Sábado Santo, San Nihilismo.
El sepulcro ha sido cerrado. El sagrario está abierto y vacío.
Dios ha muerto sin necesidad de esperar a que llegara Nietzsche a certificarlo.
El silencio es real. Este sábado sólo es santo para quien se atreva transitar por esta realidad.
No se trata de un silencio elegido para facilitar la meditación, sino de un silencio impuesto, desolador. Es el desierto del alma.
Las últimas palabras de Jesús resuenan en nuestros oídos: "¿Por qué me has abandonado?"
"Consummatum est".
No hay luz ninguna. Lo que resplandece es la oscuridad: "Fulget crucis mysterium."
Este sábado la fe se queda sin fundamento.
"Y ninguno le dijo una palabra, porque veían que el dolor era muy grande" (Job. 2, 13).
No es el de hoy un reposo sabático, sino la constatación de que ni la duda ni, incluso, la negación son ajenas al cristianismo.
"¿Por qué me has abandonado?"
Luego, ha sido abandonado.
Luego, hemos sido abandonados.