Fernando Broncano, Seis transiciones y constituciones de dominios naturales, El laberinto de la identidad 26/03/2022 [https:]]
by manel |
El 13 de diciembre de 2013, publiqué en este mismo diario una tribuna bajo el título Dignidad y deshonor. El motivo era el juicio días atrás en un tribunal de Paris a oficiales franceses de una misión naval internacional (de la que formaba parte la fragata española Méndez Nuñez), llamada a paliar las consecuencias del conflicto en Libia. Los jueces elucidaban si los oficiales habían infringido un artículo esencial de la Organización Marítima Internacional que insta a “acudir a toda máquina en ayuda, cuando se reciba información de naufragio de la fuente que sea”. El nombre Unified Protector de la misión hacía aun más ignominiosa la posibilidad de que se hubiera abandonado a su suerte una barca a la deriva. La insinuación por parte de los demandantes de que el origen étnico de los náufragos habría podido determinar la indiferencia de los encausados, constituía obviamente una puesta en tela de juicio de su honorabilidad. De ahí la satisfacción moral que debió suponer para ellos el archivo (no sin polémica) de la causa.
Sabido es que ante la pasividad de los guardacostas gubernamentales, a menudo son organizaciones privadas las que proceden a un rescate, pero su acción se ve dificultada por prohibición de desembarcar. Así ocurrió en Catania en marzo de 2018. Sin duda, dadas las dificultades de los países de acogida, no cabe usar guantes blancos a la hora de gestionar algo tan tremendo como es el flujo de embarcaciones con tripulantes que huyen de la indigencia, la guerra, la intolerancia o todo junto. Pero ello no obliga a tener las manos excesivamente sucias. Es simplemente escandaloso que las trabas por parte de ciertos Estados hagan que un simple pesquero que responde a la ley del mar, auxiliando a víctimas de naufragio, pueda verse acusado de complicidad con la inmigración ilegal.
Por desgracia para la causa de la dignidad intrínseca de todos los seres humanos, no se dan hoy las condiciones sociales que permiten atender a normas no escritas que son inherentes a la idea misma de civilización. Pues la ley escrita de la Organización Marítima Internacional no hace más que recoger un imperativo profundamente anclado en la conciencia de los hombres. Y los grandes de la literatura universal se han hecho eco de lo ignominioso de la violación de tal imperativo. En la trágica narración Moby Dick hay un momento tremendo. No dispuesto a perder un segundo en su obsesión por perseguir a Moby Dick, el protagonista, Ahab, desoye el ruego del capitán de otra nave para que le ayude en busca de náufragos, entre los que cuenta su propio hijo. La respuesta es casi insoportable para el lector, que hasta entonces ha seguido con empatía el desgarrado desvarío de Ahab: “Debo seguir mi camino Capitán Gardiner, Dios le bendiga, y a mi Dios me perdone”.
Víctor Gómez Pin, Sin ley del mar, El País 03/04/2022
“Sistema de software (y posiblemente también hardware) diseñados por humanos que, dado un objetivo complejo, actúan en una dimensión física o digital percibiendo el entorno mediante el análisis de datos, ya sean estructurados o no estructurados, razonando sobre el conocimiento, o procesando la información, derivada de estos datos y decidir la mejor o las mejores medidas a tomar para alcanzar el objetivo fijado. Los sistemas de IA pueden utilizar reglas simbólicas o aprender un modelo numérico, y también pueden adaptar su comportamiento analizando cómo el medio ambiente se ve afectado por sus acciones anteriores”.
La democracia es lenta, larga y tediosa, y la difusión viral de la información, la infodemia, perjudica en gran medida el proceso democrático. Los argumentos no tienen cabida en los tuits o en los memes que se propagan y proliferan a velocidad viral. La coherencia lógica que caracteriza el discurso es ajena a los medios virales. La información tiene su propia lógica, su propia temporalidad, su propia dignidad, más allá de la verdad y la mentira. También las noticias falsas son, ante todo, información. Antes de que un proceso de verificación se ponga en marcha, ya ha tenido todo su efecto. La información corre más que la verdad y no puede ser alcanzada por esta. El intento de combatir la infodemia con la verdad está, pues, condenado al fracaso. Es resistente a la verdad.
Byung-Chul Han, Estamos aturdidos por el mareante frenesí informativo, El País 02/04/2022
Ocurrió en Alemania y el responsable es Kant. Se traicionó la alegría en favor de un falso heroísmo y de una inhumana idea del deber. Scheler atribuye esa traición “al severo y augusto deber del imperativo categórico”. En Leibniz el placer todavía era un signo de progreso hacia la perfección. Kant traiciona la alegría más profunda y espontánea. Su influencia en la formación del ethos alemán es incalculable. Proyecta su doctrina anti-eudemonista a la historia, enseña con Rousseau que la civilización no hace más feliz al hombre, pero en lugar de asumir el bucólico regreso a la naturaleza del ginebrino, exige “ir adelante a pesar de todo” (como hará Weber). Así lo exige la evolución histórica. Ir hacia el más elevado bien terrenal: el estado nacional. Schopenhauer y Hartmann heredan la concepción negativa de la felicidad de Kant. Una idea que tiene su origen en las comarcas orientales de Alemania, “colonizadas por la adusta y ascética orden de los caballeros teutones que impusieron su impronta, toda ella hecha de acción, de orden, de efectividad, de dominio absoluto de la voluntad”. No hubiera ocurrido lo mismo en la Alemania meridional (mucho menos en el Mediterráneo), “donde el hombre no tiene que arrancar penosamente a la tierra los medios para su subsistencia, en una naturaleza árida y rebelde, ni donde una casta dominante tiene que imponer artificiosamente orden a una población eslava, caótica y poco grata”. El paisaje se hace ethos y en Alemania se eligió el peor. En la primitiva Prusia hay que buscar la traición a la alegría. ¿Qué queda por hacer en un ambiente tan parco, tan mísero, en el que nada invita al amor y la alegría, sino solo al deber?” Scheler cita a Oscar Wilde: “El deber es la conducta que hay que adoptar frente a personas desagradables”. Scheler es alemán, pero su alma es meridional. Sabe que “sólo los hombres felices son buenos” y busca, en su vida amorosa, el antídoto contra esa tendencia unilateral del espíritu alemán.
Juan Arnau, Max Scheler, el filósofo erotizado, El País 25/03/2022
En 1972 el Bernard Williams publicó Morality. An introduction to ethics, un librito sobre la materia, introductorio pero extraordinariamente denso y sugerente. En él Williams se revolvía contra lo que denominaba la “herejía del antropólogo”, posiblemente la “más absurda concepción que se haya defendido en filosofía moral”, añadía. Esa forma de relativismo surge de la combinación de tres proposiciones:
1) Que “correcto/válido” desde el punto de vista moral solo pueden entenderse como “correcto/válido para una sociedad”.
2) Que “correcto/válido para una sociedad” solo puede entenderse “funcionalmente” y que por ello
3) Es incorrecto condenar/interferir, etc. con las prácticas de otras sociedades ajenas a la nuestra.
Se trata del “relativismo vulgar” que abrazan, implícita o explícitamente, la mayoría de mis estudiantes.La democracia tiene que aprenderse, entrenarse, reforzarse en lo micro de la sociedad. Si creces sin conciencia de que las cosas pueden cambiar y de que tu opinión es importante, ¿por qué ibas a interesarte por las cuestiones políticas? (Rahel Jaeggi)
Elena G. Sevillano, entrevista a Rahel Jaeggi: "Muchos sienten que no tienen voz. La alienación democrática va a más", El País 22/03/2022
Uno de los neurocientíficos más interesantes del momento, Stanislas Dehaene, del Collège de France, ha obtenido unos resultados con monos y humanos que dan mucho que pensar a quien se pueda permitir ese lujo anacrónico. Las personas tenemos un dominio intuitivo de los elementos de la geometría, por ejemplo al identificar entre seis objetos uno que no cuadra por ser un polígono convexo (imagina un pentágono regular, como las zonas negras de un balón de fútbol clásico) en lugar de cóncavo (con indentaciones). No hace falta ninguna educación formal para que los niños de una remota tribu amazónica ejecuten esa tarea. Pero los monos no pueden hacerlo. Tampoco puede la inteligencia artificial actual. Después de todo, tal vez sea la geometría la que nos hace humanos.
Javier Sampedro, La geometría en la mente, El País 24/03/2022
"Los datos ciertos no tienen el poder de cambiar nuestras mentes", explica uno de los mayores estudiosos del tema, Brendan Nyhan, en un artículo publicado esta semana en The Boston Globe. Más bien parece, confirma el periodista Joe Keohane, que las cosas funcionan al contrario: cuando personas desinformadas reciben los datos correctos, no solo no cambian de opinión o modifican su creencia, sino que se aferran todavía más a ella. Pasó durante la guerra del Golfo y la invasión de Irak en Estados Unidos, pero ocurre igualmente en todo el mundo.
La evidencia acumulada en los estudios realizados por Nyhan es abrumadora en el caso de militantes de partidos políticos. Peor aún, la gente más desinformada es la que tiene opiniones políticas más fuertes. Y cuanto más se preocupa esa persona por un asunto concreto, más duro es el efecto "tiro por la culata" del dato cierto que le debería llevar a corregir su posición.
Tampoco cabe confiar en la capacidad de reacción de la gente con pensamiento político más sofisticado, porque, como ya habían asegurado otros dos especialistas, Charles Taber y Milton Lodge, en 2006, son precisamente ellos los que están menos abiertos a nueva información. Seguramente, esas personas tienen opiniones correctas sobre más cosas, pero, en el tanto por ciento en el que están equivocados, parece que es imposible que acepten hechos que les obligarían a cambiar de opinión, se les proporcione la información que se les proporcione.
¿Qué remedio hay para esta realidad tan poco reconfortante? Está claro que no es posible pedir a los ciudadanos que se violenten a sí mismos y que vigilen su cerebro, como si fueran entrenados intelectuales, para sortear esa inclinación sesgada a no escuchar más que lo que se quiere oír. Reconozcamos que eso es una práctica intelectual agotadora y que se da muy poco, incluso en la universidad.
Soledad Gallego-Díaz, Juegos del cerebro, El País 18/06/2010
Descrivim qualsevol problema de present com un indici més que el món s'acaba, el que vol dir que descrivim la realitat en què vivim com impossible i invivible. És evident que no es pot viure així. Però no es pot viure així ha estat sempre un argument on comença la revolta, on comença el canvi i si no es pot viure així és perquè sabem desitjar viure d'una altra manera. Agafem-nos aquí, però no per fer utopisme barat, fantasies de mons bonics, sinó perquè precisament això és el que ens mostra els límits de la civilització i de les relacions socials amb què vivim. Agafem-ho com a límit i diguem "fins aquí" i aquí és comença la tasca de la imaginació política i del desig com a motor de transformació.
Hem de distingir món comú de món únic. El món únic és la utopia perversa de la globalització, aquella idea que es va instal·lar als anys 90 de la fi de la història, que ja no hi havia dos blocs i entràvem en una mena de paradís final en què la comunicació i la mobilitat uniria a la humanitat en un planeta rodó, evidentment des del capitalisme. Això és el contrari d'un món comú, que la millor manera de definir-lo és precisament aquell món que no és mai només nostre, per això és comú, és d'altres persones, d'altres col·lectius, d'altres societats, d'altres en el passat, d'altres en el futur i també d'altres éssers no humans. Per tant, és un món de dissens, de disparitat, on allò que no és només nostre també forma part del món i, per tant, és una exigència també de comprensió, d'interlocució, de construir amb els altres.
Clar que hi ha unes condicions materials que posen límits als possibles a imaginar, però precisament percebre que ja estan tancats ha estat una de les victòries ideològiques d'aquesta contrarevolució del present. Per això la indústria cultural es dedica produir distòpies a paletades, estem consumint apocalipsi cada dia, precisament com una manera d'acceptar que ja està. I que ja està vol dir que aprofitis el temps que queda, és una lògica de mort. La primera condició per eixamplar o reactivar possibles és entrar a la guerra cultural i al combat ideològic contra aquest dogma apocalíptic que ens fa percebre el nostre present com el present d'un món acabat. En aquests moments, el pensament crític ha de servir per desmuntar això.
La vida humana, entesa com a tot allò que construïm entre nosaltres per dir-ne món, sempre és un lloc de tensions, d'antagonismes, de lluites de poder, però també de disputes entorn del desig de viure. Si oblidem això no sé en què ens podem convertir. Aquestes disputes entorn del desig de viure poden ser sagnants, com ho és la història de la humanitat, però també són creatives, mobilitzen tot un tipus de valors i de maneres d'entendre què vol dir viure junts que no sé com algú es pot creure que s'han acabat i perquè ens deixem convèncer d'això. A part, em sembla fins i tot d'una supèrbia extrema pensar que amb nosaltres s'acaba el món. Val la pena recuperar la humilitat i dir que res va començar amb nosaltres i res s'acabarà amb nosaltres, per tant situem-nos en aquest lloc i fem-ne la construcció d'un espai que deixi pas.
Marc Font, entrevista a Marina Garcés: "Estem en un moment contrarevolucionari de reacció del poder perquè estava passant alguna cosa", publico.es 28/03/2022
El miércoles pasado presentamos en amistad (mejor que "en sociedad") nuestra editorial, Rosamerón, en la Gran Bodega Saltó de Poble Sec que nos pareció el lugar más adecuado de Barcelona para escenificar nuestro proyecto.
En realidad no se trataba de una presentación, sino de una invitación a compartir juntos un viaje. Se trataba de decirles a nuestros amigos que nosotros -los tres socios fundadores- no queremos ser más que lo que aparentamos ser y que lo que aparentamos ser no es, en modo alguno, independiente de nuestras relaciones de amistad. Por eso pusimos mucho cuidado y mucho cariño en el diseño del acto y en la elección del lugar y por eso nos sentimos tan contentos viendo las caras de cordialidad, de simpatía, de complicidad y de alegría.
Somos una editorial de ensayo en español domiciliada en Barcelona que quiere mantenerse fiel a la buena escritura que se atreva a llevar la experiencia a la idea para ponerla a disposición de un público amplio. Nuestro lema podría resumirse así: En busca del tiempo en que vivimos.
Muchas gracias a todos los que nos acompañasteis. Estamos seguros de que el viaje será largo.
Pr cierto, el libro que acabamos de publicar me parece extraordinario:
El autoengaño tiene como misión fundamental preservar nuestra integridad emocional y coherencia social. Se nutre de la fantasía y de la compasión hacia uno mismo, nos ayuda a conservar la autoestima, facilita la conciencia, estimula la creatividad y favorece la adaptación y la supervivencia. También nos sirve de salvavidas a la hora de mantener el sentido de invulnerabilidad ante condiciones internas o externas adversas que nos amenazan o nos traumatizan: la ansiedad ante la muerte, el miedo al fracaso, la desilusión con uno mismo, la subyugación por un agresor o la humillación pública. No hay duda de que ciertas verdades despiadadas o situaciones extremas atentan contra nuestra seguridad psicológica, nuestra imagen pública, nuestra esperanza y nuestro entusiasmo vital. El autoengaño nos permite evadirlas, disfrazarlas, reprimirlas o negarlas.
Luis Rojas Marcos, Autoengaño: sí, gracias, El País 20/06/1995
... somos ciegos a nuestros propios sesgos, y muchas veces no sirve de nada que nos los expliquen, porque seguiremos pensando lo mismo.
A esta asimetría los psicólogos le llaman Bias Blind Spot. Explicamos a alguien, por ejemplo, la ilusión de superioridad, ese sesgo por el que la mayoría pensamos que somos mejores que la media conduciendo, o haciendo lo que sea, y la gente lo entiende. Luego les preguntamos hasta qué punto ellos están sesgados y la mayoría de la gente dice que eso a ellos no les pasa. Es muy curioso: una cosa que es de aplicación a todos los seres humanos sencillamente pensamos que a nosotros no nos afecta...¡ y nos quedamos tan panchos!
Por ello resulta tan peligroso fiar nuestra felicidad a las pócimas milagrosas de la autoayuda. Porque el malestar no está en nosotros mismos, sino en las condiciones que nos permiten desarrollarnos como seres humanos con autonomía e integridad. Resulta insultante que alguien se atreva a decir públicamente que la depresión depende de uno mismo y que solo deseándolo mucho una persona logrará cualquier objetivo. O regalar conferencias inspiracionales a los trabajadores que han visto reducidos sus salarios y condenada al paro a parte de la plantilla.
No caigamos en la trampa del pensamiento positivo, como diría Barbara Ehrenreich, y concretemos leyes, medidas y programas para que hombres y mujeres sean efectivamente iguales en derechos, con empleo y rentas que doten de autonomía económica, con oportunidades y proyección profesional en todas las empresas y administraciones públicas, con expectativas vitales y con una organización del tiempo regulada que permita disfrutar del trabajo, pero también del ocio, de la familia y de sí mismos. Lo que hemos hecho hasta hoy no basta. Se detecta un cansancio en las políticas de igualdad socioeconómicas, que están siendo sustituidas por otras reivindicaciones. Mientras tanto, mujeres y hombres consumen pastillas para resistir la cotidianeidad. Y buscan en la autoayuda el bienestar que su entorno no les proporciona. Contra esa peligrosa espiral del malestar, el mejor antídoto son las auténticas políticas de igualdad.
Sara Berbel Sánchez, La espiral del malestar, El País 23/03/2022
En 2013 se publicó en español en las ediciones Nueva república, de filiación neofascista, uno de los últimos libros de Alexander Dugin. De su autor no sólo se dice que está cercano a Putin sino que sus teorías, incluido este libro, formarían parte de su cosmovisión.
El libro resulta bastante confuso, una mezcla de crítica del liberalismo, del post-modernismo, del marxismo y, sólo en parte, del fascismo clásico. Lo que él ofrece es, en su opinión, una “cuarta teoría política” que va más allá de las tres anteriores criticadas y propias del s. XX: el liberalismo, el marxismo y el fascismo.
Su punto de partida no deja de resultar curioso: éste no es otro que el concepto heideggeriano de Dasein.¿Heidegger otra vez? Lo haya leído o no con detalle, Dugin capta muy bien el significado colectivo y para nada individual de la existencia humana —el famoso Dasein. Textos recientes, entre otros el fabuloso libro de E.Faye, La Introducción del nazismo en filosofía(Akal, 2005) nos habían mostrado con todo detalle que cuando Heidegger habla de “existir” (Dasein) nunca se refiere al ser humano individualizado y aislado, sino al “ser colectivo”. El da (ahí) muestra que existir, ser-ahí, es siempre un modo de estar en el mundo con otros. Hasta ahí la cosa no sería muy preocupante. Lo duro empieza cuando estos otros con los que existimos y compartimos el mundo se conceptualizan como un “pueblo”, “nuestro pueblo”, amenazado por poderes superiores cuya salvación estaría en nuestras manos y cuya llamada de socorro deberíamos atender, si es necesario con las armas en la mano.
Ese “pueblo”, tanto en Heidegger como en Dugin, tiene una misión: oponerse al liberalismo global y universalista que está destruyendo el mundo ofreciendo una alternativa populista y restaurativa de pasados nacionales gloriosos, enraizados en las propias tradiciones, tradiciones que en tanto casos son imperiales. Ese sería el caso de Rusia cuyas tradiciones imperiales Dugin identifica con el Imperio zarista, con la posición de gran potencia de la Unión soviética y con el sueño imperial de Putin. ¿Demasiado cercano al modelo del Tercer Reich? Realmente si mantenemos en nuestra memoria que Heidegger fue un pensador nazi y Schmitt lo mismo, —su doctrina política juega un importante papel en el libro— esa mezcla extraña de antiliberalismo y anticomunismo, junto a reminiscencias patrioteras, constituye el meollo poco digerible de ese panfleto.
Dugin reformula con Heidegger la vieja pregunta kantiana: “¿Qué es el hombre?”, transformada ahora en “¿Quiénes somos nosotros?”. Heidegger respondía: somos “alemanes” atrapados entre el auge del liberalismo en el oeste y el del bolchevismo en el este y necesitados por eso mismo de luchar por nuestro “propio espacio vital”. Dugin responde: somos rusos que, frente al auge del liberalismo global, estamos perdiendo nuestra identidad y necesitamos reforzar el espacio de nuestra civilización, una pretendida esfera euroasiática.
Su reflexión parte de una reconstrucción del colapso de la Unión soviética en los años 90. Ya en las primeras páginas nos advierte que “la integración en la comunidad mundial es experimentada por la mayoría de los rusos como un drama, como una pérdida de su identidad” (p. 25). Ese sentimiento, según él, no ha sido superado pues el liberalismo político carece de raíces en Rusia y su inclusión en el mundo contemporáneo no pasa más allá de un consumo, más o menos compulsivo, de las mercancías proporcionadas por éste sin una interiorización profunda del modo americano de vida. Tampoco habría un suelo para el pensamiento de la nueva izquierda ni para el postmodernismo.
Montserrat Galcerán, Los intelectuales de Putin: Alexander Dugin, lector de Heidegger, El Salto 17/03/2022
[https:]]En las matemáticas elementales, las actividades manipulativas están fuertemente integradas en la enseñanza para facilitar la visualización y comprensión de los conceptos. Sin embargo, su presencia se reduce en la explicación de las matemáticas avanzadas.
En este libro redescubriremos cinco teorías matemáticas clave, cuyas definiciones y resultados se complementan con aplicaciones a situaciones cotidianas, propuestas didácticas que nos permitirán ver y tocar el mundo matemático. Como dijo el matemático Stanley Gudder, “La esencia de las matemáticas no es hacer las cosas simples complicadas, sino hacer las cosas complicadas simples”. Con ese mismo espíritu, esta obra desea convertir complejas abstracciones en conocimientos accesibles.
Sobre el autor
Javier Falcó Benavent es profesor del departamento de análisis matemático de la Universidad de Valencia desde el año 2017. También imparte cursos de divulgación científica, a través del servicio de extensión universitaria de dicha Universidad. Su investigación se centra en el análisis funcional y la geometría de los espacios de Banach, campos en los que ha realizado diversas aportaciones.
La entrada Matemáticas experimentales se publicó primero en Aprender a pensar.
La gran aportación de los pedagogos de la LOMLOE a la historia de la educación es la ignorancia preventiva: como no sabemos qué será útil en el futuro, que nuestros alumnos lleguen a él ligeros de equipaje.
Ayer, por segunda vez en mi vida, fui invitado a comer al Palacio Real de Madrid. Y, por supuesto, fui. Viniendo de quien venía, recibir la invitación es un honor y responderla afirmativamente, un deber. Cogí un AVE temprano para husmear un poco en una de mis librerías de viejo preferidas de Madrid y salí de allí con una joya a muy buen precio, "L'angoisse de Pascal", de Maurice Barrès (1923), y una estatuilla del Quijote. El día fue largo y memorable. A Madrid ha llegado la primavera.
Hoy publico en The Objective La esperanza del Mesías.
He participado en un seminario sobre la educación en virtudes que ha tenido lugar en la Universidad Francisco de Vitoria de Madrid. Lo menos que puedo decir es que ha tenido la virtud de alimentarnos muy bien. Pero, además, había una cordialidad en el ambiente muy notable, que facilitaba mucho los contactos y ya se sabe que lo que ocurre en los pasillos de estos encuentros es tan iportante como lo que ocurre en la tribuna.
He vuelto a casa con mi moleskine llena de notas que tengo que meditar. Transcribo a continuación alguna de ellas:
1. La virtud, más que la conducta del "vir", del varón, nombra algo que se encuentra en su (supuesta) raíz indoeuropea "-rt-", que ha dado lugar a términos como "orthós" (recto), "arithmós" (número), "ritmo", "arte", etc.
2. La virrtud en su sentido más propio es el desarrollo excelente de una función. No se puede decir de algo o de alguien que es virtuoso si ignoramos respecto a qué. Existen los virtuosos del piano, del balón o de la cocina. Un caballo de carreras que gana carreras es virtuoso en esto. Los griegos hablaban sin reparos de la "virtud del ladrón", porque un ladrón es virtuoso si desarrolla su función de manera excelente (con la mayor eficiencia). ¿Pero cuál es la función del hombre?
3. Volví a oir lo de que "aprender no es simplemente adquirir conocimientos". Obviamente, pregunté: "¿Si no hay un incremento del conocimiento se ha aprendido algo?" ¿Por qué esta reticencia a aceptar lo obvio? ¿No se cuela en nuestros discursos pedagógicos modernos, de manera más o menos subrepticia, un tufillo antintelectualista?
4. Nos olvidamos un poco de la teoría como culminación de las virtudes propiamente humanas. Este olvido fue otro tributo a los tiempos.
5. Los británicos que intervinieron dijeron sin matices algo que nosotros matizaríamos mucho: que los profesores son los representantes de los padres en el aula. ¿Quién tiene razón? Dijeron también -e insistieron en ello- que no existe la neutralidad docente. Pero entonces no son unos prepresentantes meramente vicarios. Y aquí está el problema.
7. Me gustó esto: "La humildad no consiste en quitarnos valor, sino en no quitárselo al otro".
8. Varios conferenciantes resaltaron 3 momentos de la práctica de la virtud en la escuela: la práctica en sí misma (una actividad coherente), la narrativa (propuesta de modelos de excelencia) y las tradiciones (inscripción en una tradición).
9. Una idea rupturista en tiempos innovacionistas: Las prácticas pedagógicas deben crear tradiciones propias.
10. En un seminario como este era inevitable insistir en la educación del carácter y así se hizo. Se señaló que en la escuela para que esta educación sea posible, se requiere un idioma común (en palabras y ejemplos) y se insistió mucho en basar la educación del carácter en determinadas narrativas.
11. Otra idea repetida insistentemente, y que comparto: No es suficiente con que el profesor acompañe al alumno. Ha de educar.
12. Puede ser que a nuestros alumnos les resulte difícil leer a los clásicos, pero el maestro debe estar empado de ellos, de manera que sus discípulos accedan a los clásicos a través de él. Al maestro -se dijo- se le supone la lectura. Lamentablemente solo el 7% de nuestros maestros son lectores habituales.
13. Juan Antonio Granados (director del colegio Stella Maris La Gavia de Madrid), comentando su práctica: "En cada asignatura se lee, se relata y se escribe".
14. Otra idea de Juan Antonio Granados: "El hérore moral vive su vida con el enigma que él mismo es".
15. Y otra más: "El Quijote ha de ser imprescindible en nuestros colegios. Los maestros han de leerlo y los niños han de vivirlo en el maestro".
Cicle filosòfic MANACOR PENSA Manacor Pensa, un cicle per posar la filosofia al centre de la vida i de la ciutat
Manacor Pensa és un cicle filosòfic que tendrà lloc a la Institució Pública Antoni M. Alcover del 4 a l’11 d’abril, de 18 h a 19.30 h.
Manacor Pensa és un cicle de conferències que vol posar la Filosofia al centre amb l’objectiu de «pensar Manacor, pensar-nos i saber qui som».
A part d’un seguit d’activitats dedicades als alumnes que es duran a terme al CP Es Canyar, al Conservatori de Manacor i a la Institució Pública Antoni M Alcover, la resta de conferències són obertes a tots els públics. Podeu fer la inscripció gratuïta aquí.
Dilluns 4 d’abril – Cafè filosòfic. Modera: Carolina Salvadó, professora de Filosofia de l’IES Berenguer d’Anoia.
Un cafè filosòfic vol ser un espai de trobada, un espai de tranquil·litat i pausa on es pugui pensar, es pugui escoltar, es pugui dir…El moderador guarda els límits perquè el pensar, l’escoltar i el dir es donin de manera especialment cuidada, conscient, atenta i precisa. Per aconseguir-ho, treballarem especialment els següents aspectes:
– Regular la impulsivitat i l’ànsia, la por de xerrar.
– Permetre els silencis.
– Emparar la lentitud.
– Jugar amb les idees (no apropiar-se’n).
– Atendre, comprendre, escoltar, així com reformular el que altres han dit.
– Acomodar-se en la possibilitat de discrepar.
– No tèmer l’error.
– Fer-se conscient del propi pensament i de les actituds, disposicions i fins i tot dels sentiments que ens acompanyen.
Es recomana dur paper i bolígraf. L’organització de l’esdeveniment facilitarà cafè o te.
Dimecres 6 d’abri – L’autoconeixement filosòfic, per Cristina Avilés Marí.
Una xerrada-taller per introduir l’autoconeixement filosòfic des d’una concepció de la filosofia
com a forma de vida, que ens proposa fer una indagació instrospectiva de com i des d’on ens
relacionem amb la vida i, que per tant, esdevé una acció transformadora per a desdibuixar uns
contorns que, en gran part, ens mantenen presoners.
Dijous 7 d’abril – Quaranta cobles a la saviesa. Presentació del poemari de M. Magdalena Gelabert i Miró.
Presentació del poemari de M Magdalena Gelabert dedicat a la Filosofia i als savis i sàvies des de l’Antiguitat fins als nostres temps. Tot un camí, que des de la poesia i les il·lustracions de Magdalena Tugores, ens porta al pensament filosòfic i a les qüestions més transcendentals.
Diumenge 10 d’abril – Filosofia 3/18, a càrrec de Sacramento López Martínez, mestra, formadora i membre de l’associació de Filosofia 3/18 Mallorca.
Segons la UNESCO, “la filosofia proporciona les bases conceptuals dels principis i valors
dels quals depèn la pau mundial: la democràcia, els drets humans, la justícia i la igualtat”.
Els infants es demanen sobre tot el que els envolta i les seves inquietuds estan molt a prop de
les grans qüestions filosòfiques.
A partir d’un joc, un conte o una obra d’art iniciarem un diàleg, deixarem fluir el nostre
pensament, escoltarem respectuosament el que pensen els altres i compartirem les
preguntes, inquietuds i també algunes respostes que l’activitat ens suggereixi.
Dilluns 11 d’abril – La Filosofia té nom de dona, a càrrec de Nerea Blanco.
Una xerrada sobre les dones i la Filosofia amb l’objectiu de conscienciar de la necessitat de la filosofia en el dia a dia i mostrar referents femenins en aquest camp. És necessari visibilitzar el paper de la dona en la Història de la Filosofia Occidental, un paper que ha existit però que no s’ha mostrat en quedar oculta davall els grans nomes de filòsofs. És temps de dones, de pensament crític i de donar eines al món per fer front a l’incertesa i els problemes.
Robarnos las palabras es convertir lo que nos dicen en vacíos, en absurdidades, en falsedades o en simples instantes para usar y tirar. El lenguaje nos compromete políticamente con nosotros , en el caso por ejemplo de la violencia sistémica contra el cuerpo de la mujer muchas veces convertimos las palabras en prejuicios al servició de un patriarcado inconsciente con lo que vive y hace. Ese deseo del cuerpo del otro se ejerce como una arma de poder que rompe y maltrata con toda la contundencia la buena intención de quienes piensan y están convencidos que son ejemplares de hombres tolerantes y feministas. En el lenguaje hay ética y hay política porque establece una determinada relación con los demás a partir de lo que hemos vivido , sentido , interiorizado, experimentado o leído. En ese significado de las palabras que nos representan la realidad lo universal y absoluto acaba siendo malsano . En este sentido hablar de valores en el fondo es atribuir a palabras vacías insustanciales como estamos viendo, sin garantía alguna de nada . A diferencia lo concreto dentro de un contexto deja de permitir banalizar absolutamente todo .
Para seguir el hilo pensemos en esta relación que de manera forzada se establece entre capitalismo y nazismo. En estos tiempos cuando la verdad no forma parte de contenido alguno , lo opinable parece responder a populismos acríticos y sin reflexión alguna. Antoine Compagnon ."El demonio de la teoría" (literatura y sentido común) nos podría sugerir algunas ideas. Si pensamos en lo que hablamos , en aquello que decimos seguramente descubriremos la retórica a menudo que sostenemos vacía. "En filosofía nos pasa mucho esto que venimos diciendo. Libros , conferencias, clases, muchas veces incorporan un discurso nada narrativo sino todo lo contario. Repetir los autores como Sócrates, Platón, Aristóteles, Epicuro, Séneca, Descartes, Kant, Hume, Mill , Nietzsche, Hegel, Adorno, ... como si se tratara de mantras bien dispuestos al uso del dogmatismo ajeno al pensar , convierte cualquier idea en un eslogan de mercado.
Valéry y su poética en Francia buscaba ese lenguaje no instrumental de una deconstrucción. En esa identificación de los signos para que se de cierta comprensión lectora , la lengua y el contexto del autor no sólo és necesaria sino resulta indispensable para no forzar las palabras . Esa manera de entender el texto incluirá o no el propio autor y precisamente esto convierte el texto en algo cercano o ajeno al lector mismo. Si el lector aprende en la lectura se produce una descomposición del texto como en el caso de Marta Sanz y su obra "pequeñas mujeres rojas" , el sentido de esta manera convierte al lector en un espeólogo del significado . En esa lectura el buceo del lector implica un ejercicio de sumergirse en el mundo que literariamente está creando y que señala el sentido de lo que se dice y como se dice-
Podríamos decir que en esa relación se gana o se pierde la capacidad de comunicarnos y de pensarnos con la literatura. Del "Menchs" al " Ündermenchs" como si cuando leemos lo escrito por el autor estamos haciendo un ejercicio de recuerdo que nos permite volver a pasar la experiencia por el corazón. De ahí que cuando escribimos para ser leídos o para leernos , eso que estamos haciendo , nos permita encontrarnos con lo que vivimos desde ese órgano de la memoria. La importancia del sujeto que escribe, que habla, que comunica implica que el lector no puede olvidar que significado y significante no deberían confundirse como dirá Compagnon . El sentido es como un motor que nos acerca a la intención del autor, es la idea que regula , la pretensión del autor en la obra , lo que nos quiere decir. Por eso la subjetividad del autor implica al lector. La significación es el impacto que tiene la obra en nosotros, lo que nos alcanza el texto porque lo hemos vivido o leído, eso que nos hace despertarnos cuando leemos.
Por eso el verdadero diálogo no puede falsificar las palabras haciendo que el texto no alcance al lector porque como hace la filosofía no existe. Platón escribe para , Descartes escribe para, Kant escribe para .El texto tiene un contexto y esto precisamente adquiere una determinada posición , un significado ético y relacional con lo que el autor escribe. De lo contrario hablar por hablar no tiene sentido alguno. Cuando decimos " te quiero" lo convertimos en un sentido frente a quien y en el como lo estamos diciendo , y el qué estamos diciendo , o porqué lo estamos diciendo , no da igual la frase aislada de todo. Hacer justicia al texto es que se haga entender , que adquiera una determinada postura para que sea entendido , y no como lo que pasa a menudo contrariamente.
Hoy la voluntad de silenciar las palabras desvirtuará el contenido . Por ejemplo creer que los testimonios de muchos supervivientes de los campos nazis son héroes por su capacidad de ser fuertes y valientes para sobrevivir la adversidad , convierte la experiencia en algo vacío de significado . Esto quiere decir que el superviviente forma parte de un significado propio y no ajeno , no puede ser secuestrado por quienes le hacen hablar como Adorno, Frankl,Levi.... incluso como testimonios de la propia experiencia . En esa separación del contexto la verdad se encuentra en juego y si lo hacemos ponemos en riesgo la pérdida del sentido y del significado del propio lenguaje.
El Fedón de Platón y la Primera epístola de Juan tienen algo muy relevante en común: la convicción de que la misología y la misantropía son dos caras de la misma moneda. Donde se da la una, se da la otra.
Ese prefijo "mis-" puede traducirse por repugnancia, enemistad u odio. La misología es, pues, la repugnancia (enemistad u odio) al lenguaje (y al razonamiento, pues el "logos" griego tiene este doble significado). Su contrario es la filología, que es apetito (amistad o amor) al lenguaje (y al razonamiento).
La misantropía es, pues, la repugnancia (enemistad u odio) hacia el hombre. Su contrario es la filantropía.
En definitiva, los tiempos de pensamiento débil son también tiempos de fidelidades líquidas.
Bon dia a tothom, ja ha arribat el moment de convocar els diferents concursos d’aquest curs:
A- Concurs d’articles d’opinió. Si vols escriure un article sobre un tema que no estigui aquí recollit, consulta-ho i en parlem.
– B: Concurs d’imatges filosòfiques:
Es pot presentar una imatge realitzada en qualsevol tècnica (fotografia, muntatge, vídeos, dibuix, collage…) que tingui una relació directa amb la filosofia (una teoria, un autor, un concepte…) que pugui servir com a capçalera del bloc de filosofia del centre.
Mida màxima del fitxer a penjar: 2 MB.
Dimensions recomanades de la imatge:1000 × 288.
Les imatges no poden ser més grans de 2 MB.
Amplada recomanada: 1024px.
BASES:
1- Pot participar qualsevol alumne de l’Institut Maria Aurèlia Capmany.
2- Per concursar cal presentar un article d’opinió escrit a doble espai, amb una extensió màxima de dues cares, en català o castellà. Els treballs s’han de lliurar a Adrià Àlvarez o a Jesús Gómez per mitjà del correu electrònic (adriaalvarez@institutcapmany.cat o jesus@institutcapmany.cat)
3- Els treballs s’han de signar amb nom i cognoms (que només coneixeran els administradors del bloc) i seran publicats al bloc (sota pseudònim) tot identificant-los com a treballs de concurs.
4- La data límit per al lliurament dels treballs és diumenge 3 d’abril de 2021. L’administrador es reserva el dret de publicar o no qualsevol treball lliurat fora de termini.
5- Tots els alumnes podran puntuar tots els treballs presentats excepte el propi. Les puntuacions s’efectuaran com a comentaris als articles publicats i seran publicades anònimament. El jurat tindrà en compte les puntuacions dels alumnes.
6- El jurat valorarà la coherència, originalitat i correcció de les argumentacions, així com la riquesa lèxica i la correcció tant en la redacció com en l’ortografia. S’aplicaran els mateixos criteris de censura als treballs de concurs que a la resta d’articles i comentaris del bloc.
7- S’atorgarà un primer i un segon premi, el valor del qual serà idèntic a la resta de premis atorgats als diferents concursos literaris de la diada. El jurat es reserva el dret de declarar desert el premi.
8- Els premis es lliuraran al llarg de les celebracions de la diada de Sant Jordi.
Poco más de 24 horas en Pamplona, pero muy bien empleadas. Exprimidas, incluso. Llegué el lunes a la hora de la comida y volví el martes después de comer. Me recibió y me despidió una ciudad fría, encogida y cubierta por un mil hojas de nubes con toodos los tonos del gris. El sol era un supuesto metafísico, "epekeina tes ousías", y la luz un intangible, por lo frágil. ¡Pero qué verde, el verde de mi tierra y qué alegre el despuntar de la primavera! ¡Y qué generosísimo derroche de cordialidad y eficiencia por parte de todo el mundo!
Iba a eso que algunos llaman, pomposamente, "trabajar" y que en realidad fue una continua tertulia entre amigos en la UNAV. ¡Qué lujo andar discutiendo sobre el debate público en España con gente tan lista y tan acogedora como Daniel Capó, Armando Zerolo, Pablo de Lora, Juan Claudio de Ramón, Helena Herrero-Beaumont, Enrique García-Máiquez, Aurora Nacarino-Brabo, Juan Meseguer, José María Torralba, Ricardo Calleja, Alberto Nahum, María Guibert y Santiago Fernández-Gubieda.
¡Y qué alegría, volver a encontrarme con el sabio bueno Ricardo Piñero, al que en cuanto se descuida le aletean las alas, que me regaló tres libros con estas dedicatorias enlazadas: (1) "Querido Gregorio: te dedico esta 'Trilogía de la prudencia'... porque tu amistad me acogió con dulzura", (2) "porque tu palabra siempre es el eco de lo hermoso, que es lo auténtico..." y (3) "porque siempre es un placer compartir los sueños con otros aventureros de la verdad, el bien y la belleza". Obviamente traigo aquí estas palabras como homenaje a su generosidad... un tanto desmedida.
Son las 6 de la mañana y llevo un rato sentado en mi sofá, con un libro en las manos y cubierto con mi manta preferida. Tener la manta adecuada ayuda mucho a proporcionarte el ambiente que necesitas para concentrarte.
Me gustan estas horas tan silenciosas, donde todo es calma y aún no ha asomado el alba por el horizonte marítimo. Se lee de otra manera.
Con frecuencia me preguntan cómo es que publico tantas cosas. Efectivamente, estoy publicando un par de libros al año, sin contar las colaboracones en libros grupales. No es moco de pavo. Pero es que es fácil madrugar cuando con cinco horas de sueño tienes suficiente (a veces completadas con una siesta), apenas ves la televisión y no lees la prensa. Eso sí, de vez en cuando vengo al ordenador a recoger una frase, apuntar una idea, o a escribir esto.
Nada nuevo, siempre ha sido un poco así, y la prevalencia de lo que uno u otro representan dependía de la coyuntura política específica. Kant nos ofrecía principios regulativos a partir de los cuales ajustar nuestras acciones, Hobbes nos recordaba la dificultad de su realización bajo circunstancias extremas. Uno se corresponde a momentos de tiempo despejado, otro al de condiciones atmosféricas tempestuosas. La perplejidad que hoy sentimos seguramente deriva de nuestro optimismo ilustrado, pensar que la historia era un proceso imparable hacia mayores cotas de bienestar y desarrollo moral. Por eso Putin nos ha fundido los plomos mentales con su guerra de agresión a Ucrania, que tanto nos recuerda al siglo XX, envuelta además en un anacrónico discurso imperial de pueblo y territorio. ¿Pero quién dijo que la historia no se repite? Todos los realistas políticos ―Tucídides, Maquiavelo, el propio Hobbes― pensaban que esta era circular, que no existe algo así como un avance lineal dirigido a un progreso continuo.
Fernando Vallespín, Kant y Hobbes, la extraña pareja, El País 20/03/2022
El sexo tiene que ver con la función reproductora de la especie humana, muy parecida a casi todas las demás especies animales. La reproducción en los humanos es binaria, hay personas que producen espermatozoides y otras, óvulos. Luego, socialmente, los dos sexos se han revestido de un constructo político, cultural y simbólico que dice cómo comportarse mucho más allá de la reproducción. Y eso es el estereotipo sexual, ahora llamado género. Y mientras que todos somos binarios en el sexo, nadie lo es en el género, porque nadie se ajusta al 100% al estereotipo sexual. Yo no soy Chuck Norris o Schwarzenegger. Mientras que el sexo es binario, el género no lo es. De hecho, todos somos transgénero, no hay nadie que no lo sea, nadie que mimetice el género al 100% y se exprese exactamente como lo indicarían los estereotipos sexuales. Entre los dos extremos todos estamos en medio. En el sexo, sin embargo, no caben intermedios. No cabe medio fecundar, medio gestar.
Berna González Harbour, entrevista a José Errati y Marino Pérez: "El género no se elige, ni la edad, como si fueras al supermercado", El País 10/03/2022
Si el metaverso es la vivencia ilusoria de un mundo que realmente no existe, la mente humana tiene mucho de metaverso, de ilusión, de interpretación personal de la realidad. Veámoslo.
Para empezar, sentimos que vivimos en nuestro cuerpo, es decir, que la mente es inseparable del cuerpo, ilusión que se desvanece fácilmente cuando el experimentador desincroniza lo que vemos con lo que tocamos creando una percepción extracorpórea, el sentimiento de que la mente sale del cuerpo viéndonos a nosotros mismos en la distancia, como nos vería otra persona. Los experimentos del investigador Henrik Ehrsson, del Instituto Karolinska de Estocolmo, llegan incluso a hacer sentir a una persona que su mente habita en artilugios no biológicos, como el plástico cuerpo de una muñeca Barbie. Pero es solo una ilusión, la más grande quizá, que es capaz de crear el cerebro humano.
Igualmente, sentimos que la luz y los colores están ahí fuera, rellenando el universo y el ambiente en el que vivimos, y que nuestros ojos lo único que hacen es captarla para percibirla. O creemos también que el olor sale de la taza de café caliente y lo percibimos cuando alcanza nuestras fosas nasales. Pero resulta que nada de eso es cierto, porque la luz no existe fuera de nosotros y nuestra mente, es decir, fuera de nuestro particular metaverso, siendo el cerebro el que la crea cuando recibe el torrente de pequeñas descargas eléctricas de las neuronas del nervio óptico, originadas a su vez por el impacto en nuestros ojos de la energía electromagnética que inunda el universo y que nosotros, ilusoriamente, sentimos como si fuera la luz misma. Del mismo modo, el olor no está ahí fuera, siendo solo el efecto sobre el cerebro de las descargas eléctricas que viajan por los nervios olfatorios cuando nuestra nariz recibe las moléculas de café caliente que salen de la taza. Los sonidos, la música que oímos, tampoco inundan el auditorio cuando la orquesta interpreta una composición, pues es el cerebro el que los crea al recibir los impulsos nerviosos que las vibraciones de las partículas de aire que originan los instrumentos musicales provocan en los nervios auditivos cuando alcanzan nuestros tímpanos.
No menos creíble resulta el sentimiento de que es la mano quien siente el tacto o la temperatura del objeto que toca, cuando en realidad es el cerebro el que, por así decirlo, siente ese tacto, pero, no sabemos cómo, crea la ilusión de que lo hace la mano. Es por eso que las personas que por un accidente o enfermedad sufren la amputación de una mano pueden seguir sintiendo el tacto en esa mano que ya no tienen, pues las neuronas de su cerebro siguen haciendo ese trabajo durante algún tiempo tras la amputación. Es la conocida ilusión del miembro fantasma.
La neurociencia tampoco consigue explicar todavía por qué la percepción del mundo en el que vivimos no se nos fractura o descompone, como ocurre cuando en el cine o la televisión la voz del actor no coincide con los movimientos de sus labios, pues los cambios de movimiento, sonido, color, forma, etc, de cada imagen o situación que percibimos no son procesados por el cerebro a la misma velocidad, siendo algunos cambios procesados más rápidamente que otros, lo que, en teoría, implicaría una desincronización permanente de nuestras percepciones. Así, la integración perceptiva en nuestra mente es otra de las grandes ilusiones que crea el cerebro humano.
Pero nuestro metaverso personal no es un capricho de la naturaleza, pues todas las mencionadas son ilusiones prácticas que nos facilitan la vida. Sintiendo, por ejemplo, que es la mano quien toca no dejaremos de alcanzar con ella la pluma para escribir o la llave para abrir la puerta de casa, comportamientos más difíciles de lograr si esos sentimientos los tuviéramos en el propio cerebro. Imagine igualmente el lector lo complicado que sería movernos por el mundo sintiéndonos fuera de nuestro cuerpo. La sabia naturaleza nos sumerge en un metaverso mental que nos facilita la vida, además de recrear en ese mismo universo la ilusión de que el mundo en el que vivimos está impregnado de luz, color, sonidos, olores y sabores.
Ignacio Morgado, ¿Es la mente humana un metaverso?, El País 09/03/2022
El Metaverso se abre ante nosotros como una realidad evasiva, que amplificará nuestros sentidos y nos permitirá tener la sensación de teletransportarnos a realidades paralelas. Sin duda las ventajas son innumerables, y no son pocos los negocios que han decidido adentrarse en esta aventura virtual ya desde sus ‘cimientos’. Sin duda llama la atención y las expectativas económicas son casi tan halagüeñas como las que genera la inteligencia Artificial. Goldman Sachs espera que la economía del metaverso mueva entre 2 y 12 billones de dólares durante esta década, mientras que Morgan Stanley lo sitúa por encima de los 8 billones de dólares. La cuestión es que este ‘nuevo mundo’ que ya aúna a muchas tecnologías emergentes abre grandes posibilidades en todos los sectores.
Transportémonos a esta nueva realidad durante unos momentos. A través de mi avatar puedo entrar en Nikeland, probarme prendas y zapatillas, y realizar ejercicio físico. Poco después, me muevo a Adiverso (Adidas), donde ya puedo pagar con criptomonedas mis productos . Los niños no volverán a aburrirse en el coche durante viajes largos, gracias a tecnologías de Metaverso, como la que está desarrollando Nissan. Y los trabajadores de BMW, específicamente los de su fábrica de Resensburg (Alemania) pueden probar ‘virtualmente’ diferentes opciones, antes de que les suponga un gasto físico. Inteligente ¿verdad?.
En definitiva, el metaverso no es mas que la confluencia de distintas tecnologías: realidad virtual, inteligencia artificial, blockchain, NFT´s, criptomonedas…, aderezado con un formato visual sugerente y fácilmente adictivo. El éxito está asegurado, siempre que se siga mejorando el hardware de acceso (en usabilidad y coste). Si las redes sociales supusieron, ciertamente, una revolución en las relaciones personales, nos encontramos a punto de entrar, de manera masiva, en el siguiente nivel. Con sus pros y sus contras. Con grandes retos pendientes, como la identidad digital (fundamental en este ‘nuevo mundo’) y una clara necesidad de grandes inversiones -técnicas y humanas- en ciberseguridad.
En este punto de la historia, podría parecer que muchas de las expectativas de las tecnologías de gran impacto que estamos viviendo, incluido el metaverso, pudieran parecer desmesuradas. Pero, en este caso, deberíamos no recaer mucho en las lamentaciones y empezar a prepararnos. No parece que este futuro esté muy lejano… Lo que ahora nos parece ciencia ficción y algo reservado a los videojuegos, posiblemente mañana sea una realidad (la vivamos parte en el mundo virtual, o no).
Idoia Salazar, ¿Nos mudamos al metaverso?, retinatendencias.com
El lector no se desconecta del mundo, sino que lo habita de otro modo, experimentando con los sentidos, poniendo en relación lo que lee y lo que ha leído, lo que lee y lo que ha vivido. Altísima intensidad de una inmovilización tan solo aparente, el cuerpo del lector corta en seco la fuga hacia adelante del sujeto de rendimiento neoliberal y hace una experiencia plena del presente.
Del lector arrebatado al lector disciplinado: los superpoderes que nos otorga la lectura hoy son distintos a los del pasado. No tanto imaginarnos seres distintos, como estar más presentes. No tanto vivir dos vidas, como intensificar la vida que hay. No tanto fugar hacia un mundo alternativo, como estar aquí y ahora.
Lectura como ejercicio utópico, lectura como ejercicio crítico, lectura como ejercicio espiritual: el mundo y las formas de dominio cambian, pero la lectura encuentra siempre el modo de ser una revuelta.
Amador Fernández-Savater, Tener superpoderes: la lectura como experiencia de emancipación, ctxt 07/03/2022
Existen brókeres de datos que poseen archivos sobre todos los usuarios de internet, en los que puedes encontrar lo que buscas online, lo que publicas en Twitter, tus préstamos o tu historial de salud. Estos datos se venden a aseguradoras, bancos, gobiernos o, simplemente, a quien quiera comprarlos. Algunos se utilizarán de manera legítima y otros no, aunque tú no te enterarás nunca, claro. Hay empresas que, por ejemplo, deciden las contrataciones de sus empleados en función de los datos: si se enteran de que estás intentando tener un hijo o de que padeces alguna enfermedad, elegirán a otro candidato y tú jamás sabrás cuál ha sido el criterio utilizado para tomar la decisión. Mientras las empresas tengan acceso a los datos, nunca estaremos al 100% seguros de que no los van a utilizar para mal, porque no existe una policía de datos que vigile. La información sensible crea vulnerabilidad en el sujeto de los datos, pero también en toda la sociedad. La privacidad no es solo una cuestión individual, sino colectiva. El caso más claro es el de Cambridge Analytica, en el que 270.000 personas compartieron sus datos y estos acabaron utilizándose para manipular la democracia.
Creo que podríamos fijar el inicio en el año 2001, cuando la Federal Trade Commission de Estados Unidos recomendó al Congreso regular la economía de datos por miedo a que se descontrolara. Muchas de aquellas recomendaciones se parecían a lo que luego ha quedado regulado en el Reglamento General de Protección de Datos europeo: que la gente debería tener derecho a la protección de sus datos, a pedir que sean borrados, a que se corrijan si hay algún error, etc. El problema es que, después de esa petición, llegó el 11-S y lo cambió todo. El Gobierno estadounidense se sintió culpable de no haber prevenido los ataques y decidió hacer lo que fuese necesario con tal de evitar otro atentado. Una de las medidas que se tomaron en nombre de la seguridad nacional fue la de hacer una copia de todos los datos recopilados por las empresas. Desafortunadamente, el big data ha demostrado no ser un método adecuado para prevenir el terrorismo: este es muy bueno cuando tenemos muchísimos datos sobre algo concreto, como los productos que la gente compra por internet, pero no para cuestiones generales. El problema fue que se permitió que las empresas recolectasen la mayor cantidad de datos posibles a cambio de algo que en realidad no funcionó. Además, nunca se les preguntó a los ciudadanos ni se sometió esa decisión a un escrutinio público. Al final, acabamos enterándonos de cómo funcionaba el mundo una década más tarde. Son situaciones como esa las que nos hacen pensar que vivimos en una sociedad que se rige bajo unas reglas que desconocemos por completo.
En el caso del coronavirus, la evidencia sugiere que las apps (que tuvieron muchos problemas desde el principio) no fueron fundamentales para frenar la pandemia. De hecho, recientemente, en el MIT Technology Review se publicó un artículo muy interesante sobre dos análisis en los que se estudiaron cientos de herramientas de inteligencia artificial utilizadas para diagnosticar y prevenir los contagios. La conclusión fue que, de todas ellas, ninguna había funcionado. Algunas incluso habían agravado la situación porque se cometieron errores garrafales con los algoritmos. Entonces, ¿la inteligencia artificial puede ayudar? En algunos casos, sí. Pero no podemos ser tan inocentes y creer que es una varita mágica que va a solucionar todos nuestros problemas; mucho menos, creer que podemos dar cualquier cosa a cambio.
Lo que necesitamos es una regulación. Y para que funcione hacen falta cambios culturales, que la gente sea consciente de la importancia que tiene la privacidad y que esté dispuesta a defenderla. Ni siquiera es necesario que todo el mundo lo haga; basta con que el 5-10% de la población se resista lo suficiente. En el libro doy muchos ejemplos de lo que la gente puede hacer, pero uno de los más importantes implica escoger servicios que den privacidad. Por ejemplo, conviene utilizar Signal en vez de WhatsApp; en lugar de Google Search, navegar con DuckDuckGo, o utilizar ProtonMail frente a Gmail, entre otras alternativas. También podemos contactar con los representantes políticos y transmitirles que lo que hacen con nuestros datos es algo que nos preocupa, o pedirle a las empresas que los borren. Incluso si no lo hacen o si tardan años en responder, esa petición deja en evidencia que no tienen nuestro consentimiento.