En términos más generales, subestimamos la proporción de azar en casi todo, algo que tal vez no merezca que se escriba un libro al respecto, excepto cuando es el especialista el más tonto de los tontos. Algo que resulta perturbador es que la ciencia sólo ha sido capaz de analizar el azar recientemente (el crecimiento de información disponible sólo se ha visto superado por el crecimiento del ruido). La teoría sobre la probabilidad es una recién llegada a las matemáticas; la probabilidad aplicada a la práctica es una disciplina casi inexistente. Además, parece que tenemos pruebas de que lo que se llama “valor” viene de una subestimación de la parte que desempeña el azar en las cosas, más que de la capacidad más noble de dar la cara por determinada creencia. En mi propia experiencia (y en la literatura científica), los agentes económicos que “asumen riesgos” son más bien las víctimas de ilusiones (que llevan a un exceso de optimismo y de confianza porque subestiman los posibles resultados adversos) y no lo contrario. Su “aceptación de los riesgos” suele ser una estupidez aleatoria.
(…) Hay un mundo en el que creo que la costumbre de confundir la suerte por las habilidades es muy predominante, y muy llamativa, y es el mundo de los mercados. Por suerte o por desgracia, es el mundo en el que he trabajado la mayor parte de mi vida adulta. Es lo mejor que conozco. Además, la vida económica presenta el mejor laboratorio (y el más entretenido) para comprender estas diferencias. Porque es el campo de la actividad humana donde hay mayor confusión y donde sus efectos son más perniciosos. Por ejemplo, solemos tener la errónea impresión de que una estrategia es una excelente estrategia, o que un empresario es una persona dotada con una “visión”, o que un operador es un operador con mucho talento, sólo para darnos cuenta en el 99,9% de las ocasiones que su rendimiento anterior es atribuible a la suerte, y sólo a la suerte. Pregunte a un inversor de éxito que explique las razones de su éxito; ofrecerá una profunda y convincente interpretación de los resultados. Con frecuencia, estas ilusiones son intencionadas y merecen ser descritas como “charlatanería”.
Observe las columnas de la izquierda y de la derecha en la Tabla P.1.
TABLA P.1. Tabla de confusiones.Presentación de las principales distinciones. | |
GENERAL | |
Suerte | Habilidad |
Azar | Determinismo |
Probabilidad | Certeza |
Creencia, conjetura | Conocimiento, certidumbre |
Teoría | Realidad |
Anécdota, coincidencia | Causalidad, ley |
Previsión | Profecía |
RENDIMIENTO DEL MERCADO | |
Idiota con suerte | Inversor habilidoso |
Sesgo de la supervivencia | Rendimiento superior al del mercado |
FINANZAS | |
Volatilidad | Rendimiento (o desviación) |
Variable estocástica | Variable determinista |
FÍSICA E INGENIERÍA | |
Ruido | Señal |
CRÍTICA LITERARIA | |
Nada (los críticos literarios no parecen tener un nombre para las cosas que no comprenden) | Símbolo |
FILOSOFÍA DE LA CIENCIA | |
Probabilidad epistémica | Probabilidad física |
Inducción | Deducción |
Proposición sintética | Proposición analítica |
FILOSOFÍA GENERAL | |
Contingente | Cierto |
Contingente | Necesario (en el sentido de Kripke) |
Contingente | Verdadero en todos los mundos posibles |
La mejor manera de resumir mi pensamiento es que trata situaciones (muchas tragicómicas) donde se confunde la columna de la izquierda con la columna de la derecha. (…)
Si hay una causa de esta confusión entre el lado izquierdo y el lado derecho de nuestra tabla, es nuestra incapacidad de pensar de forma crítica: puede que disfrutemos presentando conjeturas como verdades. Es nuestra naturaleza. Nuestra mente no está equipada con la maquinaria adecuada para tratar con probabilidades, esta dolencia incluso afecta al experto y, a veces sólo al experto.
Nassim Nicholas Taleb, ¿Existe la suerte? Las trampas del azar, Booket, Barna 2009