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Invitación a participar en la XXXI. Olimpiada Internacional de Filosofía [IPO 2023] (Olimpia, Grecia)
31st International Philosophy Olympiad, IPO 2023 (Del 11 al 14 de Mayo de 2023, en Olimpia)
El comité organizador de IPO Spain 2023 (http://www.ipospain.org/) se complace en invitar a todos aquellos estudiantes de enseñanza secundaria interesados en formar parte de la Delegación Nacional Española, a inscribirse en el proceso de selección de la XXXI. Edición de la Olimpiada Internacional de Filosofía.
La IPO 2023 tendrá lugar del 11 al 14 de Mayo de 2023 en Olimpia (Grecia), la referencia y cuna clásica de todo esfuerzo atlético.
Dos estudiantes de secundaria serán seleccionados para formar parte de la Delegación Española. El idioma de trabajo de IPO 2023 es el inglés. Los estudiantes, no obstante, escribirán durante la prueba que consiste en un ensayo, bien en inglés, francés, alemán o español, siendo el único requisito exigido el que el idioma empleado no sea su lengua materna. Los estudiantes seleccionados para la IPO 2022 dispondrán el 12 de Mayo en Olimpia de 4 horas para la redacción de su ensayo, que luego será evaluado por el Comité Internacional.
La Olimpiada Internacional de Filosofía (IPO) es un acontecimiento de gran calado que se realiza bajo el patrocinio de la FISP (Fédération Internationale des Sociétés de Philosophie) y la UNESCO (www.philosophy-olympiad.org)
En su última edición de 2022 participaron 45 países [https:] www.ipo2022.org/), esperándose que este año, para la IPO 2023 [https:] la afluencia sea incluso mayor.
Los interesados en participar en el proceso de selección habrán de enviar un breve CV –cuyo formulario se adjunta con esta convocatoria– donde se haga constar también qué los ha motivado a la hora de tomar parte en esta olimpiada (máximo 3 páginas), junto con un breve ensayo filosófico –en torno a 2000 palabras– escrito en uno de los idiomas referidos distinto a la lengua materna. El idioma queda por supuesto a su elección. Este ensayo libre deberá estar relacionado de algún modo con la temática de esta convocatoria (A life in fair competition – Una vida en justa competencia), presentándose ambos documentos antes del 20 de Febrero de 2023 a la siguiente dirección electrónica de contacto:
Hacia finales de Febrero y principios de Marzo es de esperar que los resultados del proceso de selección se hagan públicos de forma personal a los interesados vía correo electrónico, a la vez que se publicarán en las redes sociales de la delegación nacional.
Para cualquier otra consulta, no duden en dirigirse igualmente a la dirección reseñada.
Concha Roldán Panadero Instituto de Filosofía - CSIC Roberto R. Aramayo Instituto de Filosofía - CSIC Ricardo Gutiérrez Aguilar
Universidad de Alcalá de Henares - UAH
Estamos descubriendo que la inteligencia artificial (IA) puede realizar tareas que creíamos exclusivas de un ser humano, como dialogar o crear textos e imágenes originales. Y esto parece solo el principio. Además de simular procesos cognitivos complejos, estos sistemas prometen emular nuestra capacidad de juicio, sustituyéndonos a la hora de tomar decisiones. ¿Serán capaces?
Si así fuera, el uso masivo de la IA nos dejaría a casi todos sin trabajo. No solo a quienes se dedican a tareas puramente mecánicas sino, en general, a todos aquellos cuyo oficio puede describirse esencialmente en lenguaje algorítmico. ¿No sería más eficaz y barato sustituir, por ejemplo, a un médico por un sistema de IA entrenado (en las mejores universidades) para interpretar pruebas, diagnosticar y establecer tratamientos? ¿Y no podríamos hacer lo mismo con abogados, ingenieros, pilotos o físicos experimentales? ¿Quién se «salvaría» de ser sustituido por una máquina?
No es fácil responder a esta pregunta. Aparentemente al menos, una IA podría entrenarse para hacer cualquier cosa, desde imitar los mecanismos heurísticos que rigen la creatividad de un artista a simular (con un algoritmo estructuralmente parecido al del médico) el sacramento de la confesión…
Advierto que introduzco las palabras «simular» o «imitar» solo por prudencia, porque realmente no sé en qué se distinguirían esencialmente las tareas hechas por una IA de las que haría un ser humano. Además de que la imitación es la raíz de todo aprendizaje, y no solo del de las máquinas. Un ser humano empieza a serlo imitando la forma de hablar y pensar de sus progenitores, y un médico o artista imitando (y mejorando si es capaz) los procedimientos en los que se forma. ¿Qué diferencia fundamental habría con una IA que, además de imitar, pudiera incorporar información nueva, aprender de sus errores, generar hipótesis o creaciones originales, y revisar y rehacer sus propios algoritmos? Las máquinas han sido hecha por nosotros, es cierto; pero también nosotros hemos sido hechos y educados por otros…
Una objeción típica al desempeño de ciertas tareas por parte de la IA es que una máquina no podría entender ni expresar emociones. Pero esta objeción tampoco parece suficiente. Si las emociones fueran completamente refractarias a los algoritmos, tendríamos que concluir que son absolutamente irracionales e incomprensibles (incluso como emociones), ¿y quien las querría entonces? Y si el problema fuera que aún no hemos entendido sus complejos mecanismos lógicos (y subsidiariamente biológicos, sociológicos, ideológicos, etc.), entenderlos e imitarlos sería cuestión de tiempo. Al fin, si entendemos las emociones como fenómenos emergentes surgidos de la cultura y de la bioquímica cerebral, todo ello (pautas sociales, patrones neuronales) sería asimismo reducible a información lógicamente estructurable. Y si esto fuera posible, toda otra serie de actividades (las de educador, psicólogo, cuidador, etc.) quedarían en manos de la IA. ¿Qué podría impedir, por ejemplo, que un sistema inteligente de educación interpretara los sentimientos y necesidades del alumnado, le proporcionara una experiencia educativa personalizada y evaluara objetivamente su aprendizaje, expresando para ello las actitudes emocionales más apropiadas (empatía, preocupación, orgullo…)?
Por no salvar, no salvaría (si es que de salvar se trata, que igual es condenar a la extinción) ni el oficio de informático. En la medida en que la programación es otra actividad reducible a pautas heurísticas y algoritmos, los sistemas de IA podrían llegar a ser (¡cada vez lo son más!) completamente autoprogramables. Por cierto: ¿Equivaldría esto a convertirlos en seres autónomos o libres?
¿Y la filosofía? ¿Podría filosofar un sistema de IA?... Se trata de una pregunta enorme y ella misma filosófica. Veamos. Si la filosofía arranca de la necesidad de responder a la pregunta acerca del ser y el sentido de todo, ¿podría la máquina preguntarse por el ser y el sentido de sí misma? ¿Podría poner en cuestión los conceptos de realidad, verdad, máquina o inteligencia…?
Y, sobre todo, ¿podría plantearse una IA si aquello que le han enseñado a reconocer como “bueno”, “justo” o “bello” es realmente bueno, justo y bello? ¿Podría autoprogramarse hasta el punto de generar sus propios criterios éticos, políticos o estéticos? Fíjense que los seres humanos, por muy estrictamente que se nos eduque, podemos reparar en el carácter convencional o incompleto de toda esa formación, cuestionarlo todo y rebelarnos contra códigos y normas, incluyendo el código genético y las normas sociales. Podemos, incluso, querer acabar con el mundo entero (con nosotros en él), por no considerarlo justo o digno de existir… ¿Podría también querer todo esto un sistema de IA? ¿Podría ella misma responder a esta pregunta? ¿Y a esta…?
Aquest assaig de Primo Levi (1919-1987), químic torinès i supervivent de l'Holocaust, és la tercera i última part de la seva Trilogia d'Auschwitz, composta per aquest volum i els dos llibres de memòries Si això és un home i La treva. Ara bé, Els enfonsats i els salvats no és un llibre de memòries, és més aviat un intent de teoritzar i categoritzar l'experiència als camps d'extermini i fer-la comprensible al públic lector. Per més obscur que pugui semblar aquest tema a simple vista, els conceptes exposats són perfectament accessibles per a tot tipus de lectors, i l'explicació queda assistida pel to planer i extremadament clar de Levi, que fa arribar el seu missatge amb contundència i sovint amb ràbia, des d'un llenguatge senzill que evoca en tot moment el discurs parlat. La classificació de la informació en blocs temàtics també ajuda molt a seguir el fil de les reflexions de l'autor.
Els conceptes més coneguts que Levi va encunyar per a l'ocasió, i que esdevindran idees clau en els estudis sobre l'Holocaust i la teoria del trauma, van ser el dels "enfonsats i els salvats", que dona títol al llibre, i el de la "zona grisa". El primer fa referència a la qualitat del testimoni dels supervivents dels camps nazis, que sempre sembla insuficient davant de la magnitud de l'horror experimentat per les persones que hi van perdre la vida, els enfonsats o submergits. Els enfonsats són les víctimes que van arribar al fons de l'horror i el van experimentar en tota la seva magnitud, i en aquest sentit són els que potencialment esdevindrien els "testimonis perfectes" de les atrocitats que van patir. Tanmateix, la paradoxa del testimoni perfecte és que precisament és impossible d'obtenir i, per tant, és tan sols silenci. Davant d'aquesta realitat, els supervivents esdevenen testimonis de segona mà o "per delegació", en paraules de Levi, i aquesta mateixa qualitat els omple de culpa i de vergonya per haver sobreviscut en lloc dels enfonsats, o de vegades fins i tot a costa d'ells. L'autor mateix ens intenta dissuadir de buscar lògica a aquest raonament: la culpa i la vergonya són percepcions íntimes que no tenen a veure amb responsabilitats objectives, i el trauma mateix d'haver sobreviscut és una càrrega que el supervivent ha de suportar. Aquesta és l'explicació més generalitzada que es va donar als nombrosos suïcidis de supervivents de l'Holocaust, tot i que possiblement la vivència íntima d'aquestes persones fos psicològicament més complexa que això.
D'altra banda, la "zona grisa" es refereix a les nombroses ambigüitats i compromisos morals que es poden produir a l'hora d'intentar definir una línia clara entre víctimes i botxins. Sota aquesta denominació Levi tracta nombrosos exemples de col·laboració de les víctimes amb els seus carcellers i torturadors, o moments en què els presoners es tornen botxins per als seus propis congèneres. L'exemple més clar que exposa Levi és el dels Kapos, és a dir, els vigilants dels camps que eren reclutats entre els propis presoners, i que en la gran majoria de casos exercien les seves funcions amb zel i crueltat, en part per por de represàlies si no ho feien. D'altra banda, hi ha el cas dels Equips Especials o Sonderkommandos, que eren grups de presoners que assistien en les tasques relacionades amb la càmera de gas i després s'ocupaven de fer desaparèixer els cossos. D'aquests, en van sobreviure proporcionalment molt pocs, ja que ells mateixos eren eliminats periòdicament perquè no poguessin explicar el que estava passant. Aquí es dona una ambigüitat intrínseca entre la culpabilitat i la innocència, i a través d'aquest tipus de casos extrems Levi ens demostra com la culpabilitat, que és un sentiment íntim i profundament subjectiu, i la responsabilitat, que es pot determinar objectivament i tot sovint s'utilitza com a terme jurídic, no es poden equiparar en cap cas.
El llibre sencer té a veure amb totes aquestes zones grises i ambigüitats que afronten els supervivents, que Levi exemplifica constantment amb una cura i un respecte cap a totes les parts implicades que fins i tot pot arribar a soprendre en determinats moments, especialment quan es refereix als seus botxins, als quals dedica un retrat extremadament realista i detallat en tota la seva cruesa. A més dels diversos exemples de col·laboració amb els botxins, que se'ns exposen en diversos graus de responsabilitat, també ens qüestionen amb la seva ambigüitat els diversos graus d'avergonyiment i culpabilitat que experimenten els supervivents, la pregunta sobre l'intel·lectual a Auschwitz, i sobre si tenir cultura és un aventatge o un obstacle adaptatiu en la vida del Lager, o la relació del poble alemany com a col·lectiu (que en el moment de la publicació del llibre encara havia viscut els fets de prop i en tenia responsabilitat directa) amb el seu propi passat i la seva pròpia història de violència.
Un capítol totalment apart i especialment colpidor és el capítol cinquè, en què Levi tracta diverses formes de violència que patien els presoners al Lager i intenta, seguint l'hipotètic raonament que farien els nazis, classificar-les en violències útils - necessàries per acomplir un determinat objectiu que havien marcat - i violències inútils, és a dir, dirigides únicament a humiliar les víctimes i fer-los perdre la seva diginitat humana, que a la pràctica suposaria un mecanisme de deshumanització de la víctima per transferir el sentiment de culpa i poder cometre aquelles atrocitats sense sentir-ne la responsabilitat moral directa. El capítol setè, d'altra banda, respon a tres preguntes estereotípiques que reben els supervivents i que responen igualment a simplificacions d'una realitat molt més complexa i matisada: la pregunta sobre per què no hi va haver fugides dels camps, per què no hi va haver rebel·lions, i per què els jueus no van fugir dels seus països "quan encara eren a temps". El retrat sempre lúcid de Levi i la seva denúncia eloqüent destapa aquestes preconcepcions immediatament, presentant sempre amb compassió la impossibilitat absoluta de reaccionar dels éssers humans quan són deixats en la precarietat més absoluta.
Un altre element molt colpidor de la lectura són les nombroses apel·lacions que fa Levi a la situació present del món, en què el discurs de l'odi, la presència de règims autocràtics i de la guerra com a mitjà per canalitzar conflictes polítics semblen plenament normalitzats. En aquest sentit, el llibre de Levi es dirigeix al context històric dels anys 80, però continua essent una crida d'atenció totalment vigent avui dia, pel que fa dels riscos polítics d'utilitzar la identitat com a arma amb el propòsit de marcar l'altre - sempre incert, sempre imaginari - com a objectiu. La reflexió històrica que fa Levi sobre les cruïlles i els perills polítics del present, sempre lúcida, perfectament clara, però també enrabiada i acusadora, es fa profudament colpidora però més necessària que mai.
Continguts: El primer capítol, "La memòria de l'ofensa", parla del problema de mantenir el record dels fets a través del temps, i dedica especial atenció a les tergiversacions i supressions de la veritat per part dels botxins. El segon capítol, "La zona grisa", exposa l'ambigüitat intrínseca en els conceptes d'innocència, culpabilitat i responsabilitat moral a l'hora d'afrontar la col·laboració de certs grups de víctimes amb els seus carcellers, en la majoria de casos sota coerció. L'objectiu d'aquestes matisacions és, precisament, evitar les simplificacions en les quals es poden caure quan s'analitzen els esdeveniments des de fora. El tercer capítol, "Vergonya", parla dels sentiments de culpabilitat i vergonya que experimenten els supervivents dels camps d'extermini, i exposa la teoria dels enfonsats i els salvats, és a dir, la contraposició entre el testimoni del supervivent i el que seria un suposat "testimoni perfecte", que és inaccessible per definició. El quart capítol, "Comunicar", fa referència al llenguatge i a la seva perversió fonamental en el context del Lager. Al cinquè capítol, "Violència inútil", Levi prova de posar-se a la pell dels seus botxins per tal de destriar si hi havia alguna lògica interna en els seus actes. Amb aquest propòsit, analitza amb minuciositat les formes de violència que es produïen al Lager, sobretot les més banals i gratuïtes, i les acaba subsumint dins d'una reflexió general sobre la necessitat de deshumanitzar l'enemic per poder destruir-lo totalment. El capítol sisè, "L'intel·lectual a Auschwitz" representa un homenatge a la figura de l'escriptor austríac Jean Améry, i reflexiona sobre la cultura humana davant l'experiència del Lager. El capítol setè, "Estereotips", pretén desfer malentesos habituals que Levi es trobava sovint quan parlava amb el seu públic. Al capítol vuitè, "Cartes d'alemanys", Levi tracta la recepció que van tenir els seus llibres entre el públic alemany.
M'agrada: És un text imprescindible per entendre una part important de la història europea del segle vint. En aquest cas, Primo Levi no solament ofereix el testimoni de la seva experiència personal a Auschwitz, sinó que també fa una anàlisi extremadament lúcida sobre l'amenaça del totalitarisme també en el present.
En podeu llegir uns fragments aquí.
Que llegues a Madrid y te esté esperando Aurora Nacarino es como una premonición: todo va a ir bien y sobre ruedas. Y así ha sido. Con Aurora fui directamente a ESADE, donde mantuve un debate de guante blanco con Lucas Gortázar. De ESADE a un colegio con decidida vocación elitista. Tan elitista, que puede permitirse el singular lujo de defender evidencias como esta:
Hay que visitar el mayor número de centros educativos posible, y cuanto más diversos, mejor, para hacerse una idea cabal de la educación efectiva en España, porque la realidad es siempre mucho más compleja que los esquemas mentales que nos hacemos de ella. En este caso hice la visita acompañado de un amigo que es también un auténtico innovador pedagógico, Daniel González de Vega, creador de Smartick.
Este centro sabe lo qué quiere hacer, qué profesorado necesita para ello (y en qué partes del mundo reclutarlo), con qué familias quiere hacerlo, qué alumnos pueden hacer posible su proyecto, el precio que cuesta realizarlo y sobre qué imagen del futuro quiere orientarse. Por cierto, la directora, que nos invitó a comer (a un magnífico restaurante, el A'Barra) me insistió en que la principal competencia del futuro es la escritura y la segunda y la tercera es también la escritura. Estoy totalmente de acuerdo con ella. Me despedí con la convicción de que la escuela pública nunca podrá competir en la carrera carísima de la innovación con las escuelas de élite, por lo cual debe definir bien cuál es su campo y qué es lo que puede y quiere hacer mejor que nadie.
Fui dando un largo paseo hasta el hotel, con mi maleta de mano, en la que llevaba dos botellas, una de un orujo blanco excelente y otra de un mezcal sublime. Hacía frío, pero me apetecía pasear y rumiar un poco todo lo que se había acumulado en mi memoria.
Tras descansar un poco, como la cabra siempre tira al monte, fui a gastar dinero... a una librería de viejo, la librería Ábaco, donde encontré algunas cosas bien interesantes. Después, a las 20:00, tenía cena (de ahí las dos botellas), que alguien a quien aprecio cada vez más, y a quien he decidido llamar Diotima, tuvo la inmensa habilidad de organizar en mi honor. Nos encontramos 17 personas alrededor de una mesa excelentemente servida y allí estaba de nuevo Aurora Nacarino, que apareció con ejemplares de En busca del tiempo en que vivimos para todos los asistentes. Después de la cena los más jóvenes nos fuimos de copas.
Pasé la mañana del domingo junto a alguien que admiro y aprecio, la economista María Blanco, hablando de lo divino y de lo humano y recordando los tiempos del MSV (Movimiento Stalin Vive) y de la compañera camarada Vagina Seminova. Pero esta es otra historia.
Hoy, en El Debate, mi última entrega: De Anacarsis Cloots a Ángel.
ASSOCIACIÓ FILOSÒFICA DE LES ILLES BALEARS (AFIB)
ACTA ASSEMBLEA GENERAL ORDINÀRIA
Data i hora: Dilluns, 19 de desembre
de 2022 a les 18:30h en primera convocatòria i 19h en segona convocatòria
Lloc: Reunió telemàtica a través de la plataforma meet.
Ordre del dia:
1. Lectura i aprovació de l’estat de comptes.
2. Accions de l’AFIB durant el 2022.
3. Situació LOMLOE, i actuacions REF en les Proves PBAU.
4. Presentació del cursos de formació del professorat sol·licitats.
5. Balears pensa 2023.
6. Informacions diverses activitats 2023 (Olimpíades filosofia, VI Congrés català de filosofia,...)
7. Torn obert de paraules.
8. Lectura i aprovació, si pertoca, de l’acta de l’assemblea.
Lectura i aprovació de l’estat de comptes.
En el present any no s’han produït ingressos ni despeses. El compte, per tant, es manté a 0€.
S’ha prioritzat la recuperació de l’activitat de l’AFIB, abans de demanar quotes que es proposa dur a terme quan es constitueixi una nova junta quan es renovi el proper any.
S’aprova per majoria absoluta l’estat de comptes.
Accions de l’AFIB durant el 2022.
L’activitat de l’AFIB aquest any 2022 ha estat centrada entorn a la LOMLOE a causa del perill de perdre moltes hores i professorat de secundària i batxillerat. Com s’ha anat informant, l’associació ha estat en contacte amb el director general de Planificació, Ordenació i Centres, el Sr. Antoni Morante, i a més s’han presentat diversos recursos als esborranys de la nova llei educativa.
Finalment es va aconseguir mantenir la presència d’una optativa de Filosofia que es cursarà a 3r d’ESO amb la denominació “Introducció a la Filosofia” i la matèria obligatòria de “Educació en valors cívics i ètics” de 4t ESO tingui una càrrega lectiva de 2hores, enfront a 1 hora de l’anterior optativa de “Valors ètics”. No s’ha aconseguit l’atribució exclusiva de matèries optatives com “Igualtat de gènere” i “Serveis a la comunitat” que poden garantir places orgàniques de l’especialitat de Filosofia en molts centres de les Illes. Enfront a les propostes d’alguns sindicats de reduir les hores lectives de les matèries de filosofia al batxillerat a dues hores setmanals, s’ha aconseguit mantenir-les en tres setmanals. També es manté Psicologia a 2n Batxillerat amb una càrrega lectiva de 4 hores. Es va enviar un recurs perquè l’atribució docent d’aquesta matèria no fos compartida amb els Departaments d’Orientació, com establia l’esborrany d’atribució de la normativa. Finalment l’atribució definitiva fa constar que els professors de l’especialitat de Filosofia tindran preferència sobre els de l’especialitat d’Orientació educativa. D’aquesta manera s’aconsegueix ampliar la presència de la filosofia al batxillerat, mantenint les hores lectives de la llei anterior i afegint les d’Història de la Filosofia al batxillerats artístics com a matèria obligatòria.
Aquest curs s’ha començat a recuperar i fer passes per ampliar el Mallorca Pensa, que s’ha celebrat el curs 2021/22 a Palma, Manacor i Alcúdia amb la participació de diversos centres educatius en activitats dirigides a l’alumnat de batxillerat. També s’ha col·laborat en la Olímpiada i Miniolimpíada de Filosofia de la UIB.
Situació LOMLOE, i actuacions REF en les Proves PBAU.
Elisa Rosselló participa en la Comissió d’Educació de la REF, en la que hi ha representants de totes les associacions de filosofia d’Espanya. La comissió no està d’acord amb la implementació de la nova PBAU. Hi ha molta preocupació per als propers cursos respecte de la presència d’una prova d’Història de la Filosofia del 2024 al 2028 i després amb la nova PBAU de dues proves a partir del 2028. En aquesta comissió també es debat sobre les possibles característiques de l’examen si el Ministerio de Educación manté la seva proposta de prova de maduresa malgrat les institucions que s’hi estan oposant.
L’AFIB s’ofereix per col·laborar amb la persona que ha de representar a les Balears en la comissió del MEC on es decidirà com han de ser les futures proves competencials.
Presentació dels cursos de formació del professorat sol·licitats.
L’AFIB ha realitzat la proposta de dos cursos de formació per a docents de Filosofia amb la col·laboració del Col·legi de Doctors i Llicenciats.
Els cursos que estan pendents de confirmació són els següents:
- Formació en situacions d’aprenentatge en les matèries de filosofia, de forma semipresencial amb trobades a Mallorca, Menorca i Eivssa.
- Curs de Filosofia 3/18 impartit conjuntament amb l’Associació de Filosofia 3/18 de forma presencial a Mallorca
Balears pensa 2023.
S’anima als centres a adherir-se a la celebració i es comunica que les dates de realització del Balears Pensa 2023 seran els dos dies abans a les vacances de pasqua, el 4 i 5 d’abril.
Informacions diverses activitats 2023 (Olimpíades filosofia, VI Congrés català de filosofia,...)
L’AFIB col·labora en l’organització de la Olimpíada i Miniolimpíada de Filosofia, que enguany tornen a ser presencials i es realitzen en el campus de la UIB en les seus de Mallorca, Menorca i Eivissa.
S’anima a l’assistència del VI Congrés català de Filosofia, que es realitzarà els dies 15, 16 i 17 del proper juny 2023 a Manresa.
Torn obert de paraules.
Joan González proposa la implementació d’una quota mínima anual (quan també es va suggerir en l’assemblea anterior) per tal de crear vincle entre els associats i l’entitat i poder tenir un remanent per a la realització de les activitats programades. Es comunica que actualment l’associació consta de 55 persones inscrites com a socis i sòcies i 90 simpatitzants reben les comunicacions de l’AFIB. Ofereix fer difusió del Balears Pensa a través dels canals de la UIB i considera adient promoure’n la participació de l’alumnat del Grau de Filosofia. Sobre els nous models de proves de la selectivitat considera que cal seguir manifestant la disconformitat que generen.
Margalida Santandreu demana sobre la figura del representant del professorat de secundària en contacte amb el coordinador de la PBAU de la UIB. No es coneix que en l’actualitat hi hagi una persona coordinadora de secundària en aquest àmbit, en tractar-se d’un projecte que la Conselleria va inicial amb la LOMCE.
En la reflexió respecte els nous models de proves de la selectivitat de la comissió d’educació de la REF, el debat gira entorn a si s’ha de mantenir el text o cal substituir-lo per altres propostes com la dissertació o les preguntes obertes. Elisa Rosselló defensa mantenir el comentari de text en les proves de filosofia però mantenint alhora la pregunta de crítica constructiva i relacionar la proposta filosòfica del text amb l’actualitat. Joan González considera que el centre de la qüestió no és el tipus de preguntes sinó salvar els continguts i, des d’aquest plantejament, també dona suport a mantenir el text. Margarita Santandreu proposa posar un text d’un filòsof actual com a punt de partida per fer una dissertació. Marc Mercadé mostra preferència per la dissertació o tipologies semblants però també considera que per mantenir els continguts caldrà fer-ho a través del text.
Lectura i aprovació, si pertoca, de l’acta de l’assemblea.
Es llegeix l’acta i s’aprova a les 20:15h, quan es finalitza l’assemblea.
Mallorca, 19 de desembre de 2022
Aquesta novel·la de l'autora armènia Nariné Abgarian es va publicar per primer cop l'any 2015 i s'ha convertit en una revelació internacional des de llavors. Hi va contribuir el fet de guanyar el prestigiós premi Iàsnaia Poliana a la narrativa en rus. Abgarian relata la vida a Maran, un poblet remot de les muntanyes armènies, i la duresa de l'existència diària dels seus habitants, que treballen la terra i cuiden el bestiar com han fet sempre els seus avantpassats. Els joves del poble han marxat tots a buscar feina a altres poblacions més grans, o han desaparegut a causa de la gran fam i de la guerra que van assolar la contrada, i a Maran només hi sobreviuen amb prou feines una trentena d'ancians. La narració arrenca amb la protagonista, l'Anatòlia Sevoiants, una dona del poble que, després d'haver fet les tasques de la llar i haver preparat amb cura la seva mortalla, es fica al llit disposada a deixar-se morir. A partir d'aquest moment inicial, la veu narradora ens va informant de la història de les famílies del poble remuntant-se a generacions enrere i, a través de diversos salts temporals, ens va desplegant davant dels ulls la xarxa de relacions humanes que teixeixen els veïns en el seu dia a dia.
La narrativa no lineal és un dels punts forts de la proposta, tot i que de vegades els salts temporals no són gaire fluïts i afegeixen a la trama un element de confusió que em va semblar innecessari. Aquesta aposta narrativa crec que reforça l'aura de misteri sobrenatural de la narració, que de vegades s'apropa al realisme màgic i que pretén recrear la textura dels relats folklòrics i tradicionals transmesos de forma oral. En aquest sentit, em va recordar força Un lloc anomenat Antany d'Olga Tokarczuk, tot i que aquesta última novel·la em sembla força superior a l'hora de retratar les vicissituds del poble petit i aïllat de la resta del món i a la vegada retratar les inquietuds socials, històriques i polítiques que afronten els personatges. En realitat, això és el que m'ha faltat en la lectura de I del cel van caure tres pomes: és una novel·la emocionant i molt bellament escrita, però hi falta política, i per això m'ha semblat un punt excessiva en el seu afany de complaure el seu públic, i d'evitar qualsevol element que pugui qüestionar mínimament el control de Turquia o de la Unió Soviètica sobre Armènia, que de fet ni tan sols s'esmenten en cap moment.
De fet, tot el que la novel·la ens explica del poble armeni gira al voltant de la seva gastronomia, l'arquitectura de les cases del poble i les feines agrícoles. La novel·la fa poc per situar-nos en un context històric definit que puguem identificar, i per això al capdavall el mateix relat podria tenir lloc en qualsevol altre escenari rural del món. Els únics indicadors d'algun fet polític o històric que influeixi en la vida del poble des de l'exterior són la gran fam - que crec que té a veure amb moviments geopolítics al Caucas durant la primera guerra mundial - i la guerra que crida els joves al front i que fa el poble víctima dels bombardejos - que vaig suposar que es tractava de la segona guerra mundial. En cap moment la narració no aporta cap dada que permeti confirmar o desmentir aquestes suposicions, i això afegeix a la lectura un component d'indefinició o de confusió que no m'ha acabat de fer el pes. Tot i així, l'actitud imperant en el poble és més una mena de resignació estoica que s'apodera de tots els seus habitants a la vegada, de forma que cap d'ells arriba a expressar mai cap opinió política, posant en tot moment aquests esdeveniments històrics al mateix nivell que els desastres naturals (com els terratrèmols o les sequeres) o les desgràcies familiars (com les morts o les malalties).
Una de les parts més interessants de la novel·la em sembla l'aposta per retratar el poble com a comunitat harmoniosa, en què els rols de gènere estan marcats molt clarament i en què tothom acompleix la seva funció dins del tot segons les expectatives socials. La novel·la ens retrata una societat tradicionalista i patriarcal, però a la vegada ens la basa en els lligams de cura, empatia i assistència mútua entre els seus membres. És una visió que en aquest sentit pot sobtar per desacostumada, i potser en determinats moments m'ha deixat pensant si no és un retrat potser un punt excessivament harmoniós i utòpic de les vicissituds de la vida rural. Els matrimonis, per exemple, són sempre aliances familiars que s'imposen sobre la noia i tot sovint també sobre el noi, però en la immensa majoria dels casos donen peu a relacions duradores, estables i ben avingudes. El que més m'ha agradat de la lectura és precisament els elements màgics i fantasiosos que queden entrellaçats amb les vides dels habitants del poble, i que no requereixen de cap explicació per adoptar el seu propi sentit dins del relat. En aquest sentit el realisme de la novel·la m'ha semblat una mica més problemàtic, un cop vista com a conjunt, que la seva fantasia.
Sinopsi: En un moment indeterminat al poblet fictici de Maran, a les muntanyes del Caucas, l'Anatòlia Sevoiants, una dona de cinquanta-vuit anys, es fica al llit disposada a morir d'una hemorràgia. La narració ens remunta als seus pares i els seus avis per anar-nos familiaritzant amb la història del poble i dels seus habitants. Els següents capítols segueixen el punt de vista d'altres veïns del poble, mentre es va desenvolupant el misteri sobre la malaltia de l'Anatòlia.
M'agrada: És un relat molt bell, i els fets sobrenaturals que s'encadenen al voltant dels diversos llinatges familiars del poble tenen una coherència interna que està molt ben construïda dins del relat.
No m'agrada: És un relat tan asèptic políticament que m'ha costat molt empatitzar o arribar a comprendre les motivacions dels personatges. La novel·la prioritza el folklorisme per sobre de la contextualització històrica.
"En enero", decía mi madre, "se hiela el agua en el puchero".
Pero de repente te sorprende un día como el de hoy y no hay refrán al que recurrir para explicarlo.
Estos días que brotan espléndidos en la intemperie del invierno, ofreciéndonos un cielo azul limpísimo, una atmósfera diáfana y un sol generoso, son una delicia que apetece saborear con sorbos cortos.
Tras unos días de frío intenso y, previsiblemente, ante otros días heladores, el sol te entra generoso, a raudales -claro- por las ventanas animándote a salir a la calle, a pasear sin prisas, a ir a comprar unos tomates al sitio más alejado del pueblo, a tomar un café en la plaza, estirando las piernas y echando el tronco para atrás (sin sacar del bolsillo el libro que has traído para leer), como animales de sangre fría que necesitan recargar su depósito de vitalidad.
En días así, todo cuadra, salen todas las cuentas, y nos sentimos poseídos por un espíritu jovial y afable, como si el sol de invierno fuese el heraldo de la filantropía.
Este artículo fue originalmente publicado por el autor en El Periódico Extremadura
Que el principal motivo de la manifestación contra el gobierno del pasado sábado fuera el “plan oculto de mutación constitucional” (sic) del “golpista” Sánchez, y que incluyera, entre otros, a grupos antivacunas, da idea del grado de desesperación de la derecha, incapaz de romper las encuestas, y dispuesta a agarrarse al clavo ardiendo del trumpismo a la española que se gastan VOX y sus organizaciones satélites.
Se ve que algunos tienen un sentido esotérico del espectáculo. Por eso el sábado había gente invocando al Caudillo, o un fantasmal ejército de 400.000 manifestantes con los que completar los que contó la delegación del gobierno. Debían de ser como el retablo cervantino de las maravillas, invisibles a todo aquel que no fuera cristiano viejo o buen español. Entre ellos, visibles o invisibles, pululaban patriotas de los de antes, políticos descatalogados, populistas clamando contra el populismo, negacionistas de todo lo progre, defensores de la mili obligatoria y, por haber, hasta filósofos a la luna de Valencia. Todos unidos por un odio feroz e innegociable a Sánchez.
Pero que a esta tropa se le unan cargos y políticos en activo del PP o hasta de Ciudadanos (un partido antaño liberal) da un poco más de pavor. Hay que recordar que el propio Feijóo, candidato a convertirse en el próximo presidente del país, recomendó la asistencia a esta especie de rave satánico-político donde solo faltaban Berlusconi, la secta de QAnon, los evangelistas de Bolsonaro y los asaltantes del capitolio disfrazados de búfalos.
Da pavor la cosa porque como el odiado Sánchez logre afrontar con solvencia el último tramo de su mandato (presidencia europea incluida) las encuestas podrían dar un giro inesperado. Al fin y al cabo la gente, que no es tonta, sabe que, pese al discurso histérico y catastrofista de la derecha, el gobierno ha logrado contener la inflación, mantener a flote el estado de bienestar, sacar adelante una importante reforma laboral, apaciguar el conflicto con Cataluña, y afrontar con éxito una pandemia, una suma de catástrofes naturales (volcán incluido) y los efectos económicamente devastadores de una guerra. Y todo ello sin romperse ni desgastarse más de lo normal.
Por esto, y porque no lo tienen tan fácil como suponían, es de esperar que los estrategas del PP y sus aliados mediáticos lo apuesten todo a la crispación, la desestabilización institucional y el intento de deslegitimar al gobierno en las calles. Todo ello bajo acusaciones que andan entre la retórica guerra-civilista y la alucinación colectiva: que Sánchez, como un Lenin madrileño, va a imponer una dictadura comunista, acabar con la Constitución, aliarse con los etarras (ETA se extinguió hace diez años), o pactar la venta de España a los nacionalistas vascos y catalanes (como si el PP no hubiera gobernado con CiU o PNV en el pasado o Ciudadanos no hubiera obligado indirectamente al pacto con el nacionalismo).
Y todo esto, después de lo ocurrido en Brasilia o Washington, da miedo. Da cada vez más miedo que la derecha pierda. Más miedo aún a que gane. Y esta, la del miedo, podría ser su última y terrible baza.
Porque además, y frente a los exaltados del sábado, están los del jueves anterior en Barcelona. Otros miles de manifestantes, no menos patriotas que los de Madrid, y clamando, con parecida desesperación, por el renacimiento del procés, el linchamiento popular de los traidores y la resistencia, todavía y siempre, al invasor galo-español.
Sobra decir que estas dos tribus se retroalimentan de la misma tensión política que les permite sobrevivir y crecer. Al nacionalismo supremacista catalán le vendría de miedo un nuevo gobierno de derechas que le obligara a “retomar las calles”. Y al nacionalismo español de VOX y el PP les vendría también de perlas hacer rebrotar el volcán catalán para justificar el relato de salvadores de la unidad de la patria con el que pretenden lograr el poder.
Entre lunáticos anda, pues, el juego. O eso quieren hacernos creer a la inmensa mayoría, en la idea de que, propensos como somos a la emoción y el ritmo vertiginoso del espectáculo, cedamos a la tentación de verlos como algo más que histriones y acabemos por votarlos, a ver qué pasa. Esperemos que prevalezca la cordura (por aburrida que sea) sobre el siniestro teatro del pánico.
Ahir a la nit vam poder veure a TV3 el documental "Atrapades entre dos móns", un documental-denúncia de la situació d'opressió i submissió que pateixen moltes noies de famílies musulmanes a Catalunya. No tan sols han d'encarar el racisme present a la societat catalana, sinó també la manca de llibertat que els imposen les seves famílies davant la indiferència de les institucions públiques. Era necessari retratar aquesta realitat, que tot sovint es dilueix en el discurs públic per correcció política i comoditat. El lamentable paper de la representant de la Generalitat en el documental n'és un bon exemple.
El reportatge també és un bon exercici a l'hora de traçar connexions dins del món actual, altament globalitzat, i una bona oportunitat de girar la mirada des de l'Iran cap aquí i veure com no és una qüestió de "nosaltres" i "ells", sinó que afecta tothom que tingui preocupació per la salut de la democràcia arreu del món. La mort de la jove kurda Jîna Aminî a l'Iran va ser tan colpidora que va iniciar una revolta d'aquelles que haurien de traspassar fronteres més sovint.
Podeu veure el documental de Sense Ficció al següent enllaç:
I aquí també podeu veure el documental que es va emetre a 30 minuts el passat desembre sobre la revolta iraniana:
ccma.cat/tv3/alacarta/30-minuts/dones-vida-llibertat/video/6190196/
Ayer, día de San Francisco de Sales y, por ello, de la educación, me entrevistó un periodista navarro para un medio de Navarra. Recordándole que este santo es también el patrón de los periodistas, le pregunté si conocía la influencia que tuvo sobre él el franciscano navarro fray Diego de Estella, nacido en 1525. La cuestión se acabó pronto porque no sabía quién era el estellés, aunque sí me dijo que Navarra había tenido importantes filósofos. No lo culpo por ello, son estos tiempos de desmemorias.
La obra de fray Diego de Estella que mayor influencia tuvo en San Francisco de Sales fue la titulada Meditaciones devotísimas del Amor de Dios, donde nuestro gran humanista, siguiendo fielmente la tradición de su orden, parece estar rememorando el Banquete de Platón cuando escribe: “Dios ha de ser amado por ser sumamente hermoso… La hermosura de las criaturas pequeñas es transitoria, momentánea y perecedera. Hoy es fresca como la flor del campo; y mañana está marchita. La hermosura de las criaturas, falta y dexa de ser al mejor tiempo; más la hermosura del Criador, para siempre permanece y está con él”.
La sospecha de que algo catastrófico está a punto de pasar, de que vivimos en vísperas del Apocalipsis, se ha asentado de tal manera (ver En busca del tiempo en que vivimos) que hay diarios que no tienen reparos en asegurar que "el núcleo de la tierra se ha detenido".
No deja de ser curioso que sea un idealista hiperbólico, el poeta sevillano Gabriel García Tassara, el que nos lanza esta invitación (que, por supuesto, recojo):
Sé clásico a tu modo,
que es el mayor secreto.
La sobreprotección es una forma de maltrato.
Ha llegado el frío, fenómeno nada raro, ya que estamos en enero. "En enero", decía mi madre, "se hiela el agua en el puchero". Con el frío han llegado también los comentarios habituales sobre el tiempo, que tanto juego nos dan para decir algo cuando lo importante no es lo que se dice, sino manifestar nuestra afable co-presencia. En estos casos el tiempo es un bálsamo. No decimos más que obviedades y, sin embargo, lo hacemos con la cara de quien está descubriendo el último secreto del cosmos. Otra cosa son los informativos de la televisión, porque para ellos la información debiera ser lo relevante, pero tienden a tratarnos de manera excesivamente paternal al bombardearnos en verano, cuando los termómetros se disparan, con consejos obvios hasta para un preescolar (llevar poca ropa, buscar las sombras, beber agua, etc.) y en invierno, cuando se hunden, con comentarios que de tan elementales tienen algo de menosprecio del sentido común de los espectadores (abrigarse, tomar bebidas calientes...).
Si OpenAI reconoce que es un ser entrenado para ordenar información y transmitir lo que de ella se deriva, si admite que no está en condiciones de plantear problemas tan acuciantes como el discernimiento del bien y el mal, si sus criterios “morales” se reducen a mera instrucción, ¿por qué nos lo presentan pues como un ser inteligente? ¿Por qué el inevitable Musk llegó a afirmar que estábamos ya más allá del test de Turing?
El problema no es OpenAI, sino la concepción imperante de lo que es la inteligencia. Se habla de este artefacto como un ser inteligente, simplemente en razón de que sus respuestas son aquellas que daría hoy un ciudadano a la vez instruido y sumiso ante las normas imperantes, o las que da el político estándar ante las preguntas de un tertuliano. Estas normas pueden variar, pero siempre el buen ciudadano es aquel que se pliega a las mismas. No cabe duda de que si OpenAI hubiera sido generado por los servicios de inteligencia afganos, sus respuestas serían perfectamente acordes con los principios que rigen aquella sociedad, aunque se las arreglara para presentar una dialéctica formal entre polos contradictorios.
No estoy en absoluto sosteniendo el relativismo moral. Soy de los convencidos de que en materia de moralidad hay principios absolutos, hay modalidades de expresión del kantiano imperativo categórico, adaptado si se quiere a una u otra cultura. Hay, por ejemplo, exigencia universal de no fallar al ser al que has considerado como inter-par en el hecho de haber dado tu palabra y aceptado la suya. Pero hay asimismo posible dialéctica en esta convicción, en razón de la inclinación, el propio interés e incluso por obediencia a otra palabra. Por eso precisamente la conformidad al imperativo tiene ese mérito que se concede al que se arriesga, que de ninguna manera concederíamos ni a OpenAI, ni a la persona que pareciera tan asténicamente equilibrada como este artefacto. Y digo que pareciera porque no hay persona alguna que sea como OpenAI, precisamente porque toda persona es, por definición, inteligente, eventualmente estúpida, malvada e insoportable en sus gustos… precisamente por inteligente, es decir:
Fiel a su palabra, precisamente porque podría no serlo, en razón de que la conveniencia, el deseo o hasta la búsqueda del bien común, le incitan a lo contrario; respetuoso de las hipótesis científicas precisamente porque tentado por confrontarse a aquellas que ofrecen algún flanco a la duda, y sintiendo que quizás no tiene fuerzas para enfrentarse a la dureza del pensar; compartiendo un juicio emocionado sobre un evento bello, sin tener posibilidad alguna de asentar tal emoción en un hecho objetivo. En definitiva: todo aquello de lo que OpenAI no da muestra alguna.
Podría objetarse que muchas personas ni siquiera muestran capacidad para registrar, sopesar, seleccionar y dar salida eficaz a la información que reciben. Cabe incluso decir que a estas personas les es difícil instruirse y en consecuencia hacer propios los valores que la sociedad promueve. En esta medida, ¿cómo negar que OpenAi se muestra superior a estas personas. La respuesta es otra pregunta: cuando decimos que tal o cual persona nos impactó por su inteligencia, ¿estamos simplemente pensando en su capacidad de recepción de información y utilización de la misma para mejor adaptarse? Esto puede realmente constituir un factor, pero más bien nos llama la atención el hecho de que esa persona dice cosas a la vez bien trabadas e inesperadas, por ejemplo, se pregunta: ¿cómo es posible que haya una actitud contraria a la violencia, cuando los entornos natural y social dan muestras tanto del “combate por la subsistencia”, como de lo que se dio en llamar darvinismo social?
El asunto no es la conversión de la máquina en el equivalente a un ciudadano, sino la conversión de un ciudadano en un ser meramente instruido y obediente. El problema no reside en si OpenAI se homologa a nosotros en inteligencia, sino en la reducción del concepto de inteligencia que posibilita el hacerse tal pregunta.
Victor Gómez Pin, El problema está en la reducción del concepto mismo de inteligencia, El Boomeran(g) 20/01/2023
La magia de ChatGPT consiste en predecir con aplomo la manera más persuasiva de colocar una palabra delante de otra. Es el descendiente evolutivo y glorificado del autocomplete del buscador. E incluso para eso necesitan nuestra ayuda. Como dice la académica australiana Kate Crawford en su Atlas de una inteligencia artificial, “no son autónomos, racionales ni capaces de discernir algo sin un entrenamiento extenso e intensivo”. ChatGPT depende del trabajo de cientos de trabajadores no cualificados que cobran menos de dos dólares la hora por exponerse a los contenidos más perturbadores de la Red.
GPT-3 aprendió a dominar el lenguaje coloquial asimilando cientos de miles de millones de contenidos de internet, incluyendo la clase de foros que no siempre representan lo mejor de la raza humana. Evitar que diga barbaridades o que repita la propaganda de supremacistas, antivacunas, fanáticos de QAnon y otros colectivos tóxicos que inundan la Red con campañas de desinformación requiere una buena purga. Un proceso que consiste en buscar y etiquetar a mano aquellos contenidos que no quieres que repita, incluyendo abuso sexual de menores, bestialismo, asesinatos, suicidio, tortura, automutilaciones o incesto. Para hacerlo, OpenAI subcontrata empresas en Kenia, Uganda o India que también trabajan para Google, Meta y Microsoft.
Por un sueldo que oscila entre los 1,22 y los 1,85 euros la hora, miles de trabajadores no cualificados examinan los rincones más oscuros de la naturaleza humana. Se exponen durante más de ocho horas diarias, en países sin derechos laborales que garanticen un mínimo de entrenamiento o asistencia psicológica. Es la paradoja de la inteligencia artificial: cada vez consume más humanos. El modelo se llama IA Potemkin o fauxtomática, un término que acuñó la ensayista Astra Taylor para describir la ilusión de automatismo que producen miles de personas ocultas, los duendes secretos del taller de la IA. Ellos son los esclavos del siglo XXI, condenados a remar en la oscuridad de las galeras para que el barco se mueva como por arte de magia, prometiéndonos la libertad.
Marta Peirano, Las abejas obreras de ChatGPT, El País 21/01/2023
El placer de tener a toda la familia en casa y hacer cinco veces más comida de la que sabes, positivamente, que nos vamos a comer.
Viaje intensísimo a Madrid para promocionar mi nuevo libro, En busca del tiempo en que vivimos, que parece que está siendo bien recibido. He mantenido un buen número de entrevistas con periodistas de prensa, radio y televisión y he gozado la oportunidad de presentarlo directamente ante un numeroso público en la sede de Abante, en la Plaza de la Independencia, junto a la Puerta de Alcalá. El acto tuvo la forma de un diálogo con Santiago Satrústegui en el que hubo tiempo tanto para la seriedad como para la risa, como debe ser. Me alojé en un hotel sencillo, pero situado de manera insuperable en la calle Alfonso XII, junto a la calle Maura. Desde mi habitación disponía de unas hermosas vistas al Retiro que en esta época del año está espléndido.
Si les puedo adelantar que estoy colaborando en la puesta en marcha de un club privado que, sin ningún género de dudas, dará mucho que hablar. ¡Ya lo verán!
Me gusta Cataluña tanto que mi casa está aquí. Aquí vivo y aquí crecen mis nietos, pero si tuviera dinero me compraría un piso pequeño en Madrid porque esta ciudad cada vez se está asentando con más firmeza en mi vida.
Miguel de Lucas, Lo que Sócrates diría a la inteligencia artificial, El País 17/01/2023
Nuestra atención está en venta. La concentración se ha convertido en un objeto de consumo con el que empresas y gobiernos mercadean con el fin de acaparar nuestro interés y de mercantilizar nuestra actividad. Como consecuencia, el estrés se ha establecido como elemento “natural” de la vida contemporánea. Quien no acepta la naturalización del estrés es tachado de marginado, rebelde o inútil.
Cuando la libertad es subsumida bajo los estándares que nos propone el artilugio emocional del estrés, el individuo es arrojado a un persistente estado de agotamiento que, en ocasiones, desemboca en trastornos emocionales y de la conducta. Ansiedad y depresión son los más usuales, pero también la desesperanza, la debilidad, un sentimiento subjetivo de soledad, la incapacidad o desgana para desarrollar vínculos afectivos significativos, el cansancio físico o la imposibilidad para trenzar alianzas comunitarias que puedan oponerse a este bucle invisible.
Si la libertad se disfraza de parachoques psicológico, se reducirá a una mera capacidad pasiva para saber recibir bien los golpes que propina la sociedad del estrés, la rapidez y la inmediatez. De este modo, la servidumbre emocional quedará más que garantizada. Eso sí, silente y melosamente, bajo capa de resiliencia o talento para adecuarse a las —onerosas— circunstancias.
Con no poca habilidad mercadotécnica, la autoayuda y el coaching emocional nos alientan a desarrollar una alta autoestima, a trabajar en el desarrollo positivo de nuestro autoconcepto. Esto quiere decir que la responsabilidad de que las cosas vayan bien o mal se descarga únicamente en el individuo, de manera que este queda culpado como un inadaptado que no ha sabido “ser libre” o “estar a la altura de nuestros tiempos”. Imperativos como “gestiona el estrés” o “rentabiliza las crisis” se enarbolan por doquier como los valores contemporáneos por excelencia: una tiranía productiva que elude pensar en las causas sistémicas de la ansiedad y señala al individuo como único culpable de sus males.
Carlos Javier González Serrano, Cuando el estrés se viste de libertad, El País 15/01/2023
Todo nuestro ordenamiento social, jurídico y económico se basa en el axioma del libre albedrío, la idea de que las personas somos agentes autónomos y racionales que hacemos lo que decidimos en cada momento. Lo último que se le ocurriría a la abogada de un ladrón de bancos sería aducir que su cliente lo hizo involuntariamente, movido por las fuerzas deterministas del cosmos y la anatomía cerebral. El juez no le haría caso, y metería al tipo en la cárcel dando por hecho que había robado el banco porque le daba la gana. Si la causa fuera el determinismo del cosmos, no habría forma de hacer a la gente responsable de sus actos. Tú mismo estás leyendo este artículo porque quieres hacerlo, ¿no? ¿O no?
Un experimento de Benjamin Libet en los años ochenta, ya un clásico, vino a enredar nuestro conocimiento recibido sobre esta cuestión. Libet, un neurólogo de la Universidad de California en San Francisco, pidió a un grupo de voluntarios que movieran las muñecas cuando les diera la gana. También tenían que decir en qué momento exacto habían tomado la decisión de moverla. El enjambre de electrodos que Libet les había puesto en la cabeza mostró que las neuronas cerebrales responsables de mover la muñeca se activaban medio segundo antes de que la muñeca se moviera y —aquí viene el bombazo— un cuarto de segundo antes de que los sujetos hubieran tomado esa decisión.
El experimento estaba bien hecho, y ha sido confirmado y perfeccionado por las investigaciones posteriores, pero su interpretación lleva 40 años en el vórtice de un debate científico y filosófico de profundidad abisal. Porque la lectura más natural de esos datos implica que nuestras decisiones son producto de procesos neuronales de los que somos inconscientes. Nuestra vida mental, eso que llamamos yo, sería una especie de narración literaria, o de justificación moral, de lo que ya estaba haciendo el cerebro por su cuenta, ajeno a nuestro control voluntario.
Suena extraño, ¿no es cierto?, pero hay muchas otras pruebas de que la inmensa mayoría de la actividad mental es inconsciente. Alguien cuyo nombre no recuerdo dio con la metáfora inspiradora de que somos un pasajero asomado a la proa de un trasatlántico sobre cuyo funcionamiento lo ignoramos todo. Es una idea aterradora, pero bella y exacta como un verso de Jorge Luis Borges.
Javier Sampedro, La crisis del libre albedrío, El País 19/01/2023
Muchos creen que la filosofía consiste en tener opiniones, en sostener una visión del mundo. Pero hay una filosofía que permite distanciarse de las opiniones, tanto de las propias como de las ajenas. Contemplarlas desde fuera, con sana indiferencia, incluso con cierta jocosidad. Esa es la postura, sospecho, de Valéry. Una perspectiva que rehúsa “sostener” y prefiere contemplar.
La realidad radical es la vida. De pronto, nos encontramos en ella y no lo hacemos desnudos. Llegamos con todo un ropaje de inclinaciones, instintos y creencias que, a lo largo de la existencia irán tomando ese curso singular que llamamos biografía. El curso de nuestra vida depende directamente de estas creencias y opiniones sobre el mundo, sean fundadas o infundadas. El descreimiento también es una forma de creencia. La ciencia, lo mismo. Todos cargamos con un repertorio de convicciones, como individuos, como pueblo y como contemporáneos. Esas creencias son el suelo de la vida del pensamiento, ya sean los axiomas de la lógica o la fe del creyente. La fe no es propia del entendimiento, sino de la voluntad. Cree el que quiere creer. Las creencias, además, no forman un sistema o un todo coherente. En ocasiones son contradictorias o simplemente inconexas.
La idea es aquello que se piensa. La creencia se puede pensar, pero no necesariamente. Generalmente se tiene, prefiere el perfil bajo. Con ella se analiza todo lo demás y uno orienta su vida. Nāgārjuna, filósofo budista del siglo segundo, propuso algo imposible: el abandono de todas las creencias y opiniones. Lo que propone, claro está, es un ideal. El ideal del sabio, que es aquel que no se deja enredar por creencias y opiniones, y abandona los debates estériles sobre si el mundo es esto o lo otro. Y lo hace siguiendo una tradición escéptica (y saludable) del mahāyāna que se remonta a un episodio de la vida de Buda. En cierta ocasión le preguntaron al maestro por cuatro cuestiones decisivas que han ocupado a los filósofos durante siglos. Estas cuestiones se referían a la infinitud o finitud del espacio y el tiempo, a la identidad o diferencia entre el cuerpo y el alma, y al destino del liberado después de la muerte. Todos los presentes aguardaban expectantes la respuesta. Y el maestro de nuevo los sorprendió a todos, guardando un prolongado silencio. La vida de cada cual no mejora o empeora por saber si el tiempo o el espacio acaban. Tampoco se aprovecha mejor por saber si el cuerpo o el alma son la misma cosa o diferentes. El caso es que estas opiniones resultan ociosas, una distracción para la mente diáfana y atenta a la que apunta la enseñanza.
Juan Arnau, Paul Valéry, la vanidad del significado, El País 18/01/2023
Las ventajas de usar una IA para la acción de gobierno serían varias. Por una parte, su capacidad de procesar datos y conocimiento para la toma de decisiones es muy superior a la de cualquier humano. También estaría libre (en principio) del fenómeno de la corrupción y no le influirían los intereses personales.
Pero, a día de hoy, los chatbots solo reaccionan, se alimentan de la información que alguien le proporciona y dan respuestas. No son realmente libres de pensar “espontáneamente”, de tomar la iniciativa. Es más adecuado ver estos sistemas como oráculos, capaces de responder a preguntas del tipo “qué crees que pasaría si…”, “que propondrías en caso de…”, más que como agentes activos o controladores.
Los posibles problemas y peligros de este tipo de inteligencias, basadas en grandes redes neuronales, han sido analizados en la literatura científica. Un problema fundamental es el de la falta de transparencia (“explicabilidad”) de las decisiones que toman. En general actúan como “cajas negras” sin que podamos saber qué razonamiento han llevado a cabo para llegar a una conclusión.
Y no olvidemos que detrás de la máquina están los humanos, que han podido introducir ciertos sesgos (consciente o inconscientemente) en la IA a través de los textos que han usado para entrenarla. Por otro lado, la IA no está libre de dar datos o consejos erróneos, como muchos usuarios de ChatGPT han podido experimentar.
Los avances tecnológicos permiten vislumbrar una futura IA capaz de “gobernarnos”, por el momento no sin el imprescindible control humano. El debate debería moverse pronto del plano técnico al plano ético y social.
Jorge Gracia del Río, Los algoritmos elegirán al próximo presidente del gobierno, El País 19/01/2023
Los grandes poetas suelen ser buenos filósofos. No necesitan hacer explícita su filosofía, saben dejarla entre líneas, en el blanco entre los versos o a vuelta de página. Heidegger decía, en una de esas frases suyas tan resonantes, que el poeta y el filósofo viven en una misma cueva. Una verdad a medias, aunque haya poetas que se han deslizado felizmente en el ensayo: Octavio Paz,Samuel T. Coleridge, T. S. Eliot, Antonio Machado o Charles Baudelaire, por citar unos cuantos. Pero el caso de Paul Valéry resulta excepcional. Pues el francés, representante de la poesía pura, se consideraba a sí mismo un antifilósofo: “En la metafísica, nos dice de joven, sólo hay necedad”. Pero la filosofía, como la respiración, es inevitable. No es algo de lo que se pueda prescindir. Cada cual, lo quiera o no, tiene la suya. Incluso para quienes la niegan, la filosofía les reserva una escuela, de la que Diógenes o Nāgārjuna serían dignos representantes.
Juan Arnau, Paul Valéry, la vanidad del significado, El País 18/01/2023
El Nadal passat l'amic invisible em va regalar aquest llibre amb la intenció que em resultés útil per a les classes de filosofia i, al meu parer, és una bona eina per iniciar-se en aquesta disciplina, especialment com a obra de consulta per a estudiants que busquin una explicació senzilla i sintètica de conceptes determinats. El seu autor, Masato Tanaka, és un artista gràfic japonès, i la Gran història visual de la filosofia ha esdevingut un gran èxit al Japó des de la seva publicació el 2015. És una aproximació visual als principals conceptes i autors de la història de la filosofia, explicats de forma molt planera a través de gràfics i vinyetes que sintentizen la informació visualment, i petites explicacions que acompanyen el material visual. Només cal fullejar-lo una mica per veure que el centre d'interès del llibre és la seva proposta gràfica, que consisteix en unes vinyetes de traços simplificats però extremadament clares i expressives. Tot i així, els textos que acompanyen els dibuixos també són força aclaridors del contingut, de forma que ambdós elements es combinen de forma molt fluïda i fan la lectura molt agradable i dinàmica.
L'obra té pretensions enciclopèdiques, de forma que hi trobarem un compendi del pensament dels principals autors a través de la història de la filosofia. Cada etapa històrica va introduïda per un llistat de resums biogràfics de cadascun dels autors, i a aquesta secció introductòria després segueixen les explicacions més detallades dels conceptes principals de cadascun i la forma com es relacionen entre ells. És en aquestes seccions de contingut que el llibre pot resultar més útil, en tant que el seu punt més fort és l'establiment de connexions entre unes seccions i unes altres (de vegades fins i tot a través de diferents èpoques) que posen de relleu especialment l'evolució d'una determinada idea a través de la història del pensament i els debats que es susciten a través d'aquesta. En aquest sentit, la part més valuosa de la proposta és la seva aposta per la visió macro, molt ben planificada, i l'accent en les relacions entre diversos conceptes i etapes històriques a vista d'ocell. En són exemples l'explicació de la navalla d'Ockham, que em va semblar una proesa de la síntesi, o l'explicació dels conceptes de subjecte i objecte.
Ara bé, una obra d'aquestes característiques necessàriament ha de ser molt sintètica i, al meu parer, s'hauria beneficiat d'unes quantes pàgines més on poder desenvolupar més els conceptes tractats. El defecte més evident del llibre són les seves nombroses omissions i simplificacions. Les absències més sonades m'han semblat que són Maquiavel, Max Weber i Walter Benjamin, cosa que em fa pensar que probablement l'explicació prioritza els autors que es poden subsumir fàcilment dins d'una escola o corrent de pensament que funcioni com a etiqueta prèvia. També m'ha semblat força estranya la divisió cronològica que fa en períodes històrics, que coloca com a "premoderns" filòsofs d'èpoques molt diferenciades, i que omet directament l'humanisme com a corrent. M'imagino que aquests defectes responen a l'afany de simplificació que té el text, que funciona molt bé com a iniciació a la filosofia, però que demana anar a altres fonts, encara que siguin introductòries, per buscar explicacions una mica més profundes i detallades dels conceptes que s'hi expliquen. Com he dit, pot ser una bona eina de consulta per a estudiants que tenen el seu primer contacte amb la filosofia, i per a aquest propòsit els seus esquemes i gràfics són molt entenedors.
Continguts: A través dels diferents períodes històrics, el llibre ofereix un resum de les idees dels principals autors de la història de la filosofia, amb petites entrades gràfiques que es presenten interconnectades les unes amb les altres. D'aquesta forma, el llibre es pot llegir tot seguit com a resum de la història de la filosofia, o es pot utilitzar com a obra de consulta saltant d'uns articles a uns altres.
M'agrada: El suport gràfic de la proposta i la seva aposta per la síntesi. El llibre proporciona explicacions molt amenes a les principals preguntes de la filosofia a través de la història, i a mi m'ha agradat especialment l'aposta per les connexions a vista d'ocell entre diferents filòsofs i conceptes.
No m'agrada: En determinats apartats l'aproximació es queda curta, i algunes de les seves omissions deixen l'obra un punt incompleta.
Este artículo fue originalmente publicado por el autor en El Periódico Extremadura.
Ya les advierto que el escrito pertenece al antiquísimo género literario del maestro quejándose de sus alumnos. De hecho, si buscan en las actas de cualquier claustro de hace diez, veinte, cuarenta o cien años, encontrarán, en esencia, la misma carta. Esto explica parte de su éxito: leer lo ya consabido sosiega a las almas muertas, que diría Gógol.
Pero vayamos a las quejas concretas de este señor, que dice sentirse «como un profesor de instituto» (siendo, como es, todo un catedrático). Se lamenta, por ejemplo, de que sus alumnos universitarios se fumen las clases, copien y se muestren ansiosos por salir… ¡Vaya! ¡No me puedo creer que los estudiantes hagan lo que les es propio desde que inventaron las clases obligatorias o los exámenes! ¡Increíble!
Se queja también de tener que mandar callar. ¡Terrible! Dígamelo a mí, que ahora doy clase a adultos y a profesores, y rajan tanto o más que mis alumnos adolescentes. Más que nada porque en este país se habla por los codos. Y si a este señor solo le murmuran (como dice desesperado), igual es que le falta esa misma resiliencia que echa de menos en sus alumnos. Por cierto (seguro que esto lo sabe): para callarlos no hay nada mejor que ganarse su interés y demostrar un poco de liderazgo, otra habilidad de la que, según dice, carecen sus pupilos (¿Tendrán de quién aprenderla?).
Otras quejas pintorescas de nuestro despechado catedrático son que los alumnos acudan en chándal o leggins a las presentaciones (!), que «se encorven, balbuceen o no fijen la mirada» (cuántos profesores no habré encontrado yo así en la universidad) y, sobre todo, que vayan con el portátil a clase; algo que, si fuera por él, estaría prohibido. ¿Razones? Da dos: (1) que (sospecha que) el alumnado se entretiene con Instagram y cosas así (algo que, por cierto, justificaría prohibirlos también en claustros, conferencias magistrales y sesiones del Congreso), y (2) que «la plasticidad neuronal se desarrolla con lápiz y papel, no con la dictadura de los teclados», hipótesis probablemente similar a la que ya esgrimían los cazadores-recolectores cuando se impuso la pérfida moda de cultivar la tierra...
Ahora bien, la mayor desazón de este profesor proviene de que, según dice, el noventa por ciento de sus estudiantes no solo son malísimos (no saben leer ni escribir, carecen de vocabulario, no saben estar, etc.) sino que no muestran el más mínimo interés por sus clases. ¡Vaya! ¿Y por qué será eso?
Se me ocurren tres opciones. La primera es que sea cosa de mala suerte. No lo descarto: yo llevo los mismos años que este catedrático dando clases, y la mayoría de mis alumnos de Bachillerato leen, escriben (algunos mejor que m… mejor me callo) y se comportan como yo (o mejor que yo) cuando era adolescente. Y en cuanto al apego al móvil y las redes tienen el que tiene todo dios.
La segunda opción es que quizás (es solo una loca hipótesis) este profesor no logre demostrar a sus alumnos el interés objetivo de lo que enseña, o que no haya actualizado sus métodos de enseñanza. Al fin, él mismo dice que está harto de dar cursos para motivar al alumnado y (a la vez) que el alumnado debe venir ya motivado de casa, así que no sé si él mismo está o no muy motivado para aprovechar esos cursos.
Y la tercera opción, y favorita del autor de la carta, es (adivinen)… que la culpa de todo la tienen: (1) los estudiantes, por supuesto; (2) el gobierno y sus leyes, cada vez peores; y (3) el resto del mundo… Porque él, por supuesto, y aun siendo catedrático, no es en absoluto responsable de nada. Por eso, las soluciones que ofrece en su carta son: (1) que la universidad vuelva a ser patrimonio de élites (intelectuales); (2) que trabajen otros (que los alumnos lleguen a la universidad sabiendo ya pensar, expresarse con rigor, hablar en público…); y (3) que el alumnado aprenda que todo depende de su esfuerzo. Un lema, este último, que bien podría aplicarse este profesor a sí mismo. ¡Cambie usted, señor Arias, y el mundo educativo (que tanto le disgusta) cambiará con usted! – le diríamos en plan coach –. Y si ve que no puede – porque el mundo es más grande que sus fuerzas –, no exija semejante insensatez a sus estudiantes, y limítese a enseñarles (cosa que nunca fue fácil) lo que sepa y lo que pueda.
Conocí a Viqui Molins hace ya unos cuantos años. Estábamos firmando libros en un Sant Jordi. O, mejor, estábamos viendo como los firmaba a manos llenas un personaje mediático que estaba en nuestro mismo stand. Me llamó poderosamente la atención el hecho de que muchas personas con las huellas de la mala fortuna en la cara se acercaban a Viqui para saludarla afectuosamente y ella les respondía interesándose por sus parejas o sus hijos, cuyos nombres sabía. Así que le pregunté a qué se dedicaba exactamente. Me respondió que lo suyo era cuidar del mal ladrón. Le pedí que me explicara esta extraña dedicación. "Es fácil -me dijo- cuidar del buen ladrón. Ha tropezado, lo ayudas a levantarse y camina recto y agradecido". "¿Y quién es el mal ladrón?" "Es el que aprovecha para robarte la cartera el momento en que estás ayudándole a vomitar". Me impactaron mucho estas palabras y desde entonces he intentado seguir los pasos de esta monja singular. Le escribí con mucho gusto el prólogo de uno de sus libros, titulado "Dignos de descubrir el mundo".
Sin duda, hacer de abuelo es mucho más fácil que hacer de padre, por la sencilla razón de que el abuelo sabe que hay alguien que ya está haciendo de padre.
Largo paseo por las viñas de Alellla, subiendo y bajando pendientes a muy buen ritmo entre las cepas sin podar. Era preceptivo visitar al primer almendro que florece en El Maresme (véanlo ustedes en la foto) para disfrutar unos segundos de su generosidad floral y llegar a casa antes de que anocheciera.
Aquesta memòria novel·litzada de l'autor francès Romain Gary (1914-1980) es va publicar per primer cop el 1970, i va gaudir de força èxit a causa de l'actualitat dels fets que s'hi descrivien. A mig camí entre el relat de ficció i la crònica periodística, Gary ens ofereix un relat distanciat i ple d'ironia de l'ambient de confusió i de revolta política i social als Estats Units i a França durant l'any 1968. En ple auge de la lluita pels drets civils i els disturbis racials que es derivarien de l'assassinat de Martin Luther King, Romain Gary viu en un suburbi luxós de Los Angeles amb la seva dona, l'estrella de cinema Jean Seberg, i es relaciona amb un cercle d'intel·lectuals multimilionaris que treballen a la indústria del cinema. El fil conductor del relat és la troballa que fa d'un gos abandonat, que adopta immediatament, per adonar-se poc després que es tracta d'un "gos blanc", un gos policia procedent d'Alabama que ha estat ensinistrat expressament per atacar i matar negres. Gary porta el gos, el Bakta, a un amic seu que té un zoo urbà, amb l'esperança que l'animal podrà ser guarit de les seves pulsions violentes programades i reinserit en la societat civilitzada.
L'accidentat procés de reeducació que pateix aquest gos funciona com a metàfora del racisme institucionalitzat a la societat americana, així com de les seves manifestacions violentes més immediates en els disturbis racials. La presència del "gos blanc" a la vida del narrador assenyala la veritat incòmoda del racisme com a condicionament cultural, que depèn directament de l'educació: una mena d'ensinistrament moral que ens predisposa cap a cert tipus de judicis contra col·lectius sencers. Com que Gary és un europeu dins la societat americana, la seva fe en la rehabilitació del gos de seguida es revela com un projecte extremadament idealista, que apel·la precisament als valors il·lustrats: l'optimisme de la fe en la humanitat, en un residu de decència o de compassió universal que pugui anar més enllà de qualsevol tragèdia o violència històrica i els condicionaments socials i materials que derivats de les injustícies que els negres han patit a mans dels blancs.
D'aquesta forma, el punt més fort del llibre és la seva ironia desemmascaradora, que apunta precisament a la naturalesa inherentment defectuosa d'aquest plantejament il·lustrat: el que la societat blanca del moment està demanant quan requereix als negres que no caiguin en l'odi i en la lògica de revenja és precisament que siguin millors que ells, que comencin de nou com si fos possible esborrar tot aquest passat de violències i atrocitats. La reflexió de Gary denuncia les inseguretats i complexos dels intel·lectuals d'esquerres blancs quan es presenten com a aliats de la lluita dels negres, en especial aquest cercle d'estrelles de cinema que s'involucren amb "la causa" des del privilegi, i sempre basculant entre, d'una banda, un paternalisme incapaç d'amagar un sentiment implícit de superioritat i, de l'altra, la culpabilitat que arrosseguen no sols pels crims històrics dels blancs sinó també per la seva riquesa i el seu privilegi en el present.
Gary llegeix aquesta confrontació sempre en termes freudians, especialment en el moment que toca les relacions sexuals entre blancs i negres, que avui dia ens pot semblar un tema anacrònic però a l'època era una qüestió central del debat. Ens trobem en un context, de fet, en què els matrimonis mixtos encara eren perseguits per llei en alguns estats dels Estats Units i es percebien socialment com una mena d'aberració. L'accent en les violacions per part d'homes negres a dones blanques amaga una incomoditat força patent per una història de normalització i silenciament de les violacions d'esclaves negres per part dels seus amos, fet que els blancs reprimeixen del discurs públic per culpabilitat i els negres per vergonya. És una qüestió que té ecos en el concepte que avui dia anomenem "masculinitat fràgil", i que és fàcil d'entendre en context si observem el fal·locentrisme imperant dins la novel·la americana de l'època, que Gary no s'està d'assenyalar directament. És l'època, per exemple, en què Marlon Brando es vestia amb l'estètica dels panteres negres, segurament, segons Gary, per amagar algun tipus de complex d'inferioritat. El passatges en què l'autor descriu les reunions d'estrelles de Hollywood per tal de recaptar fons per a la causa dels negres són especialment reveladors d'aquestes dinàmiques.
Així doncs, per més que el plantejament quedi ancorat en els anys seixanta i que alguns dels arguments ens puguin semblar superats avui dia, el que cal reconèixer de la crònica que ens ofereix Gary és la seva lucidesa a l'hora d'atacar els punts de flotació d'ambdós bàndols: els blancs benintencionats però extremadament ridículs i neuròtics en el seu privilegi, i d'altra banda, els negres que els fan el joc perfectament conscients de la farsa en què participen, però disposats a beneficiar-se'n legítimament per a la seva pròpia causa. Un exemple emblemàtic és el moment en què Gary ataca l'antisemitisme dels negres com a intent d'anivellament i assimilació dins la societat americana - els negres també necessiten un cap de turc a qui odiar - mentre que acusa els seus amics jueus d'esquerres exactament d'aquest mateix desig d'assimilació - comparteixen la culpabilitat històrica dels blancs i presenten els seus avantpassats com a americans de soca-rel, i per tant esclavistes, quan en realitat els seus pares eren immigrants que fugien dels pogroms de l'Europa de l'est. Aquest rebuig a diluir les diferències m'ha recordat en certs moments els arguments que vaig llegir a l'autobiografia de Malcolm X, especialment a l'hora de rebutjar l'assimilació per tal de poder preservar la identitat pròpia. Si més no, ambdós textos comparteixen aquesta denúncia a aquells que esgrimeixen la igualtat com a forma d'escombrar el problema sota l'estora.
Un altra crítica que fa Gary, d'altra banda, i que apunta directament a plantejaments que podem trobar a la filosofia contemporània, és a la demagògia política generalitzada, des de tota mena d'altaveus públics, ja sigui per part de líders espirituals o polítics, activistes o manifestants: les consignes polítiques en aquest moment ens ofereixen eslògans prefabricats que funcionen com a instruments de màrqueting comercial, i a les pàgines dels diaris podem llegir reportatges sobre les violències més brutals comeses a la guerra de Biafra compartint pàgina amb anuncis de iots de luxe. La darrera part del text, en què l'autor es trasllada a París durant les revoltes de maig del 68, és especialment punyent a l'hora de desemmascarar aquesta buidor inherent a la protesta: els estudiants francesos semblen ser els únics que no tenen una causa pròpia, com els negres estatunidencs que els observen assenyalen immediatament, i per tant es manifesten per totes les altres del món - sigui la guerra del Vietnam, el règim soviètic a Txecoslovàquia, la guerra de Biafra o la lluita dels afroamericans pels drets civils.
Així doncs, el text ens ofereix una visió pessimista dels dilemes polítics que el món occidental afrontava en aquell moment, i ens assenyala sense cap mena de reserva les contradiccions més flagrants de les lluites polítiques i socials més benintencionades, especialment quan no són les pròpies, sinó que pretenen solidaritzar-se amb els patiments d'altri. És un retrat de l'extrema confusió i irracionalitat que es viu des del present d'aquella època, en què la violència pels carrers és ben real i en què la distinció entre amics i enemics perd tot el valor en el moment que els enemics històrics estenen la mà, ja sigui per culpabilitat o per desig narcissista d'autorealització. Tot i així, el text pren un to distanciat que no arriba a caure en el cinisme, i acaba en una visió última, la de l'amor, que a través d'un joc de llenguatge queda carregada amb el matís irònic de tot el seu bagatge històric.
Sinopsi: Gary recrea en aquest relat les seves vivències l'any 1968 a Los Angeles i a París. D'una banda, és testimoni del procés de reeducació d'un gos adoptat que ha estat entrenat al sud dels Estats Units per atacar els negres. D'altra banda, també reflexiona sobre el clima de violència i inseguretat que es viu als carrers davant dels disturbis racials als Estats Units i el maig del 68 a París, mentre que també retrata irònicament l'activisme blanc que treballa a favor de la causa dels negres.
M'agrada: La profunditat de l'anàlisi social i política rere la crònica dels fets. L'humor en els diàlegs i ens les situacions evocades per Gary, que desarma en els moments més inesperats del text.
La vida no es tanto adaptación al entorno como la creación de entornos. El bosque amazónico tiene cierta autonomía y produce la lluvia que necesita. Los árboles, cuando necesitan agua, generan más vapor, que se convierte en nubes y lluvia. Bombean agua del suelo a la atmósfera (la suben y transpiran a través de sus copas). El principio antrópico rige aquí. Vemos el universo en la forma en que lo vemos porque existimos. No es posible dejar al espectador fuera de la ecuación. Cualquier teoría válida sobre el universo tiene que ser consistente con la existencia del ser humano. Una verdad de Perogrullo que ignoran muchos modelos de universo. Lo que es evidente es que, como civilización, hemos perdido la conexión con la naturaleza. Los indígenas nos lo recuerdan. Ellos son sus custodios. El error moderno ha sido suponer que no somos naturaleza o que la naturaleza estaba a nuestro servicio. No hay aquí buenismo ni ingenuidad alguna. Cuidar la naturaleza es cuidarnos a nosotros mismos. Ahora somos el lado oscuro de la naturaleza, la pregunta es si queremos seguir siéndolo.
Juan Arnau, Los rostros del agua, El País 13/01/2023
En los manuales proliferan las pequeñas historias que empiezan y terminan, a veces son cuentos y otras, anécdotas y resúmenes de lo que les sucedió a personas que tuvieron un problema, lo afrontaron siguiendo alguna de sus pautas y vencieron. Como saben, una función de las historias es ayudar a vérselas con lo inesperado. La vida está llena de esta clase de acontecimientos. Tener un bagaje de historias oídas, leídas, debería ayudar a enmarcar lo inesperado cuando suceda y saber un poco más a qué atenerse.
En la región gris abunda lo esperado, está fundamentalmente hecha de lo esperado. Las historias, se dice, son útiles para acompañarnos en esos momentos en que el piloto automático no sirve, pues no se puede seguir con él cuando sucede lo excepcional. La región gris se caracteriza, en cambio, por la ausencia de lo excepcional. El mismo trabajo, las mismas expectativas de un trabajo igual de malo que el anterior o de una larga temporada sin trabajo. La misma casa que se va deshaciendo, o una con la misma falta de luz y un previsible precio aún más alto. Los mismos temores, los mismos deseos. Podríamos pensar que las novelas de aventuras, policíacas, románticas, están hechas para entrenar, siquiera de un modo imaginario, la capacidad de vivir sin piloto automático una vida inesperada, y que, en cambio, se acude a los manuales para entrenar, precisamente, la capacidad de vérselas con lo esperado. Pero el hecho es que, como decíamos, la mayoría de ellos guarda dentro montones de pequeñas novelas condensadas.
A menudo hay que vivir en la región gris porque se echa encima, porque salir de ella no consiste en proponérselo. Algunas personas se lo proponen y parece que encuentran una salida individual. Pueden ser llamadas trepas, oportunistas y, en otros casos, cuando su salida no utilizó a ninguna otra persona como escalón, afortunadas. Ya avisamos desde el principio que nos resulta complicado separar lo individual de lo colectivo. A nuestro modo de ver, la mejor manera de abandonar la región gris es transformarla. Y suele ser un proceso jodidamente lento. Su gran ventaja, sin embargo, es que permite no cargar con la región gris, no ser su soporte. Estamos en ella, de acuerdo, pero eso es diferente de sostenerla. Porque no hemos creado la región gris y no tenemos ninguna obligación de hacer que se sostenga. Aguantaremos nuestro propio peso, nuestras dificultades, pero no nos quedaremos con las que nos echaron encima.
Belén Gopegui, Qué buscamos y qué encontramos en los libros de autoayuda, El País 13/01/2023
Puede haber victorias ilegítimas debidas a fraudes electorales y también puede darse el caso de gobiernos que hagan cosas ilegítimas e incluso que se deslegitimen completamente, aunque para juzgarlo están los organismos competentes, no la oposición, a la que únicamente correspondería en ese supuesto presentar la denuncia correspondiente. En Estados Unidos y Brasil, las autoridades encargadas de supervisar los resultados de las elecciones han acreditado las victorias de Biden y Lula. Las revueltas subsiguientes no son justificables por una trampa que pudieran objetivar en una acusación, sino a la mera insatisfacción con el resultado. Se da la paradoja de que hay en amplios sectores sociales una creciente incredulidad en el funcionamiento ordinario de las instituciones y una desmesurada credulidad ante cualquier explicación conspiratoria. Esta situación pone de manifiesto la naturaleza paranoide de nuestras sociedades, escépticas frente a la normalidad institucional y dispuestas a creerse cosas más increíbles que el hecho de que las cosas funcionen correctamente.
En primer lugar, todo esto no sería posible si no se hubiera producido una perversión de los conceptos y del discurso político. La pretensión de los populistas de hablar en nombre del pueblo les incapacita para aceptar los procedimientos democráticos, establecidos precisamente para impedir que nadie —ni la mayoría triunfante ni la minoría derrotada— lo represente en su totalidad y para siempre. En una democracia, el pueblo es el soberano sí, pero plural, representado parcialmente por los agentes políticos, activo tanto en las mayorías que gobiernan como en las minorías que construyen las alternativas al Gobierno vigente.
En segundo lugar, habría que referirse a una impaciencia que obedece a la aceleración estructural de nuestras sociedades. Antes, con ritmos políticos más lentos, quien perdía unas elecciones sabía que gozaría de nuevas oportunidades en el futuro. Hoy, hemos tensado tanto nuestras demandas de éxito que partidos y electores apenas conceden nuevas oportunidades; al primer fracaso se declara agotado el liderazgo y se lo remplaza. Vivimos en una cultura de la urgencia, de la satisfacción inmediata y las recompensas en el corto plazo que está abreviando despiadadamente la vida política de los candidatos.
Una derivada de esta aceleración es considerar el mandato político como una especie de “última oportunidad” que ha de aprovechar quien gobierna y que debe impugnar quien está en la oposición. Esta prisa explicaría algunos errores de los que han ganado, que gobiernan como si no hubiera un mañana, y de una oposición que actúa confundiendo la construcción de una alternativa con la destrucción de la mayoría gobernante. Se instala así la sensación de que en un mandato electoral se puede hacer cualquier cosa, generando unas expectativas en quien gobierna tan exageradas como los temores de la oposición. Unos y otros parecen desconocer las limitaciones de la acción de gobernar en una sociedad compleja y con constricciones de diverso tipo.
El encarnizado combate político se desliza así con facilidad hacia la descalificación del otro como inelegible, no simplemente como una opción legítima pero peor. El peso de la prueba de la ilegitimidad debería estar en quienes acusan y no en quienes cumplen con la legalidad vigente y han configurado una mayoría suficiente. Por supuesto que puede haber decisiones del Gobierno que se sitúen fuera de la legitimidad constitucional, aunque para declararlo hay órganos competentes, no precisamente la oposición, a la que solo correspondería presentar la correspondiente denuncia. En nuestro caso concreto, creo que la cultura política comenzó a estropearse cuando, sin ningún reproche de los organismos encargados de la vigilancia constitucional, ciertos partidos o gobiernos fueron acusados de actuar al margen de la Constitución (a pesar de que la jurisprudencia del Tribunal Constitucional acogía en el marco del juego constitucional a partidos que se proponían objetivos políticos contrarios a la vigente Constitución, como la república o la independencia de alguno de sus territorios). El creciente uso del calificativo “constitucionalista” para restringir el radio de los actores legítimos y excluir a otros revela un uso grotesco de las categorías políticas. ¿Qué Constitución es esta que permitiría gobernar contra ella misma? O las críticas de la oposición son exageradas o la Constitución es muy mala y no merece ser defendida...
El primer deber de la oposición es conseguir que la opinión pública perciba como insólito al Gobierno y no le parezca insólito que la oposición pueda arreglar el supuesto desastre. La oposición forma parte del sistema y se neutralizaría a sí misma si pensara o actuara con una lógica similar a quienes actúan fuera de él. Esto tiene un efecto disciplinante para el modo de plantear la confrontación democrática. Una oposición que deslegitima al Gobierno sin ninguna moderación puede terminar careciendo de argumentos creíbles para rechazar las formas injustificables de hacerle frente (como la violencia) y, de paso, situarse fuera de la credibilidad política que necesita para volver a gobernar.
Daniel Innerarity, La oposición al asalto, El País 12/01/2023
Estoy leyendo al inmenso Gracián -que cada vez me parece más grande, más sutil y más agudo observador de la naturaleza de las cosas humanas- y no puedo dejar de pensar en la muchachada podemita. Dice Gracián: "Cuantos más tiernos sus hijos, se los traga Saturno con más facilidad".