Desde una bicicleta china Dolores Payás
Madrid : HarperCollins Ibérica, S.A., 2016
Durante muchos años he ido alimentando un imaginario sobre China. Este imaginario es, desde luego, una construcción mental alimentada por diferentes idealizaciones. Podía ser la China de MaoTseTung, la de la serie Kungfu, la del taoismo, del I Ching, de Confucio, del budismo chan, del Tai Chi Chuan, del Qigong, de la acupuntura.. Explico esto porque es la inversión de una de estas deliciosas historias que nos cuenta Dolores Payás. Se trata de un chino que tiene un imaginario totalmente idealizado de Escocia y que cuando le organizan un viaje a Escocia vuelve con una depresión. ¿ Porqué ? Porque su ilusión se había desvanecido, porque este mundo fantástico que identificaba con Escocia no existía. De todas maneras me hubiera encantado viajar a China, cosa que de momento no he hecho, aunque no por falta de ganas. Si he intentado, por tres veces, conocer una China más real a través de la literatura. La primera vez, hace años, con un libro que se llamaba
El hombre de Pekín, en el que se entrevistaba a varios chinos que explicaba como había cambiado su vida a partir de la revolución comunista. Después, no hace mucho, un exhaustivo repaso del lúcido periodista Rafael Poch-Feliu sobre
La actualidad de China. El libro que me ocupa es mi tercera aproximación, indirecta, a la China real. Dolores Payás, nacida en Manresa, se define como una expatriada por elección y por vocación que actualmente vive entre Grecia y China.. Lo que nos ofrece con este libro no engaña a nadie. No es un libro con pretensiones antropológicas, políticas o filosóficas. Es, simplemente, la transcripción escrita de una serie de anécdotas que va experimentando en su estancia en China. Pero cuando digo
falta de pretensiones o
lo anecdótico no hay que entenderlo de una manera negativa. Ni siquiera cuando digo
simplemente. Muy al contrario.
En una sociedad como la que vivimos, en la que tanto se especula, se teoriza y se opina sin consistencia, lo sencillo es un valor innegable. Porque estos pequeños relatos vienen a ser un relato impresionista de la China real. Lo hace con humor, con una serena y a la vez respetuosa distancia que le hace huir tanto de la idealización como del rechazo, las dos polaridades en las que, como bien nos dice, acostumbran a caer los occidentales. Dolores Payás nos transmite su experiencia, que es subjetiva pero que no quiere caer, y no cae, en una mirada distorsionada por los prejuicios. China es otro mundo. Hay una cultura tan milenaria que subsiste, a pesar de los cambios y de la modernización, unas actitudes, unos hábitos tan arraigados y diferentes que chocan constantemente con nuestro sentido común. Porque lo que llamamos
sentido común tiene mucho de ideológico. Es en lo cotidiano mismo donde se trasluce este abismo. Pero que sea
otro mundo no quiere decir que sea absolutamente extraño, que no haya realmente algo
común en lo humano. Esto es lo que Dolores Payás sabe transcribir.
No solo lo que nos diferencia sino también lo que nos une. Así, en sus breves historias, nos vamos encontrando con lo inesperado. No con los chinos practicando taichi en los parques, ni con una descripción de sus restaurantes, ni de sus monumentos. No, nos encontramos con postales inesperadas, con las diversas situaciones con las que se encuentra Dolores. Pero el libro no deja de tener, a pesar de todo, una lógica interna. No sé cual es exactamente pero las historias van transcurriendo sin rupturas, con esto que los chinos – o lo que interpretamos de ellos- llaman fluidez. Al final, acaba con un cierto mensaje relativo a la felicidad. Un mensaje que transmite una especie de aceptación de lo real, de la naturaleza y una propuesta de encontrar la alegría haya donde estemos, en las pequeñas cosas que constituyen nuestra cotidianidad.
El libro merece la pena porque es divertido, porque aprendemos con él y porque transmite un sabor vital muy afirmativo. Los relatos son muy expresivos, muy gráficos, y las ilustraciones de Gustavo Contepomi son un perfecto complemento para ir viendo lo que ya imaginamos.