Hasta ahora, por lo visto, nuestros alumnos eran incompetentes. Ahora los profesores trabajarán competencias y dentro de cuatro días ya serán competentes. ¿Se trata de ésto, verdad?
No estoy seguro...
En realidad no hay competencias, sino personas competentes, que son los referentes de quienes quieren incrementar sus destrezas. Pero nosotros queremos hacer a todos competentes enseñando competencias. Pobre Aristóteles, ¡si levantara la cabeza!
Cuando yo estudiaba magisterio, allá por los años setenta, me enseñaron la taxonomía de Bloom, que no es otra cosa que un despliegue de las dimensiones del saber. Saber una cosa, decía Bloom, es en primer lugar tener conocimientos sobre ella y, además, comprender esos conocimientos, estar en condiciones de aplicarlos, analizarlos y sintetizarlos y, por último, ser capaz de autoevaluar lo que sabemos. Ahora nos dicen que saber es saber aplicar, y punto, y a esta reducción tan notable del campo del conocimiento la llaman progreso pedagógico.
Una profesora intentaba hoy mismo en un diario digital explicar qué es una competencia. Según ella, saber comentar un texto no es saber la fecha en que fue escrito. Yo he pensado inmediatamente que si no sabemos cuándo fue escrito, no sabemos comentarlo. En un segundo ejemplo decía: "es más importante saber utilizar una norma ortográfica que saberla de memoria". Según este criterio, somos competentes cuando sabemos usar algo sin saber por qué, tal como -dicen- les ocurre a los poetas arrebatados por las musas. Claro que nunca se ha oído hablar de una musa de la ortografía y mucho me temo que, de existir, sería preciso ponerle un bozal. Por último esta profesora recurría al argumento (algún nombre hemos de darle) más de moda: "En el mundo que se acerca es mucho más importante saber buscar la información que tenerla almacenada en el cerebro, porque la información que ayer era válida mañana habrá sido actualizada y ya no servirá de nada (¿de qué me sirve hoy a mí saberme las capitales de Europa?)". Aquí ya me doy por vencido. Si lo que es valioso es buscar información sin conocimientos previos que nos permitan evaluar la relevancia de lo que encontramos y si saber las capitales de Europa es un lujo inútil, me rindo. Los pedagogistas han ganado. Pero me paso a la resistencia. ¿Alguien se apunta?