Cuando pasamos de las imágenes a las palabras lo que nos encontramos es la letanía de la vulgata innovadora:
- Estimulación precoz ("precoz temprana", dicen en un centro).
- Inteligencias múltiples.
- Trabajo cooperativo.
- Trabajo por proyectos.
- Competencias para el siglo XXI.
- Inteligencia emocional.
Es decir, que hoy una escuela innovadora, si hacemos caso a lo que dicen, es una escuela como cualquier otra. La ortodoxia se ha impuesto publicitariamente.
Sin embargo, los centros con buenos resultados en selectividad se encargan de subrayarlos, como si dijeran: "todo lo anterior está muy bien, pero no se preocupe, porque le garantizamos que su hijo no tendrá problemas para acceder a la universidad".
La directora de un importante centro escolar catalán me confesaba en una cena lo siguiente: "Cuando llegan las matrículas, me preocupo por saber cuáles son las palabras pedagógicas de moda y las coloco estratégicamente por los folletos que repartimos. Pero como sé que los padres no quieren exactamente lo que piden, lo que me interesa es la opinión de los profesores de la universidad sobre la formación de nuestros alumnos."
Realmente la racionalidad pedagógica es sui generis.