I Viajo dentro de un rato a Madrid, donde pasaré la tarde hablando de educación. A pesar de que Madrid no es el lugar con el que uno sueña estar en julio, me siento siempre muy cómodo allí. No parece que haya nadie dispuesto a imponer una ortodoxia educativa. Eso hace posible la coexistencia de una pluralidad de modelos y, por lo tanto, la comparación entre ellos.
IIEscribiendo el artículo de esta semana para El Subjetivo me doy cuenta que hace 10 años compartimos mesa y tertulia educativa Mercé Beltran, Carol Biosca, Salvador Cardús, Jordi Casabella, Marga Gallifa, Francisco Longo, Ferran Mascarell, Irene Rigau, Jordi Sánchez, Josep Maria Sanclimens, Mariona Trabal, Xavier Vidal, Josep Villalonga, Ernest Maragall y un servidor de ustedes. Siento la aceleración del tiempo. Hemos corrido mucho para llegar exhaustos a ninguna parte y, posiblemente, ya no es posible volver a sentar a los mismos en la misma mesa.