Marc Aureli |
En definitiva, en el seno de las más fulgurantes campañas ha de abrirse un espacio para el cuidado de uno mismo, para el pensamiento reflexivo, meditativo, para la palabra, para la escritura. Y ese privilegio, no siempre al alcance de todos, nos dota, como Séneca señala, “de armas y de valor para batirnos en la vida”.
Bien es cierto que Marco Aurelio escribió las notas que hoy tanto celebramos en el desarrollo de sus operaciones, pero no es difícil presuponer que no cuantos se encontraban inmersos en ellas disponían, por diversas razones, de esa posibilidad. Eso no les resta contundencia a sus Pensamientos, propuestos precisamente en un período de gran ocupación en asuntos militares y de Estado. Y a pesar de encontrarse tan marcados por su peripecia personal, no se ofrecen como una íntima presentación de sus sentimientos cotidianos. Y aún siendo “Cosas para sí mismo” (Ta eis heautón), lo interesante es que nos alcanzan a todos como seres humanos. La más personal inquietud por ser agradable, sociable, por afrontar un tiempo de vida, por enseñar a vérselas con la muerte, con la necesidad de no obsesionarse sólo con las cosas propias y de abrirse a los asuntos ajenos, es el ámbito de una consideración del bien, de la sabiduría y de la prudencia.
Ángel Gabilondo, Distinguirse, El salto del Ángel, 08/02/2012
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