by Eduardo Chillida |
Una verdadera filosofía tiene su reto principal en la correcta elección de un punto de apoyo sobre el cual quiere hacer girar el universo de las ideas. Éste debe comparecer desde el comienzo mismo de la exposición. De hecho la exposición consiste en el paulatino esclarecimiento del dato que se elige como apoyatura de todo el razonamiento que a partir de él se genera. De ahí el carácter comprometido y sumamente delicado de todo comienzo filosófico. Una filosofía debe saber acertar en la determinación de lo que constituye su comienzo: el inicio mismo de su ordenada exposición.
El comienzo en filosofía constituye, de por sí, un problema de primera magnitud, quizás el más serio y acuciante que una filosofía tiene que resolver. ¿Por dónde comenzar? (…)
En la filosofía moderna este problema del comienzo se hace acuciante, hasta el punto de que la modernidad en filosofía viene dada precisamente por la tematización cumplida de esta cuestión del comienzo. Desde Descartes a Hegel, de éste al Heidegger de Ser y tiempo, o al Wittgestein del Tractatus, este problema aparece decisivo; y como cuestión de primera magnitud. Depende de la elección de dicho dato que una filosofía se acredite como tal. Depende de la capacidad de tematización del correcto dato del comienzo el que una filosofía se acredite como tal. Depende de la capacidad de tematización del correcto dato del comienzo el que una filosofía revele su condición permanentemente moderna. (pàgs. 31-32)
Eugenio Trías, La razón fronteriza, Círculo de lectores, Barna 1999