Escrito por Luis Roca Jusmet
Un juicio estético no es un juicio de hecho sino un juicio de valor. Es decir, que un objeto no es bello sino que los humanos lo consideramos como tal. Es por tanto la mirada humana la que constituye un objeto como bello. Pero no lo hace arbitrariamente sino en función de un determinado sentimiento que llamamos estético. Es decir que es consecuencia de que una percepción nos produce un efecto específico.
Cuando hablo de sentimiento hablo de una emoción humana, en la medida en que es consciente y está sometida a nuestro estatuto de sujeto parlante. Es decir que lo bello es un significante que permite que esta emoción exista como sentimiento estético. la Belleza es, por tanto una invención humana. La percepción que da pie a lo bello es sensible pero las sensaciones que identificamos con lo estético son justamente la vista y el oído. Son precisamente las que como tales proporcionan menos placer físico, si las comparamos con el tacto y el gusto. Por lo tanto el sentimiento estético no tiene que ver con el placer. Ni siquiera con el gusto porque todos somos capaces de diferenciar entre lo que nos gusta y lo que es bello. Ni siquiera con lo agradable. A veces lo que nos produce un sentimiento estético puede ser terrible o inquietante. estaría más en la línea de lo que Lacan llamaba el goce, placer oscuro ligado a la tensión o incluso al dolor.
La pregunta que podemos hacernos es si el juicio estético es, como se preguntaba Kant, universal. Yo creo que no. Hay tres niveles desde los que establecer el juicio estético. Uno es el universal. Existe porque hay algo innato en la percepción de la belleza, algo común. Lo hay porque todas las cultural y sociedades han reconocido este valor y porque somos capaces de encontrara la belleza en objetos totalmente antagónicos con nuestra cultura. Quizás tiene algo que ver con lo que Jung llamaba los arquetipos.
Pero lo que pesa más es el elemento particular, el de grupo. hablamos aquí de grupos culturales, cada uno de los cuales establece su criterio de Belleza. esto es lo que Cornelius Castoriaidis llamaba
el imaginario social. Seguramente en nuestra sociedad son los críticos de arte los que marcan este canon estético pero el imaginario social no se nutre de lo que dicen los críticos. La sociedad educara desde este canon establecido la sensibilidad de sus miembros.
Finalmente tenemos el elemento singular, que es que cada sujeto, desde sus coordenadas especificas ( universales) y socioculturales ( particulares ) establece su juicio singular. Y este es, en último término, el juicio estético concreto. Que tendrá mucho de común pero que siempre será diferente.