Escrito por Luis Roca Jusmet
Últimamente he leído algunas opiniones de licenciados de filosofía que consideran que para acceder a la filosofía, es decir, para saber de que va esto que se llama
filosofía, hay que saber griego, latín, inglés, alemán, hermenéutica, filología, matemáticas y lógica. El razonamiento es el siguiente : las traducciones no valen para entender lo que expresa el filósofo en su lengua. La filosofía antigua se escribe en griego y la moderna en alemán. El latín y el inglés serían complementarios. La filología y la hermenéutica son imprescindibles para saber interpretar los textos. Las matemáticas y la lógica también las consideran necesarias. Una vez iniciado este largo y tortuoso camino, se puede decir que se empieza a saber de qué va la filosofía, aunque el rango de filósofo solo sería pertinente a los que pudieran aportar algo nuevo a la tradición. Si estas personas tienen razón para mí sería terrible. ¿ Por qué ?
En primer lugar porque los cientos o miles de libros de filosofía que he leído traducidos no valdrían para nada, como explícitamente plantean.
En segundo lugar porque como no domino las matemáticas, ni la lógica, ni la filología, ni la hermenéutica, ni el latín, ni el griego, ni el alemán ni el inglés entonces todas las horas, meses, años que he dedicado a pensar sobre temas filosóficos serian absolutamente inútiles y absurdos porque lo he hecho sin tener los instrumentos necesarios para hacerlo.
En tercer lugar porque la filosofía se convertiría en algo absolutamente minoritario al que solo unas pocas mentes privilegiadas tendrían acceso.
En cuarto lugar porque deberíamos eliminar la filosofía de todos los planes de estudio y sería una disciplina a la que solo tendrían acceso los que eligieran los estudios universitarios filosóficos.
Voy a argumentar en contra de estos planteamientos para poner de manifiesto su carácter absolutamente sectario.
En primer lugar porque no diferencia entre lo que Kant llamaba la filosofía académica y la filosofía mundana y que Foucault recogerá posteriormente al hablar de la filosofía como análisis de la verdad ( las tres críticas kantianas) y como ontología del presente ( los opúsculos o ensayos menores, como los que trata de la ilustración o la paz ). Lo cual quiere decir que en todo caso no podemos reducir la filosofía a lo académico. Hablemos pues de la filosofía académica y no de la mundana, de la que hablaré después.
Si entendemos por filosofía académica el trabajo riguroso sobre la propia tradición filosófica ¿ es imprescindible las condiciones que señalan nuestros amigos ? Pues es bastante discutible. Todos sabemos que es mejor leer un texto en su versión original pero no veo porqué se invalida una buena traducción. Digamos que uno sería un material más noble que el otro pero a menos que uno quiera trabajar en profundidad sobre los textos de un autor no es necesario leerlo en lengua original. En todo caso sería el griego el único que tendría una justificación, ya que es cierto que es en Grecia donde nace este camino del pensar que llamamos filosofía, Otra cuestión sería porqué es importante el alemán y el inglés no el francés. Evidentemente porque se ha elegido una opción filosófica. Finalmente la pregunta sería porque es importante saber ciencias formales como la lógica y las matemáticas y no ciencias empíricas como las físico-naturales o las sociales. Está claro que hay aquí otra opción filosófica que consiste en considerar que la filosofía tiene una dinámica propia independiente de la ciencia. O que el contexto social del filósofo no tiene nada ver con sus textos.
Esto sería en lo referido a la filosofía académica. Sectarismo porque se considera que una opción filosófica es la única que merece el nombre de filosofía. esta opción filosófica es la que ha marcado el magisterio de Felipe Martínez Marzoa, que es un filósofo muy potente pero que no tiene la exclusiva de lo que es la filosofía.
Pero quiero reivindicar la filosofía mundana, la que reivindicaba Kant para cualquier ciudadano que quiera pensar por sí mismo. Se trata de pensar con el máximo rigor los conceptos y discursos que rigen la sociedad en la que vivimos. Planteo entonces otra definición de filosofía, que es la de Jean-François Billeter ( filósofo suizo, que piensa rigurosamente en francés y que en lugar de latín sabe chino) En un delicioso libro, tan breve como denso (
Cuatro lecturas sobre Zhuangzi ) Billeter nos explica que algo hay en común entre la experiencia, que él llama filosófica, compartida entre él mismo, Wittgenstein y Zhuangzi. Porque para Billeter un filósofo es "un hombre que piensa por sí mismo, tomando como objeto de su pensamiento la experiencia que tiene de sí mismo, de los otros y del mundo;que se informa de lo que piensan o de lo que pensaron antes de él los demás filósofos; que es consciente de las trampas que tiende el lenguaje y, en consecuencia, lo utiliza de modo crítico.
Esta definición me parece muy interesante. En primer lugar porque el filósofo es alguien que intenta pensar por sí mismo, formarse un criterio. No es algo adánico, que pueda partir de cero. partimos siempre de un conglomerado heredado, y este material del que parte el filósofo es la propia tradición filosófica, los que han pensado antes que él en los temas que le ocupan. Marca también lo que ya señaló Wittgenstein cuando dijo que la filosofía era una terapia del lenguaje. El análisis conceptual nos permite clarificar los malentendidos que crea el propio lenguaje. Pero la palabra clave es
experiencia. La experiencia quiere decir que
el filósofo habla de una realidad extralinguística, aunque la construya desde el lenguaje. Es la experiencia la medida del valor de los conceptos, su límite. En este sentido lo que hace el filósofo es reflexionar sobre el mundo en el que vive y del que forma parte. Como decía Kant es esto lo que debería posibilitar la ilustración. Que cada ciudadano sea, en alguna medida, filósofo. Y es el filósofo, con instrumentos conceptuales y lógicos más refinados y rigurosos, el que debe facilitar herramientas para hacerlo.