Cuenta Domingo Cirici Ventalló en sus Sátiras políticas (1916) que el gobernador de una provincia con playa y casino fue a Madrid a negociar un asunto con el ministro de Hacienda.
- Buen verano pasará usted; en cambio, yo tengo que permanecer aquí atado por mis obligaciones de gobierno... -dijo el ministro.- Si algo se le ofrece a usted -cometió la imprudencia de preguntar el gobernador.
El ministro tras meditarlo un poco, sacó de su cartera un billete de mil pesetas -¡de mil pesetas de las de principios del siglo XX!-, las puso en manos del gobernador, y añadió con la mayor tranquilidad:- Hombre, voy a ocasionarle una pequeña molestia. Yo tengo una debilidad por la ruleta, y, además, me hacen mucha falta 7.000 duros. Cuando tenga un momento, envie al Casino una persona de su confianza con el encargo de que juegue este billete de pleno al número 15. Es una obsesión, pero yo estoy seguro de que saldrá el número 15. Inmediatamente me hace usted girar el dinero, y no dude de mi reconocimiento...- Tendré verdadero gusto en cumplir su encargo -contestó el gobernador, algo perplejo.- ¡Oh! Ya sé que es usted muy amable, y tengo la seguridad de que saldrá el número 15 -replicó el ministro mientras acompañaba al gobernador hasta la puerta de su despacho oficial.
Tres días después, el ministro de Hacienda recibió una carta del gobernador con un cheque de 7.000 duros.- Ha sido usted muy afortunado; salió el número 15.
Tres cosas más del libro de Cirici:
1. El automóvil del Conde de Romanones atropelló y mató a un peatón en el Paseo de Recoletos. Cuentan que Romanones mandó detener a su chófer diciendo: "Que se haga justicia como si yo no fuese yo"
2. "No acepto vuestros aplausos. Aplazadlos hasta que me haga digno de ellos, ofreciendo el sacrificio de lo único que poseo, mi pobre vida, en el ara santa de la barricada" (Lerroux, 1900)
3. Respecto al atropello: Se creó una comisión de investigación que decidió indemnizar al conde por los desperfectos que el atropellado ocasionó en su coche.