La atención es la ventana a través de la cual el cerebro se asoma al mundo que le rodea. Cuando el niño nace, apenas es capaz de dirigir su interés hacia el mundo exterior. Inicialmente sólo presta atención a sus propias sensaciones l
lorando cuando tiene hambre, sueño, frío o se siente solo. Poco a poco
comienza a fijarla en el pezón de la madre que destaca como una forma más oscura en el horizonte. A partir de ahí comienza un largo viaje
en el que el niño va aprendiendo que atender ciertos estímulos conlleva una serie de beneficios.
Álvaro Bilbao,
Quítale el móvil al niño, El País 25/06/2017
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