Las criaturas hablan porque alguien les habló, comunicándoles hechos, acciones o deseos, dando así sentido al entorno vivido. Porque alguien modeló la forma de expresar. Pero también, y no deberíamos olvidarlo, porque alguien atendió lo que querían decir las propias criaturas, porque alguien las escuchó, y porque actuó, además, en consecuencia. Que esa comunicación se llegue a desarrollar a través de palabras, por parte de la criatura en desarrollo, tiene mucho que ver con la cualidad de la interacción vivida.
Ramon Almirall, ¿Cómo aprenden a hablar los niños?, La Vanguardia 14/09/2017
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