He salido a eso de las 4 a dar un largo paseo por la playa, con la intención de llegar hasta Vilassar de Mar. A la ida he ido escuchando las Escenas románticas de Granados. Ayer me enteré de que su mujer le prohibió interpretar esta obra porque el músico la vivía con tanta pasión que la acababa somatizando. Me gusta Granados pero digamos que no me he sentido muy excitado por su romanticismo.
A la vuelta he cambiado las Escenas románticas de Granados por el Concierto para la mano izquierda de Ravel y a éste no hay manera de no somatizarlo. Hasta el cielo se ha puesto a la altura de su música.