Antonio de Bellis,
La ridiculización de Cristo.
Circula por Facebook un chiste que asegura que "Cristo murió por tus vacaciones". Aceptemos que esto es lo que hay. Pero aceptémoslo de verdad, porque, a mi modo de ver, la única posibilidad que le queda al cristianismo en Europa, si quiere ser algo más que una expresión anecdótica de lo que una vez fue, es empaparse de nihilismo ambiental hasta el extremo de entender la necesidad de desembarazarse del mismo y afirmar lo serio.
Pienso en aquella idea de Schopenhauer según la cual la crucifixión de Cristo no está ahí solamente para recordarnos el sufrimiento universal y despertar nuestra compasión, sino, sobre todo, para recordarnos que ha llegado la hora de poner el punto final a nuestras esperanzas de un mundo mejor, a nuestras ilusiones sobre Dios, el futuro, la amistad... o el amor. La realidad, la única realidad, dice Schopenhauer, es ese hombre clavado en una cruz y abandonado por todos. En mi humilde opinión, hoy es imprescindible abrazar esta imagen con toda nuestra fuerza porque es este abrazo lo único que puede abrir el espacio que nuestro tiempo es capaz de crear para la epifanía de lo sagrado.
Espero que alguien me entienda.