Gracias a Jérôme Leroy, redactor jefe de cultura de Causeur, me hago con claves hermenéuticas de la máxima relevancia para entender tanto las minucias del presente como la sustancia de la antropología filosófica en general. Ahora mismo, por ejemplo, le acabo de leer que en el sacrosanto parlamento británico se registraron entre mayo de 2012 y julio de 2013 –según cifras suministradas por el mismo parlamento- cerca de 300.000 conexiones a webs pornográficas y que en los siete primeros meses de este año ya se han superado las 52.000 visitas virtuales a webs de relaciones extra-conyugales.
Leroy deduce de estos datos que el famoso «Please, no sex, we’re british» no hay que tomárselo al pie de la letra. Sin duda, pero visto que estamos hablando de cibersexo, se podría concluir también que los británicos votan con una sola mano. Quizás por eso a Cameron no le salieron las cuentas con lo de Siria. Sus muchachos andaban intentando encontrar acomodo circunstancial entre la izquierda, el centro y la derecha y se debieron de liar un poco.
Añádase este post a mi argumentario sobre lo difícil que se ha puesto hoy en día ser un gran hombre.
Si me permiten ustedes una grosería etnográfica, añadiré que quizás podría llegar a interpretarse el carácter de los diferentes países según lo que les guste a sus ciudadanos follar o joder.