El privilegio más conspicuo que necesita ser analizado y defendido probablemente sea el tenure o titularidad académica. Si preguntas por la calle qué es la libertad académica, algunos dirán: eso significa que los profesores tienen un puesto de trabajo de por vida y no corren el peligro de ser despedidos. En un mundo de constante inseguridad económica, semejantes prebendas de las que disfrutan unos pocos parecen difíciles de justificar.
Y sin embargo, esta forma prácticamente única de seguridad laboral tiene una justificación, profunda y difícil de rebatir. La titularidad vitalicia protege el derecho a realizar investigaciones impopulares y a adoptar posiciones impopulares. Junto a la libertad de prensa y la independencia del poder judicial, este es uno de los baluartes de las sociedades libres un contrapeso a las mayorías.
Michael Ignatieff, La libertad académica bajo amenaza, El País 20/0672017 [internacional.elpais.com]