Hay un cuento de Nathaniel Hawthorne que lleva como título el nombre mismo del protagonista, «Wakefield». Este hombre permaneció veinte años alejado de su mujer (al igual que el viajero griego) pero, en realidad, lo único que hizo fue irse a vivir de incógnito en un pisito que había alquilado dos calles más arriba. Se ve que un buen día salió de viaje y no volvió... Su mujer y todo el que lo conocía lo dieron por desaparecido, así que ella tuvo que resignarse a una soledad del todo ilusoria y a una falsa viudedad (Penélope?). Pero Wakefield rondaba por aquel barrio de Londres -su barrio- disfrazado con una peluca (no como un vagabundo, tal como sabemos de Ulises) y hasta tenía el valor de pasar frente a su viuda, sin decirle nada (Od. XIX). No ponía los pies en el umbral de casa. Así estuvo veinte años, hasta el día que volvió...
Copiado literalmente de AQUÍ, el blog de un gran helenista... y amigo.