, se acerca a las cosas con respeto, sin valorarlas. Habita el mundo, cuerpo entre los cuerpos.
La ciencia también más allá de lo sensible buscando modelos abstractos, matemáticos.
La ciencia y la pintura actuales son platónicas, porque buscan las formas invisibles. No en Otro Mundo sino en éste. ¿ Pero no era esto lo que pretendía, en contra de los tópicos de manual, el mismo Platón ?.
Buscar lo invisible en lo visible no deja de ser, en definitiva, más que la manera de entender lo visible.