El matemático y filósofo francés Gilles Châtelet solía citar la frase de Hegel según la cual la filosofía es una guerra, añadiendo que se trataba de una guerra contra la estupidez (guerre contre la bêtise). La estupidez puede ser considerada como rasgo innato de una parte más o menos grande de la humanidad o como calamidad contingente, cuyas causas habrían de ser buscadas, a fin de hallar los medios de su abolición.
Pasa de entrada por la cabeza atribuir la estulticia a la ausencia de educación o más bien a la mala educación, pues ningún ser que meramente hable carece de educación, aunque. Y ciertamente hay que buscar por esa vía, pues la educación ordinaria es una caricatura de lo que los griegos denominaban con el término paideia. Una educación que en lugar de vivificar nuestras facultades de conocimiento o simbolización las coarta o las canaliza hacia objetivos fútiles, cuando no potencialmente embrutecedores, obviamente está contribuyendo a " huir de los verdaderos problemas, y hacer propias las falsas querellas".
Pero la mera referencia a la educación no satisface, pues obviamente surge la pregunta de las razones por las que la causa de una educación cabal ha perdido la partida. Un escéptico radical, es decir un nihilista respecto a la condición humana, tendría la respuesta en los labios: el hombre respondería casi por instinto a la máxima "si quieres ser feliz como me dices, no analices muchacho no analices". Considerando que la vida esencialmente es una calamidad, la evitación de la lucidez respecto a ella constituiría una pulsión inherente a nuestra especie. Pues bien:
Carlos Marx busca la causa de la estulticia en un rasgo perfectamente contingente del orden social (pues no es inherente a la sociedad humana sino a una modalidad de la misma) y sin embargo hoy predicado casi omniaplicable, a saber, el mecanismo de relación con el mundo determinado por la propiedad privada:
"La propiedad privada nos ha hecho tan estúpidos y unilaterales que un objeto sólo es nuestro cuando lo tenemos, cuando existe para nosotros como capital o cuando es inmediatamente poseído, comido, bebido, vestido, habitado, en resumen, utilizado por nosotros. Aunque la propiedad privada concibe, a su vez, todas esas realizaciones inmediatas de la posesión sólo como medios de vida y la vida a la que sirven como medios es la vida de la propiedad, el trabajo y la capitalización".
Karl Marx, Manuscritos del 44 (Tercer Masnuscrito. Propiedad privada y comunismo)Víctor Gómez Pin, Guerra contra la estulticia, El Boomeran(g), 02/05/2013