Intel + educación + innovación: un discurso que ha venido para quedarse
La educación es un sector con gran capacidad de consumo. Dicho de otra manera, más cruda: la escuela es también un cliente potencial, un sector de negocios. Y lo será cada vez más. Nos solemos quejar de los intereses comerciales de las editoriales. Los tienen y es legítimo que los tengan. Por eso debemos comparar sus productos y elegir de acuerdo con nuestros criterios y no con los suyos, que, por otra parte, conocemos bien, pero apenas he leído comentarios críticos (analíticos) sobre los intereses comerciales de las grandes multinacionales tecnológicas.
No soy partidario de las jeremiadas anticapitalistas y no me parece mal que las grandes internacionales compitan entre sí por ofrecer productos innovadores a la escuela, especialmente si su competencia es real. Su función es esa: descubrir nuevos caladeros comerciales y explotarlos con la intención de obtener el máximo beneficio para sus accionistas. Pero debería llamarnos la atención que para estimular el consumo, esas compañías se hayan dotado de importantes y muy potentes departamentos pedagógicos con la misión de ir elaborando la doctrina más favorable a sus intereses. Cada vez que vean ustedes una fotografía con el pie "así serán las aulas del futuro", busquen las marcas comerciales de los productos que aparece y cada vez que vayan a un encuentro pedagógico, miren quién lo subvenciona.
Insisto: es lógico que las grandes multinacionales tecnológicas fomenten sus intereses comerciales. Lo que ya no es tan lógico es que además de comprar sus productos, compremos acríticamente sus discursos.