En el Subjetivo
El ayuntamiento de Barcelona quiere que hablemos bien. No gramaticalmente bien, cosa que sería loable, sino políticamente bien, y eso es alarmante. Como, al menos por ahora, no puede poner policía lingüística por la calle, exige el lenguaje políticamente correcto a las empresas que pretendan trabajar para el municipio. Una de las palabras que estas empresas no deben utilizar, so pena de no firmar un contrato, es "abuelo". Y eso me ha dolido. El Ayuntamiento de Barcelona nos dice que no hay que utilizar la palabra "abuelo" más que con las personas que han tenido nietos. Cuando no es el caso, hay que hablar de "personas mayores".
Hay aquí dos cosas que me llaman la atención. Primero, que, por lo visto, habrá que preguntar a una persona de edad si tiene o no nietos para saber cómo referirse con propiedad a ella y, segundo, que se da por supuesto que eso de ser abuelo tiene algo de denigrante. Vaya, que es preferible ser una persona mayor que un abuelo.
Como en mi caso lo de ser abuelo es una de los mejores cosas que me han pasado en la vida y, además, fui abuelo antes de considerarme "mayor", me declaro en rebeldía frente al ayuntamiento barcelonés.
Soy abuelo. Y estoy decidido a seguir siéndolo mucho tiempo. Es un título que llevo con el mayor orgullo. De hecho, mis nietos son el bálsamo que cura las heridas de la edad.
Además quiero ser un abuelo políticamente incorrecto. Ayer mismo, comiendo, les conté a mis nietos la increíble historia del Emperador Kalil-Kan Rasundranirta, a quien le faltaban la mano derecha, el pie izquierdo y las dos orejas y, visto que el Ayuntamiento de Barcelona tampoco quiere que se usen las palabras "negro" o "inmigrante, me he decidido a dar forma a otra historia que estará protagonizada por Pocopán el Negro y Muerdesuelas el Inmigrante.
Añado aquí la dosis de humor diaria:
← Buenos días 2
Buenos días. 3. Va de temperat... →