Escrito por Luis Roca Jusmet
El cambio de año tiene un valor simbólico. Condensa sobre todo la esperanza de una transformación positiva. Y junto a esta esperanza la intención de un cambio personal que lo favorezca. Es decir, que esperamos que la fortuna nos sea favorable y al mismo tiempo que seamos capaces de hacer lo más adecuado en cada situación.
Los estoicos daban el buen consejo de saber discriminar entre lo que podemos cambiar y lo que no. Lo que no podemos cambiar lo hemos de aceptar, vivir con ello de la mejor manera posible. Sin quejas ni lamentaciones. Entre lo que podemos cambiar, decían que hay que discriminar entre lo que es indiferente y lo que es importante. Hay que saber lo que es esencial y actuar son sabiduría. ¿ Que quiere decir actuar con sabiduría ? Saber lo que queremos y avanzar en esta dirección. Saber lo que realmente queremos no es algo fácil, hay que reflexionar con serenidad sobre lo que nos ocurre.Tenemos además ilusiones, autoengaños, señuelos que nos desorientan. la ignorancia es la fuente de nuestros errores.
Los humanos nos equivocamos mucho y a veces sabiendo que lo hacemos. Por cobardía, por pereza, por precipitación. Las pasiones son la otra fuente.
Invito aquí a leer tres aforismos de un sabio chino del siglo XVII, Hong Yiming.
Los escribió una vez retirado de la vida mundana, con el nombre de Huanchu Daoren. A veces se habla del taoísmo y del confucionismo como de dos tradiciones opuestas pero seguramente se entendían de manera complementaria, como dos etapas de la vida. Confucio daba pautas sobre la manera que debíamos comportarnos en sociedad. Decía dos cosas muy interesantes : la primera que la base de las relaciones humanas era el respeto y la segunda que solo tenía autoridad el que estaba a la altura del papel encomendado. El taoísmo es la fluidez, la despreocupación del que se retira de la vida social. Pero está además enriquecido pòr el budismo, que llegó de la India y adquirió en China un aire más vitalista y más alegre que el originario.
Os ofrezco aquí dos aforismos que me parecen muy potentes. La vida es difícil para todos, para unos ( por diversas circunstancias) más que para otros. están orientados por lo tanto a la actitud y al trabajo interior frente a las dificultades. De esto habla el primero.
La tranquilidad en medio de la quietud no es verdadera tranquilidad; cuando puedes estar tranquilo en medio de las turbulencias, esta es la verdadera serenidad. La felicidad en un ambiente cómodo y agradable no es verdadera felicidad; cuando puedes ser feliz en medio de la adversidad, entonces es cuando tienes poder interno. El segundo nos invita a un ejercicio, que en nuestra tradición ya aconsejaban los estoicos.
Entrada la noche, cuando todo el mundo descansa, siéntate en soledad y observa dentro de tu mente; percibirás entonces como desparece la ilusión y aparece la realidad. En cada una de estas ocasiones gana un vasto sentimiento de lo que es posible. Una vez que has percibido cómo aparece la realidad, una vez has escapado de la ilusión te vuelves más humilde. El tercero me recuerda la polémica de Pasolini sobre las luciérnagas. Decía que las luciérnagas, las luccecitas en la oscuridad, se habían acabado con la cultura de masas y la sociedad de consumo. No seamos tan pesimistas, siempre algo acaba brillando si sabemos verlo.
Una oruga en la basura es algo sucio, pero se transforma en una cigarra que sorbe rocío en la brisa otoñal. Las plantas enterradas no tienen prestancia, pero se transforman en brillo incendiado a la luz de la luna estival. Así, sabemos que la pureza surge de la impureza, y la luz nace de la oscuridad. Estos son por lo tanto mis deseos, para mí mismo y para vosotros : SERENIDAD, SABIDURÍA Y ALEGRÍA.