Aunque no fuera más que por lo de "dientes ahelgados" merecería todo mi respeto:
Me maravilla el patio de vecinos de las llamadas redes sociales. Es, en muchas ocasiones, la exhibición barroca de los que tienen los esfínteres blandos, la mirada torva y los dientes ahelgados. Es, en parte, el monumento a la irascibilidad, y un homenaje a la verborragia caballuna. O sea, es la leche. Propongo que el lema de las redes sociales sea este: «Si podemos despellejarnos ¿para qué vamos a razonar?». O, tal vez, podría tener como leyenda el famoso «Lejos de nosotros la funesta manía de pensar» que lució en su frontispicio la Universidad de Cervera en tiempos de antañazo. Porque razonar es visto como una complicación; en cambio cagarse en los muertos del vecino simplifica las cosas.
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