Me reúno con una importante institución que organiza cursos para profesores. Me hablan de sus proyectos y de las cosas que hacen y quieren hacer, pero yo, por incordiar, me intereso por las cosas que no se atreven a hacer. - ¿Qué quieres decir? -me preguntan.- No me refiero a las cosas que no tenéis dinero para hacer, sino a las cosas que veis que no tienen interés para el profesorado.Las tres personas que tengo delante se miran entre sí.- ¿Qué cursos, por ejemplo, si los ofreciéráis al profesorado, correríais el riesgo de que sólo vinieran cuatro gatos? ¿Qué temas son de fracaso asegurado?- Cualquier cosa relacionada con las competencias -me dice uno y los otros dos asienten inmediatamente.
Conclusión: el día que nos atrevamos a escuchar al profesorado, comenzaremos a entender lo que nos pasa y el día que comencemos a entender lo que nos pasa, estaremos en condiciones de mejorar.