Acabo de leer
El sentido humanista del socialismo, de Fernando de los Ríos (1926), una de esos libros que tenía que haber leído.
Tenía yo a don Fernando por ahí, por algún lugar desubicado de la trastienda de mis piadosas intenciones lectoras, hasta que hace unos años me condujo hasta él doña Caridad Mercader.
Don Fernando era en 1937 el embajador de la República Española en los Estados Unidos y doña Caridad fue a incordiarlo, con más ímpetu revolucionario que sentido común. Conocí así a un hombre que no acababa de entender cómo el mundo se le ponía tan cuesta arriba a la razón y para el cual el frente diplomático era para España tan importante como el militar. En los dos iba perdiendo y esto tampoco llegaba a comprenderlo.
A partir de entonces este libro se empeño en acuciarme. Sin haberlo leído, intuía que en él estaba todo lo que anunciaba Victor Serge en los años 40 con un tono profético. Tras haberlo leído creo poder concluir que don Fernando de los Ríos es más clarividente y riguroso que Serge y, sin duda, elabora con mucha mayor precisión conceptual qué quiere decir eso de "socialismo humanista".
Me han interesado muchas cosas del libro. Hay páginas que he dejado bien subrayadas y con abundantes notas al margen porque me parecen proféticas. Su crítica a Marx es contundente y su defensa de lo que después se ha llamado meritocracia la incorporo, punto por punto, a mi propia defensa de este principio republicano.
"El comunismo no es un humanismo", decía Althusser y fuimos a leer al francés olvidándonos del rondeño. Mi generación no tiene perdón de Dios.
Tras la derrota republicana, Fernando de los Ríos fue contratado como profesor por la New School for Social Research de Nueva York, donde coincidió, entre otros, con Leo Strauss.