I
"No sé a quién votar", me dice alguien que fue un importante político catalán. No le contesto nada. ¿Qué he de decirle yo? Creo que hay dos grandes motivos para cambiar de opinión sobre un tema político: que la expansión de tus conocimientos te abra nuevos horizontes o que su reducción te encierre en tus prejuicios.
II
Día de preparar conferencias: El Masnou, Xàtiva, Medina del Río Seco, Valladolid, Madrid. Y en el horizonte próximo, dos más en Pamplona. Disfruto con lo que estoy haciendo. No sé si alguna vez he sido más libre y, al mismo tiempo, he estado más ocupado. Sé que estoy vivo y esa certeza es muy gratificante.
III
Ayer me impresionó Guillermo Graíño en la Tatiana. Tengo que tratar más con los jóvenes filósofos. Viven en un mundo que no es el mío, pero el que me apetece visitar de vez en cuando. Se aprende mucho con las visitas.
IV
Mi nieto pequeño cumple 10 años. Asusta ver a qué velocidad crecen los nietos. Los hijos lo hacían a una velocidad humana, pero los nietos... Te das la vuelta y ya han crecido un palmo.
V
Ha cambiado Sant Jordi. Han desaparecido aquellas entrañables señoras que si te veían sin firmar, acudían a darte compañía.“¿Usted qué hace, escribe también?” “Igual es que no sabe explicarse.” “Lo que tiene que hacer es comprar un libro de esos que firman tanto y aprender”. "Si no le importa, me voy a estar un ratito con usted. ¿Es usted de aquí?”, etc.Confieso que lo he vivido.Mi primer Sant Jordi fue el del 92 y aquellos santos ángeles de la guardia no te abandonaban nunca.
Ayer, un golpe de viento dejó un plumón de paloma sobre el libro que no firmaba. Me dio un retorcijón melancólico.