Hans Magnus Enzensberger describe en Tumulto el encuentro de un grupo de intelectuales europeos con Jruschov a mediados de agosto de 1963. Subrayo estas palabras:
"Sartre no asume ningún riesgo, se mantiene a la expectativa, por no decir manso como un cordero, una actitud que contrasta por completo con la que adopta en Francia, donde de buen grado ofrece ante el poder pruebas de valentía exentas de riesgo."
Más adelante subrayo estas otras, que describen el viaje en barco de un grupo de intelectuales por el Támesis:
"Alguien preguntó dónde se había metido el invitado de honor. Después de que lo buscaran largamente, lo encontraron en un rincón oscuro de la popa, con la radio pegada en la oreja. Esperaba un mensaje de Estocolmo. El mensaje llegó, pero no iba dirigido a él, sino a Miguel Ángel Asturias... Esto tenía que ofender a cualquier chileno... Todos hicieron lo posible por consolar al poeta, pero al final hubo que llamar a un médico de urgencias para que lo atendiera, se había desmayado."