L'ètica protestant i l'esperit del capitalisme, de Max Weber, una obra clàssica. Avui, en pensar el treball, l'imaginari segueix sent la persona treballadora, fidel, responsable, productiva, confiable, assenyada, que compleix el deure.
I topo amb aquest paràgraf de Bauman (del 2000!!):
"Repitámoslo: en su origen, la ética del trabajo fue el medio más efectivo para llenar las fábricas, hambrientas de mano de obra. Ahora, cuando esa mano de obra pasó a ser un obstáculo para aumentar la productividad, aquella ética todavía puede cumplir un papel. Esta vez sirve para lavar las manos y la consciencia de quienes permanecen dentro de los límites aceptados por la sociedad: para eximirlos de culpa por haber arrojado a la desocupación permanente a un gran número de sus conciudadanos. Las manos y la conciencia limpia se alcanzan, al mismo tiempo, condenando moralmente a los pobres y absolviendo a los demás."Trabajo, consumismo y nuevos pobres. Gedisa, BCN. (p. 113)