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En el alt-right hay quienes se definen a sí mismos como nacionalistas blancos, supremacistas arios, fundamentalistas anglos, nativistas, libertarios, neonazis y simples racistas. Pero el término que se ha puesto de moda es neorreaccionarios, quienes se caracterizan por querer cerrar fronteras, expulsar inmigrantes, rechazar refugiados, odiar el feminismo y negar los derechos de la comunidad lgbt. Los neorreaccionarios son entusiastas de las estructuras sociales rígidas y del orden cívico, a diferencia de los libertarios que son principalmente individualistas, aunque también creen en reducir la participación del gobierno. Son herederos de los llamados paleoconservadores, que a diferencia de los neoconservadores tienen un discurso nacionalista y religioso, antiinmigración, aislacionista y antiguerras extranjeras. Para ellos, el gobierno no debe entrometerse en los asuntos de los ciudadanos, odian el paternalismo del Estado y cualquier noción de seguridad social, están en contra de las regulaciones ambientales y laborales, así como de la defensa de los derechos humanos y los impuestos; en cambio están a favor del libre mercado y del derecho absoluto a tener y portar todo tipo de armas. Entre sus fantasías está eliminar a las universidades del Ivy League, a Hollywood, al New York Times y a todas las instituciones liberales que ven como fuentes de elitismo corruptor. Paradójicamente, el hecho de que Trump sea un multimillonario arribista de Queens que estudió en Wharton no parece molestarles.
Naief Yehya,
La extrema derecha digital y el ocaso de la Ilustración. Derechas para un imperio, Letras Libres 16/05/2017
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