Le agradezco muy sinceramente la invitación, pero antes de aceptarla creo que es mi deber comentarles alguna cosa sobre mis convicciones pedagógicas.
1. Yo no sólo no me considero innovador sino que entiendo la novolatría como un síntoma de la decadencia del discurso pedagógico.
2. Lo bueno me interesa mucho más que lo nuevo.
3. No creo que las tecnologías (nuevas o viejas) sean otra cosa que prótesis antropológicas que amplifican, para bien o para mal, lo que cada uno ya es.
4. No me interesa tanto adivinar cuál será el mundo del futuro como comprender qué cambios se han dado ya en el presente para que nos obsesione el futuro.
5. Soy un defensor firme -cada vez más firme- del peso del conocimiento en la formación de una persona.
6. Me interesan las evidencias pedagógicas que soportan las propuestas educativas. Desconfío mucho de las buenas intenciones no soportadas en evidencias sólidas.
7. Tiendo a desconectar cuando oigo hablar de neurodidáctica, de educación emocional o de cambio de paradigma educativo.
8. Creo que el discurso sobre las llamadas “competencias del siglo XXI” es un timo intelectual.
Si, conociendo lo anterior aún siguen pensando que mi intervención en su “programa” puede ser de algún interés, con mucho gusto hablaría del error como ocasión de aprendizaje.
Con toda cordialidad
Gregorio Luri
Informaré de la respuesta (si hay).