"El mundo se divide en dos clases de personas: los que quieren ser felices y los que saben lo que quieren. Hay que saber dónde nos encontramos. Si sirve de ayuda, diría que solo uno de estos grupos lee libros de autoayuda. Es mucho más sensato enseñar a nuestros hijos a superar las frustraciones inevitables que hacerles creer en la posibilidad de un mundo sin frustraciones. Cada vez que oigo a un maestro defender que su trabajo no es transmitir conocimientos, sino hacer felices a sus alumnos, me compadezco de estos. Tienen muchas posibilidades de que al salir de la escuela sean infelices e incultos."