Aristòtil |
¿Qué es lo propiamente político?
En primer lugar, el gobierno político se refiere a seres libres. Se excluye pues de la condición de ciudadano toda situación de esclavitud.
En segundo lugar, lo político hace referencia a la igualdad, a seres iguales.
En tercer lugar, la relación política no es instrumental, como sí lo es la despótica, la que se da entre seres de distinta naturaleza, entre amo y esclavo, alma y cuerpo. Entre seres iguales, que poseen lógos la relación sólo puede ser la propia a esa condición, la que une un lógos a otro, dialógica o comunicativa.
En cuarto lugar, y unido indisolublemente a las dos características anteriores, en el gobierno político se alternan las funciones de gobernante y gobernado, como corresponde a seres libres e iguales. El mando no está siempre en las mismas manos, y todo ciudadano debe saber obedecer la ley y también establecerla.
En quinto lugar, política y justicia van de consuno. Recordemos la íntima vinculación más arriba apuntada entre la propiedad distintiva del ser humano, la posesión de la palabra, de lógos, el sentido de lo justo y la pólis. Además, como también ha quedado registrado, entre se-res iguales debe mediar la referencia a la ley. En una relación que ya no es de per-tenencia ha de buscarse la justicia, pues con respecto a lo que es de uno no se pue-de cometer injusticia. Como acabamos de ver, así como de los ciudadanos es carac-terística esencial deliberar y juzgar, la justicia, nos dice Aristóteles «es cosa de la ciudad» (1253a, 37).
En sexto lugar, es consustancial a lo político que el gobierno no sea a conveniencia de un elemento particular, esté encarnado éste en un sólo hombre o en algunos.
En séptimo lugar, la unidad que intenta la política no excluye la pluralidad. No busca la configuración de una comunidad que se comporte como una familia, o como un solo individuo. Busca, efectivamente, concordia y amistad, pero no sin diferencias, multiplicidades.
Por último, política va unido a excelencia, a virtud como corresponde a una comunidad superior, que no busca el simple vivir, la satisfacción de las necesidades vitales, sino un vivir bien, la felicidad, «una vida perfecta»(1281a, 34). La comunidad política no es, como antes se-ñalamos, una mera alianza para evitar daños, aspira a lo mejor.
Jorge Álvarez Yagüez, La categoría de política. Aclaraciones desde la perspectiva de un clásico republicano, Isegoría nº 39, julio-diciembre 2008, pàgs. 311-333